Villanos convertidos en h¨¦roes
El Estado Isl¨¢mico difunde v¨ªdeos salvajes para captar militantes, en Colombia hay rutas tur¨ªsticas para conocer el Medell¨ªn de Pablo Escobar. ?Nos atraen el mal y el peligro?
Una de mis pel¨ªculas favoritas es El Padrino, la trilog¨ªa de Coppola, pese a su dudosa moralidad. Los Corleone son, con sus luces y sombras, unos h¨¦roes rom¨¢nticos, tr¨¢gicos, seductores, honorables. Son, por decirlo burdamente, los buenos. El mejor retrato cinematogr¨¢fico de la mafia (con permiso de Los Soprano) la falsea y embellece, como esos retratos reales en los que el monarca sal¨ªa muy favorecido.
Hace tiempo pas¨¦ ante un italiano, La Mafia se Sienta a la Mesa. Sus due?os se inspiraron para el nombre, precisamente, en El Padrino. Es una franquicia que ya tiene quince a?os, con m¨¢s de treinta restaurantes repartidos por toda Espa?a. Ese ¨¦xito me hace pensar que para muchos los mafiosos son, sobre todo, tipos a los que les gusta comer bien.
Recientemente otro nombre, ahora el de una taquer¨ªa, El K¨¢rtel de Malasa?a, volvi¨® a parecerme de p¨¦simo gusto, tras a?os de leer en el peri¨®dico historias de cuerpos calcinados y caras arrancadas. Los narcocorridos, prohibidos desde 2011 en las radios mexicanas, tienen gran ¨¦xito al norte de la frontera. El Potro de Sinaloa le canta a El Chapo Guzm¨¢n: ¡°De los pies a la cabeza / es bajito de estatura / de la cabeza hasta el cielo / yo le calculo la altura / porque es grande entre los grandes¡±. Si en el colegio los malotes gustaban a las chicas, hoy muchas adolescentes mexicanas sue?an con casarse con narcos. Pregunto al escritor y ensayista Ricardo Cayuela, exdirector de Letras Libres, actualmente director editorial de Penguin Random House para M¨¦xico: ?Tienen prestigio social los narcos en M¨¦xico? ?Se refleja eso en las narconovelas? ?Hay quien les considera h¨¦roes que luchan contra un Estado corrupto? ¡°Lamentablemente, s¨ª¡±, me dice. ¡°Como el Estado ha fallado en su funci¨®n b¨¢sica, proteger la vida y la seguridad, la gente ve en sus enemigos una suerte de h¨¦roes rom¨¢nticos. Craso error que estamos pagando y seguiremos pagando durante muchos a?os¡±.
Cuando yo era joven empezaron los anuncios de ropa deportiva en los que los deportistas ten¨ªan rostros serios, incluso amenazantes. Eran malos, y eso vend¨ªa. Tarantino filma di¨¢logos divertidos que acaban con sesos desparramados. El gag puede estirarse, si Mr.Wolf viene a limpiar. El Estado Isl¨¢mico difunde v¨ªdeos salvajes de cuidada est¨¦tica para captar militantes, en Colombia hay rutas tur¨ªsticas para conocer el Medell¨ªn de Pablo Escobar. ?Indica todo esto que nuestra sociedad es superficial, infantil, fr¨ªvola? ?O algo m¨¢s profundo, ya que no es un fen¨®meno nuevo? ?Nos atraen el mal y el peligro? Pregunto a Sergio Oliveros, mi psiquiatra de cabecera: ¡°El inconsciente guarda y oculta lo reprimido¡±, me explica. ¡°Radovan Karadzic, psiquiatra y poeta serbio, dirigi¨® un brutal exterminio en pleno coraz¨®n de Europa hace s¨®lo 23 a?os. Las pel¨ªculas de ?Coppola o la s¨¢dica publicidad del EI reflejan lo mismo, el retorno a lo reprimido. El hombre es un lobo para el hombre y para el resto de la naturaleza, pero hacemos lo posible por reprimirlo para presentar una imagen de nosotros mismos m¨¢s aceptable¡±.
En la web de La Mafia¡ dicen dar gran importancia a las acciones sociales (un orfanato de My Home en Katmand¨², por ejemplo) y a la vez asocian su negocio al nombre de una organizaci¨®n criminal. As¨ª vivimos: sabiendo que es mejor el bien, pero sin poder sustraernos a la atracci¨®n por el mal, a menudo, por suerte, s¨®lo est¨¦tica.
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