Los ojos bien cerrados
A la hora de la verdad, Netanyahu solo mira hacia s¨ª mismo. En Israel eso nos tiene atrapados
En las ¨²ltimas semanas, de forma repentina, dos errores de Benjam¨ªn Netanyahu se han fundido en una amenaza nueva y peligrosa. Uno, casi monstruoso ¡ªla declaraci¨®n sobre el muft¨ª y Hitler¡ª, y el otro, un peque?o tropiezo, casi c¨®mico: los prism¨¢ticos con los que pretend¨ªa inspeccionar la regi¨®n fronteriza de Gaza y a los que no quit¨® la tapa.
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De pronto, todo se volvi¨® tangible: cualquiera, en Israel y en el extranjero, pudo ver c¨®mo, a la hora de la verdad, Netanyahu solo mira hacia adentro, a s¨ª mismo. Cualquiera que escuchara su discurso sobre Hitler y el muft¨ª ¡ªen el que pr¨¢cticamente absolvi¨® a Hitler de haber dise?ado la idea de la soluci¨®n final y atribuy¨® la responsabilidad al l¨ªder ¨¢rabe Haj Amin al Husseini¡ª pudo distinguir, libre de obst¨¢culos, las cosas que ve Netanyahu dentro de s¨ª mismo: el dispositivo casi mec¨¢nico que, con una r¨¢pida voltereta mental, le permite borrar los hechos para convertir r¨¢pidamente la ocupaci¨®n y la opresi¨®n en persecuci¨®n y victimismo.
Tambi¨¦n se vio c¨®mo proyecta ese victimismo sobre la realidad: como una red densa y herm¨¦tica que no deja salida, ni siquiera para el propio Netanyahu. Pero adem¨¢s se vio mejor que nunca hasta qu¨¦ punto los ciudadanos de Israel estamos atrapados en esa red.
Netanyahu lleva muchos a?os agitando y mezclando magistralmente los genuinos peligros que afronta Israel con los ecos del trauma del Holocausto. Con afilados destellos ret¨®ricos e inmensos poderes de persuasi¨®n, ha aprendido a embaucar a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n israel¨ª en un laberinto construido a base de recuerdos y realidad.
Israel es un pa¨ªs de refugiados que huyeron de un terrible desastre, un pa¨ªs golpeado por el trauma: el trauma de la historia jud¨ªa, el trauma del Holocausto y el trauma de las guerras frecuentes. Hasta cierto punto, muchos somos impotentes frente a las sofisticadas manipulaciones del primer ministro. Muchos tenemos tambi¨¦n dificultades para distinguir entre los peligros reales de hoy y los ecos del pasado que a¨²n rugen en nuestros o¨ªdos. Ante esos temores nos rendimos con facilidad, a veces demasiada. No es extra?o: est¨¢n grabados en nuestro ADN y, como es natural, salen a la superficie a la primera sospecha de amenaza. En un abrir y cerrar de ojos, los ecos del pasado sepultan los peligros presentes y volvemos all¨ª, aunque la realidad de nuestras vidas sea mucho m¨¢s compleja.
Los ecos del pasado sepultan los peligros presentes y volvemos all¨ª, aunque nuestra vida sea mucho m¨¢s compleja
No puedo explorar las profundidades del alma de Netanyahu. No s¨¦ si ejerce el cinismo y la manipulaci¨®n o act¨²a por fe y convicci¨®n. Es muy posible que, para ¨¦l, lo que comenz¨® siendo manipulaci¨®n se haya transformado en verdad. A veces, las maniobras acaban envolviendo a quien las instig¨®.
Esto que escribo aqu¨ª no pretende quitar importancia a los peligros que amenazan a Israel. Ir¨¢n, Al Qaeda, el EI, Ham¨¢s, Hezbol¨¢, los cuchillos de la Tercera Intifada y el odio a Israel en los territorios ¨¢rabes, as¨ª como la enorme fragilidad de Oriente Pr¨®ximo, son reales, y debemos tener los ojos bien abiertos ante ellos. Pero quien solo vea estos peligros terminar¨¢ por caer en ellos. Quien recorre de forma autom¨¢tica y repetitiva el eje del ejercicio del poder y el ejercicio de m¨¢s poder acaba siendo v¨ªctima de un poder m¨¢s contundente que el suyo.
El horizonte de nuestras vidas ofrece otras posibilidades, cierto margen de maniobra e iniciativa. Por ejemplo: la cooperaci¨®n contra el islam radical con Estados con los que compartimos intereses, como Egipto, Arabia Saud¨ª y Jordania. O un giro en nuestra relaci¨®n con los palestinos, la reanudaci¨®n de las negociaciones, esta vez con el prop¨®sito sincero de alcanzar un acuerdo (cuyas cl¨¢usulas conocen todos los israel¨ªes y palestinos razonables). Este paso contribuir¨ªa adem¨¢s a reparar otro frente distinto y en pleno derrumbe: el prestigio internacional de Israel.
Sin embargo, los mecanismos internos de la mente y la conciencia, que quedaron expuestos a la vista de todos con la afirmaci¨®n de Netanyahu sobre el muft¨ª y Hitler, nos revelan de la forma m¨¢s sencilla y aterradora posible que las pol¨ªticas del Estado de Israel, su car¨¢cter y su futuro, est¨¢n elabor¨¢ndose y decidi¨¦ndose en los estrechos y herm¨¦ticos confines de Benjam¨ªn Netanyahu, el hombre de los prism¨¢ticos tapados. Esa es nuestra trampa; ah¨ª es donde se est¨¢ decidiendo nuestro futuro; y ah¨ª es donde nos llevan, con los ojos bien cerrados.
David Grossman es escritor israel¨ª.
? 2015, David Grossman.
Traducci¨®n del ingl¨¦s de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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