C¨ªnicos
Yo, entre el cinismo y la maldad, elijo la maldad: prefiero un enemigo poderoso
Hace poco asist¨ª a un espect¨¢culo t¨ªpico: una reuni¨®n en la que varios escritores destruyeron vida y obra de un escritor que estaba ausente. Puedo disfrutar de ser un poco p¨¦rfida entre amigos, pero la aniquilaci¨®n sin argumentos me espeluzna porque es un atributo de matones. Cuando sal¨ª de la reuni¨®n ¡ªen la que ejerc¨ª mi derecho a ser cobarde: guard¨¦ silencio¡ª sub¨ª al auto y cerr¨¦ los ojos como quien rompe un vidrio a golpes. No s¨¦ cu¨¢ndo, pero en alg¨²n momento esta ¨¦poca empez¨® a confundir cinismo ¡ªesa forma burguesa y aceptada del maltrato¡ª con inteligencia. Vivimos unos a?os en los que se entronizan frases como las de Don Draper, el personaje de Mad Men, un publicista repleto de fijador capilar que regurgita frases como: ¡°Lo que vos llam¨¢s amor lo inventamos tipos como yo para vender medias¡±. Lo siento, Don. En mi orilla nunca estuvimos interesados en tus medias. Tu frase de calendario desilusionado no me sirve. En todo caso, soy una chica muy mala buscando porno duro, no el porno light que ofrecen los odiadores profesionales y los aniquiladores amateurs. Si Faulkner le hizo decir a uno de sus personajes ¡°entre la pena y la nada elijo la pena¡±, yo, entre el cinismo y la maldad, elijo la maldad: prefiero un enemigo poderoso. En una ¨¦poca embalsamada de correcci¨®n pol¨ªtica, la frase anarcopunk de Roberto Arlt, un escritor argentino que muri¨® a los 42 en 1942, suena casi impublicable: ¡°Creo que a nosotros nos ha tocado la horrible misi¨®n de asistir al crep¨²sculo de la piedad y que no nos queda otro remedio que escribir deshechos de pena, para no salir a la calle a tirar bombas o a instalar prost¨ªbulos¡±. La frase forma parte de un texto llamado Autobiograf¨ªa. Comparados con ella, el cinismo bobito y la malevolencia destartalada que hoy tanto se celebran son el equivalente musical de las melod¨ªas de ascensor.
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