Incendiarios
Se intenta relanzar la violencia callejera bajo la bandera de los presos de ETA
Actualmente hay en las c¨¢rceles unos 400 presos de ETA, los mismos que hab¨ªa hace 40 a?os, cuando Franco y su r¨¦gimen estaban a punto de morir. Esos cuatro centenares de presos constituyen la inmensa mayor¨ªa de los miembros de la banda, seg¨²n las polic¨ªas francesa y espa?ola, que cifran en unas decenas los miembros de ETA en libertad, desperdigados en varios pa¨ªses. No es de extra?ar, por ello, que gran parte de la actuaci¨®n propagand¨ªstica de lo que queda de ETA se centre en los presos y en la pol¨ªtica penitenciaria del Gobierno. Y que sus imitadores, incluyendo los grup¨²sculos que tratan de revivir la violencia callejera incendiando autobuses, utilicen como pretexto y bandera las reivindicaciones de los presos de la banda.
Editoriales anteriores
El pasado fin de semana unos desconocidos armados de garrafas de gasolina y decenas de octavillas quemaron cerca de Bilbao ocho autobuses de una empresa concesionaria de la sociedad p¨²blica de transporte de viajeros de Vizcaya. Las octavillas eran para firmar el incendio mediante la exigencia de liberaci¨®n de Ib¨®n Iparraguirre, un preso de ETA condenado a 300 a?os y enfermo de sida. Era la tercera vez en poco m¨¢s de un a?o que se produc¨ªa un alarde de este tipo (destruyendo en total 16 autobuses), y siempre con los presos enfermos como justificaci¨®n; pero la primera vez tras la advertencia de la izquierda abertzale y de la propia ETA, en septiembre de 2014, instando a sus autores a dejar de imitarles.
La aparici¨®n de sectores disidentes partidarios de reanudar el terrorismo, y la intervenci¨®n de los antiguos activistas para ponerle freno, es una experiencia ya vista en Irlanda. La ¨²ltima memoria de la fiscal¨ªa constataba que aunque no hay indicios de que ETA piense en volver a matar, ¡°pretende perpetuarse como un agente pol¨ªtico que participe en el proceso de liberaci¨®n¡±. Cuando ETA afirma que no piensa disolverse sino transformar su funci¨®n, seguramente alude impl¨ªcitamente a esa tarea de impedir la aparici¨®n de grupos partidarios de volver a la acci¨®n. Aspiraci¨®n pretenciosa que probablemente se invoca para defender la inconveniencia de entregar las armas si no es a cambio de la salida del Pa¨ªs Vasco de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
La izquierda abertzale tambi¨¦n ha repudiado el ataque, si bien en t¨¦rminos que reh¨²yen cualquier consideraci¨®n moral. Argumentan que son acciones que est¨¢n ¡°fuera de su estrategia¡± actual, que refuerza a quienes ¡°vulneran a diario los derechos de los presos¡± y se niegan a ¡°cambiar su pol¨ªtica penitenciaria¡±. Es decir, que los destrozos son condenables no por s¨ª mismos sino por su inoportunidad en este momento.
El rechazo de esa l¨®gica delirante que relaciona la salud de un interno con la destrucci¨®n de ocho autobuses no impide mantener la alerta policial ante estos intentos de volver a empezar aprovechando la baza de los presos. Y completarla con medidas como el fin de la pol¨ªtica de dispersi¨®n, que tiene poco sentido tras el cese de la acci¨®n armada y que sin grandes riesgos, ya que ser¨ªa una medida reversible, les arrebate esa bandera y refuerce la alianza en este terreno con el nacionalismo democr¨¢tico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.