Ya somos el olvido que seremos
En 'In memoriam' Oliver Roma congel¨® 12.460 fotos y esper¨® a que el hielo dejara sus marcas
El fot¨®grafo Oliver Roma fue durante muchos a?os profesor de autoescuela. Tuvo 12.460 alumnos y guard¨® las fichas de registro de todos ellos, que inclu¨ªan siempre una fotograf¨ªa de carn¨¦. Roma lleg¨® a acumular, por tanto, un archivo colosal: 12.460 personas diferentes con las que hab¨ªa compartido la estrecha intimidad de un veh¨ªculo y con las que hab¨ªa intercambiado confidencias o banalidades m¨¢s o menos fugaces.
Mucho tiempo despu¨¦s se le ocurri¨® hacer un experimento para tratar de dar luz a uno de los grandes laberintos de la condici¨®n humana: cu¨¢nto queda en nosotros de lo que hemos vivido; qu¨¦ rostros perduran, qu¨¦ instantes somos capaces de recordar a pesar de la ruina que lo va borrando todo. Qu¨¦ somos de lo que fuimos y de lo que cre¨ªmos ser.
Oliver Roma hizo lo que la memoria hace: congel¨® las 12.460 fotograf¨ªas y esper¨® a que el hielo dejara sus marcas. Con esas im¨¢genes ¨Cdescosidas por el fr¨ªo, cuarteadas, desvanecidas¨C cre¨® una especie de gran pante¨®n fantasmal al que llam¨® In memoriam 12.460. Los rostros, como en el recuerdo, ya no tienen precisi¨®n ni trazo. En algunos casos han sido completamente desfigurados por el hielo. ¡°No podr¨ªa asegurar que los recuerdos que me quedan de ellos sean ciertos¡±, dice Roma. ¡°El hielo hace que las im¨¢genes pierdan su nitidez y mi memoria las asocia entonces con otros recuerdos posteriores. Las reinventa¡±.
Qu¨¦ somos de lo que fuimos y de lo que so?amos con llegar a ser. En La gran belleza, la pel¨ªcula de Paolo Sorrentino, hay una escena sobrecogedora y dolorosa: el protagonista recorre una exposici¨®n en la que se re¨²nen las miles de fotograf¨ªas que se le han hecho a un individuo desde que naci¨®: una cada d¨ªa, el mismo rostro envejeciendo y desprendi¨¦ndose de s¨ª mismo. Vemos al ni?o, al adolescente, al hombre maduro. Vemos c¨®mo el paso del tiempo ¨Cotra forma de hielo, la m¨¢s sanguinaria¨C va despint¨¢ndolo todo, c¨®mo va convirtiendo al hombre en cucaracha.
Ray Kurzweil, el ingeniero jefe de Google, acaba de asegurar que los ni?os que nazcan a partir de 2090 llevar¨¢n un puerto USB detr¨¢s de cada oreja y podr¨¢n hacer copias de seguridad de sus cerebros y subirlos a la nube. En ese mundo del futuro, del que yo no descreo, los seres humanos lo recordar¨¢n todo: las 12.460 historias de autoescuela, los instantes sublimes y los insignificantes, los amores perdurables y los amores ef¨ªmeros. Se habr¨¢ logrado entonces la inmortalidad tal como la han predicado siempre las religiones, pues durar¨¢ la conciencia aunque no el cuerpo.
Es dif¨ªcil vivir sabiendo que no quedar¨¢ huella de nada, que somos ya el olvido que seremos, como dice ese verso devastador de Borges que le sirvi¨® a H¨¦ctor Abad Faciolince para dar t¨ªtulo a uno de los libros m¨¢s hermosos que se han escrito en este siglo. Es dif¨ªcil vivir sabiendo que muchas de las cosas que fueron importantes para nosotros son s¨®lo ya arenas movedizas de la memoria y que alg¨²n d¨ªa ser¨¢n simplemente oscuridad negra.
A Oliver Roma le inquietan ¡°las manipulaciones, errores y horrores que podr¨ªan producirse¡± en ese mundo casi dist¨®pico de Kurzweil, donde ¡°la ciencia ya definitivamente desterrar¨ªa la espiritualidad¡±. ?l prefiere, como humano que se sabe humano, la memoria del hielo: ¡°El proceso de modificar nuestros recuerdos a?adi¨¦ndoles vivencias, colores o sensaciones que ocurrieron en otro momento ¨Cantes o despu¨¦s¨C me parece un ejercicio fascinante, porque, aunque de forma inconsciente y po¨¦tica, nos preserva de miedos innecesarios. Algunos lo llaman olvido; otros lo llaman madurez¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.