Tus hijos
Hay una serie de hijos no nacidos, o ni siquiera engendrados, en los que se est¨¢n depositando deseos ecol¨®gicos, futbol¨ªsticos y pol¨ªticos
Voy en autob¨²s mirando el paisaje del norte de Espa?a sin pensar en nada, como se miran los paisajes, que a¨²n habr¨¢ que hacer una FP, y de repente escucho una voz. Con el paisaje espa?ol hay algo que permanece: en cuanto alguien repara en ¨¦l, ya sea de forma inconsciente, sobrevuela un comentario de intensidad media/alta. Quico Cadaval (el bueno, el gallego) cuenta c¨®mo entre los Blues al llegar a la meseta, camino al Bernab¨¦u, alguien siempre dec¨ªa al mirar la meseta: ¡°Aqu¨ª s¨ª que est¨¢ baja la marea¡±.
La voz que se dirig¨ªa a m¨ª, que era una voz agradable, me preguntaba si yo era de all¨ª. Estuve tentado de responder que yo no era de ning¨²n sitio, y mirar lentamente una vaca. ?l s¨ª era de all¨ª; me cont¨® que estudiaba fuera, que no ven¨ªa a menudo y que ten¨ªa miedo de que sus hijos no llegasen a conocer ¡°esto¡±. ?El Alsa? No, el paisaje. La frase me puso en guardia: era un chico muy joven. Me aclar¨® que a¨²n no ten¨ªa hijos, y que se refer¨ªa a ellos en el futuro: eran ¡°la siguiente generaci¨®n¡±. ¡°The next generation¡±, susurr¨¦ abriendo un Kojak.
Eso me puso a¨²n m¨¢s en guardia. A causa de este oficio m¨ªo, cuando viajo las conversaciones son sobre pol¨ªtica, sobre f¨²tbol, sobre asuntos que salen en los peri¨®dicos. Se me dir¨¢: de lo que habla todo el mundo. Pero cuando uno es periodista y se aborda un asunto que sale en el peri¨®dico, la gente le interpela como si tuviese algo que ver. Una vez, por ejemplo, se me pidieron explicaciones por Catalu?a. Cuando me excus¨¦ diciendo que estaba m¨¢s preocupado por la independencia de Portugal, se me respondi¨®: ¡°?Pero si Catalu?a estaba ayer encima de tu columna!¡±. Fue el mismo d¨ªa, en otro momento de la noche, cuando escuch¨¦ una frase parecida a la del chico del autob¨²s: ¡°Yo quiero que mis hijos vivan en una Catalu?a independiente¡±. Tampoco ten¨ªa hijos. Y en Bilbao, despu¨¦s de la final de Copa: ¡°A veces pienso que mis hijos nunca ver¨¢n ganar un t¨ªtulo al Athletic¡±. Este buen hombre s¨ª esperaba un hijo, pero al cabo de dos meses el Athletic gan¨® la Supercopa y su mujer a¨²n no hab¨ªa salido de cuentas.
Hay una serie de hijos no nacidos, o ni siquiera engendrados, en los que se est¨¢n depositando deseos ecol¨®gicos, futbol¨ªsticos y pol¨ªticos. Es una actividad frustrante que a m¨ª me parece temeraria, ya no por la fertilidad sino por el planeta. Como si hubiese una preocupaci¨®n real por los hijos de uno y no por los del otro, o aun peor, como si no nos preocupase el mundo que han dejado nuestros padres. Cuando la ¨²nica verdad la dijo el poeta vertebrado Xurxo Chapela, santo y bebedor: ¡°S¨®lo tienen raz¨®n los cementerios¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.