Salario m¨ªnimo: el enemigo del empleo
Pornuestro colaboradorAlex Prats (@alexpratstweets).
¡°En tiempos de retroceso de la econom¨ªa, el salario m¨ªnimo se puede volver un enemigo del empleo¡±. Esta es la conclusi¨®n que defendi¨® la semana pasada Augusto de la Torre, economista jefe del Banco Mundial para Am¨¦rica Latina, en la presentaci¨®n del informe ¡®Empleos, salarios y la desaceleraci¨®n en Am¨¦rica Latina¡¯.
Seg¨²n un art¨ªculo publicado por El Pa¨ªs, de la Torre lo explic¨® as¨ª:
En el mundo moderno el salario m¨ªnimo debe garantizar una vida razonablemente humana (sic). Pero conviene evitar los apasionamientos y mirar a lo que importa, que es la calidad de empleo ¡ Puede ocurrir una cosa que no esper¨¢bamos. Quer¨ªamos proteger al trabajador para que tuviera una vida decente, se nos fue la mano por cuestiones pol¨ªticas y, en tiempos de retroceso de la econom¨ªa, ese salario m¨ªnimo se vuelve enemigo para el empleo.
En el mundo moderno el salario m¨ªnimo debe garantizar una vida razonablemente humana (sic). Pero conviene evitar los apasionamientos y mirar a lo que importa, que es la calidad de empleo ¡ Puede ocurrir una cosa que no esper¨¢bamos. Quer¨ªamos proteger al trabajador para que tuviera una vida decente, se nos fue la mano por cuestiones pol¨ªticas y, en tiempos de retroceso de la econom¨ªa, ese salario m¨ªnimo se vuelve enemigo para el empleo.
Atendiendo a las leyes b¨¢sicas del mercado, cuando aumenta el precio de un bien o servicio se reduce su demanda. Por tanto, aumentar el salario m¨ªnimo podr¨ªa provocar una reducci¨®n de la demanda de trabajo por parte de las empresas y aumentar, en consecuencia, el desempleo. No obstante, utilizar este argumento para rebatir el aumento del salario m¨ªnimo es excesivamente simplista.
En efecto, si bien el aumento del salario m¨ªnimo implica inicialmente un aumento de los costos de la empresa, ¨¦stos se pueden ver compensados con la disminuci¨®n de la rotaci¨®n laboral, el aumento de la productividad y la mejora del servicio ofrecido a los clientes y su fidelizaci¨®n. Esto es precisamente lo que demuestra esta investigaci¨®n de Berkeley University sobre el impacto del aumento del salario m¨ªnimo en el sector de la restauraci¨®n.
Otro argumento t¨ªpico en contra del aumento del salario m¨ªnimo es el riesgo de que la empresa traslade al consumidor el impacto del mismo a trav¨¦s de una subida de los precios. Sin embargo, este estudio muestra otro caso donde la subida del salario m¨ªnimo en el sector de fast-food no comport¨® ni un aumento del desempleo ni de los precios.
Por otro lado, mucho se ha hablado durante la crisis sobre c¨®mo la reducci¨®n de salarios ha contribuido a la reducci¨®n del poder adquisitivo y la demanda, deteriorando de ese modo las perspectivas de beneficios empresariales y de crecimiento econ¨®mico, y creando por tanto un entorno desfavorable a la creaci¨®n de empleo. El premio Nobel Joseph Stiglitz ha utilizado este argumento hasta la saciedad en los ¨²ltimos a?os, a menudo con referencias expl¨ªcitas al caso de Espa?a.
El mundo real no es un laboratorio, es din¨¢mico, escurridizo. En cuestiones econ¨®micas, por tanto, es dif¨ªcil establecer una conclusi¨®n ¨²nica que sea v¨¢lida para todos los contextos. Pero s¨ª se puede afirmar una cosa con certeza: los cambios en el salario m¨ªnimo tienen un impacto directo en las personas m¨¢s vulnerables, por lo que establecerlo cuando no existe, o subirlo, permite mejorar las condiciones de vida de los que m¨¢s lo necesitan.
Esta certeza no es balad¨ª. En Espa?a, por ejemplo, el umbral de pobreza para un hogar unipersonal se sit¨²a en 7.961 euros anuales, mientras que el salario m¨ªnimo actual es de 9.080 euros. Conclusi¨®n: ni tan s¨®lo trabajando puede una persona hoy en d¨ªa escapar del riesgo de pobreza. M¨¢s de un tercio de las personas activas en Espa?a son sescientoseuristas.
Precisamente porque la econom¨ªa puede ser resbaladiza, las propuestas econ¨®micas se revisten a menudo de ideolog¨ªa y acaban atendiendo m¨¢s a intereses pol¨ªticos que a la evidencia. En este sentido, la fijaci¨®n que algunos tienen por proponer soluciones que perjudican a los que menos tienen resulta indecente. Como ya denunciamos en ¡®Brechas salariales obscenas¡¯, no es precisamente el salario m¨ªnimo lo que se nos ha ido de las manos, Sr. de la Torre. Y, si hay presiones pol¨ªticas, estas no proceden precisamente de los sindicatos, que en paz descansen.
A uno le gustar¨ªa que, en lugar de promover la reducci¨®n del salario m¨ªnimo en tiempos de crisis, el Banco Mundial, en su empe?o por favorecer el crecimiento econ¨®mico y promover el desarrollo, hablara mucho m¨¢s, por ejemplo, de la necesidad de combatir el fraude fiscal. O de poner fin a los flujos il¨ªcitos de capitales, hemorragia financiera cuyas consecuencias padecemos todos.
Seg¨²n el Sindicato de T¨¦cnicos del Ministerio de Hacienda, el fraude fiscal en Espa?a se sit¨²a en torno a 60.000 millones de euros. De esta cantidad, se estima que alrededor del 70% (42.000 millones) corresponde a fraude por parte de empresas. Si este dinero se invirtiera en mejorar la educaci¨®n, la sanidad o las infraestructuras, ?no estar¨ªamos contribuyendo de forma inequ¨ªvoca a la mejora de nuestra productividad, la inversi¨®n, la creaci¨®n de empleo y el desarrollo econ¨®mico, al mismo tiempo que promovemos los derechos humanos, en vez de restringirlos?
Tengamos la decencia y el coraje de proponer soluciones justas, aunque ¨¦stas no gusten a los que m¨¢s tienen.
Y una ¨²ltima reflexi¨®n. La cuesti¨®n del fomento de la competitividad empresarial y la maximizaci¨®n cortoplacista de los beneficios se han situado hoy por encima de todo. Por encima de la necesidad de preservar el medioambiente, por encima de derechos de comunidades ind¨ªgenas sobre la tierra, por encima de la sostenibilidad y la necesidad de proteger los intereses de las generaciones venideras. Por encima, incluso, del derecho de todas y todos a una vida digna. Debemos recuperar urgentemente la perspectiva de lo que realmente importa.
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