La carne
No se puede comer nada. ?C¨®mo vamos a sobrevivir entonces?
Hasta ahora sab¨ªamos que la carne era enemiga del alma (mundo, demonio y carne es la tr¨ªada seg¨²n el Catecismode la Iglesia), pero ahora sabemos que tambi¨¦n lo es del cuerpo. Salvo que el alma est¨¦ en la zona colorrectal, que es a la que m¨¢s da?an los efectos nocivos de la carne, lo que no parece.
El consumo de carne roja o de cualquier color, procesada, ahumada o salpimentada para su conservaci¨®n es, seg¨²n investigaciones m¨¦dicas que acaba de hacer p¨²blicas la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, tan da?ino como una bomba at¨®mica si sumamos la cantidad de gente a la que produce c¨¢ncer seg¨²n nos dicen: 38.000 personas al a?o s¨®lo en Espa?a. Cierto que ese consumo tiene que superar unas cantidades para que surta sus destructivos efectos, pero eso tambi¨¦n se nos dice de otros productos, incluido el tabaco, que es el peor de todos, seg¨²n los m¨¦dicos, que son los ¨²nicos que ya fuman pr¨¢cticamente en Europa.
As¨ª pues, ?qu¨¦ podemos comer? La carne roja produce c¨¢ncer, el pescado tiene mercurio, los cereales y las legumbres los fumigan con venenos y los riegan con agua contaminada a menudo (incluida la de lluvia, que arrastra toda la poluci¨®n ambiental, que es mucha) y los invernaderos donde se producen las frutas y las verduras que para muchos constituyen la ¨²nica salvaci¨®n de la humanidad, pobres, soportan m¨¢s ataques qu¨ªmicos que muchos lugares en guerra. Si a eso le a?adimos los conservantes, los colorantes, los estabilizantes y dem¨¢s antes y despu¨¦s que se a?aden a los alimentos en su camino hasta el consumidor, lo ¨²nico que nos queda es el ayuno, que es algo que recomiendan todas las religiones y los reg¨ªmenes de adelgazamiento y que no nos va a salvar de morir, pero nos afinar¨¢ la figura, al menos. Lo cual contribuye al mejor humor personal y, por extensi¨®n, al de nuestros vecinos a la vez que nos evita tener que ver, aparte de la barriga propia, los excesos de grasa y de volumen de ¨¦stos.
De acuerdo, dir¨¢ alguien, llegados a este punto: no se puede comer nada; pero ?c¨®mo vamos a sobrevivir entonces? Debo admitir que sobre este extremo la Organizaci¨®n Mundial de la Salud no ha dicho nada concreto y me temo que no lo vaya a hacer. Su misi¨®n es velar por nuestros cuerpos como la de las religiones es proteger nuestras almas, nada m¨¢s. Si comer mata y no comer tambi¨¦n, si beber agua contaminada mata y no beberla tambi¨¦n, si respirar por la calle mata y no respirar tambi¨¦n, es su problema, no el del Gobierno, cuya ¨²nica obligaci¨®n es avisarnos de cu¨¢les son nuestros enemigos, no protegernos de ellos. Como el Catecismo.
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