La violencia y sus causas
En muchos conflictos se genera una espiral de autodestrucci¨®n y venganza que lleva al terrorismo
Existen muchas explicaciones y teor¨ªas sobre la raz¨®n por la que las personas se unen a grupos extremistas. Las v¨ªas de acceso son complejas y las razones tienen m¨²ltiples facetas. Pese al amplio campo acad¨¦mico que estudia esta cuesti¨®n, ning¨²n polit¨®logo, soci¨®logo, economista, historiador o psic¨®logo ha descubierto todav¨ªa una teor¨ªa universal. Ni siquiera hay consenso acad¨¦mico sobre qu¨¦ factores, o combinaci¨®n de ellos, son determinantes, pues los lugares donde surge la violencia por razones pol¨ªticas son diferentes y las circunstancias individuales variadas.
Esto no quiere decir que no haya nada significativo que decir sobre el extremismo violento. Teor¨ªas relevantes apuntan a reivindicaciones fuertemente arraigadas y a la difusi¨®n y la pujanza de ideolog¨ªas extremas. Pero uno de los factores que con frecuencia se pasa por alto, tal vez porque parece demasiado obvio, es la violencia en s¨ª misma. Seg¨²n el ?ndice global de terrorismo, publicado por el Institut for Economics and Peace y basado en datos recogidos por la Universidad de Maryland, el 82% de los atentados terroristas ocurridos entre 2000 y 2013 se dieron en tan solo cinco pa¨ªses: Irak, Afganist¨¢n, Pakist¨¢n, Nigeria y Siria. Por el contrario, hubo m¨¢s de cien pa¨ªses que no sufrieron terrorismo. Esta concentraci¨®n demuestra que el terrorismo no puede explicarse solo por aspectos psicol¨®gicos o caracter¨ªsticas individuales. La mayor parte de los actos terroristas son consecuencia de conflictos de larga duraci¨®n. El terrorismo no es la causa de estos conflictos, es su expresi¨®n m¨¢s visible. Crece donde existe inestabilidad, divisi¨®n ¨¦tnica y religiosa, violencia y represi¨®n.
En muchos de estos conflictos, la violencia genera violencia. Numerosos estudios han documentado c¨ªrculos viciosos y autodestructivos de venganza. Otros resaltan las ¡°culturas de la muerte¡±, aut¨¦ntico caldo de cultivo para la generaci¨®n de nuevos combatientes. Tambi¨¦n conocemos las llamadas ¡°econom¨ªas de guerra¡± y los poderosos incentivos materiales que mantienen vivos estos conflictos. En muchos lugares unirse a un grupo extremista puede ser rentable; en otros, es la ¨²nica v¨ªa para escapar del hambre y la pobreza.
Todas estas din¨¢micas se pueden ver hoy en Irak y Siria. Cuanto m¨¢s se prolongue el conflicto, m¨¢s personas vengar¨¢n la muerte de sus familiares y m¨¢s profundamente se enraizar¨¢n las ¡°culturas del martirio¡±, convirtiendo as¨ª la lucha en una forma de vida.
Cuanto m¨¢s se prolongue el conflicto, m¨¢s personas vengar¨¢n la muerte de sus familiares
Libia y Yemen tambi¨¦n est¨¢n en peligro. En su caso, los c¨ªrculos de violencia se est¨¢n enraizando e institucionalizando y arrastran hacia la lucha violenta a cada vez m¨¢s personas. Por este mismo motivo, en Irlanda del Norte los mediadores de paz insist¨ªan en que los paramilitares deb¨ªan deponer las armas antes de que pudiera comenzar la reconciliaci¨®n. No pod¨ªa haber una paz duradera si no se romp¨ªa el c¨ªrculo de la violencia. Todos reconocieron que el conflicto se estaba perpetuando a s¨ª mismo.
Somos conscientes de que esto no es una teor¨ªa completa sobre la radicalizaci¨®n. No explica c¨®mo empiezan los conflictos y tampoco da cuenta del rol que desempe?an las creencias, ideolog¨ªas y otros factores que sabemos que cumplen un papel en el origen del extremismo violento. Sin embargo, s¨ª recoge una faceta importante del problema; espec¨ªficamente, el grado en el que la violencia no es solo el medio por el que los extremistas expresan sus objetivos, sino tambi¨¦n su causa.
Nos recuerda que la lucha contra el extremismo violento debe abordar los conflictos pol¨ªticos subyacentes. Al igual que las reivindicaciones no siempre conducen al terrorismo, la existencia de ideas extremistas no produce violencia radical en s¨ª misma. La radicalizaci¨®n aparece cuando las reivindicaciones y las ideas extremistas se encuentran. De ah¨ª el peligro que conlleva la represi¨®n. Cuando el Estado utiliza la violencia de forma indiscriminada o excesiva se corre el riesgo de que aparezcan ciclos de violencia y represalias.
De todo ello se hablar¨¢ en el Di¨¢logo Pol¨ªtico organizado por el Club de Madrid y el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalizaci¨®n y la Violencia Pol¨ªtica sobre La prevenci¨®n y la lucha contra el extremismo violento, los d¨ªas 27 y 28 de octubre en Madrid. L¨ªderes pol¨ªticos, expertos y activistas de todo el mundo tratar¨¢n de crear un nuevo Consenso Mundial sobre la forma de luchar contra el terrorismo y generar sociedades m¨¢s pac¨ªficas e inclusivas. [PIEPAG]?
En Irlanda del Norte no pod¨ªa haber una paz duradera si no se romp¨ªa el c¨ªrculo de la violencia
Vaira Vike-Freiberga es presidenta del Club de Madrid y expresidenta de Letonia. Peter R. Naumann es profesor de Estudios de Seguridad y director del International Centre for the Study of Radicalisation del King¡¯s College London.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.