Errores preelectorales
Tanto el Gobierno como Pablo Iglesias se exceden con el general Rodr¨ªguez
El Gobierno perdi¨® ayer los papeles al forzar el retiro del general Julio Rodr¨ªguez, exjefe del Estado Mayor de la Defensa, cuando este militar ya hab¨ªa pedido su paso a esa situaci¨®n. Reunir al Consejo de Ministros y solemnizar el anuncio durante la conferencia de prensa semanal en La Moncloa es una sobreactuaci¨®n innecesaria, cuya desmesura contribuye a potenciar la campa?a de Podemos bastante m¨¢s que al desprestigio del flamante fichaje realizado por esta formaci¨®n.
Las justificaciones escuchadas est¨¢n fuera de lugar. La vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, habla de ¡°p¨¦rdida de confianza¡± en el general y le atribuye falta de neutralidad al opinar sobre cuestiones pol¨ªticas cuando a¨²n era militar en la reserva. Mejor ser¨ªa que Julio Rodr¨ªguez hubiera esperado a que se consumara el hecho administrativo de encontrarse fuera de las Fuerzas Armadas, pero no tiene sentido insinuar que al general de cuatro estrellas se le sanciona por similares razones a las que provocaron la destituci¨®n de altos cargos militares en el pasado. Si se refiere a las declaraciones dudosamente constitucionales de algunos responsables de la milicia, o a quien azuz¨® la intervenci¨®n militar en supuestos reservados a la decisi¨®n del Gobierno, nada de cuanto ha comentado el general Rodr¨ªguez recuerda tales situaciones, ya sea sobre una soluci¨®n pol¨ªtica para Catalu?a o respecto a la permanencia de Espa?a en la OTAN.
La equivocaci¨®n del Gobierno sucede a otra cometida por el l¨ªder de Podemos, Pablo Iglesias, que habl¨® del militar como de su futuro ministro de Defensa. Afortunadamente ya no vivimos en los a?os de zozobras golpistas, ni tampoco en otros que, sin ser tan peligrosos, registraban presiones de profesionales de la milicia a favor de la autonom¨ªa del poder militar. Los Gobiernos democr¨¢ticos han sostenido que no se puede degradar a Espa?a a la condici¨®n de un sistema a medias entre los reg¨ªmenes autoritarios y un Estado plenamente democr¨¢tico, y las declaraciones de Pablo Iglesias inciden en un asunto que se cre¨ªa normalizado: que el Ministerio de Defensa sea regido por un civil. Desde 1979 siempre ha sido as¨ª ¡ªel primer civil al frente de ese departamento fue Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, nombrado por Adolfo Su¨¢rez¡ª y no hay raz¨®n de peso para cambiarlo. Otra cosa es que Pablo Iglesias magnifique el fichaje del general para hacer olvidar tiempos en los que defend¨ªa su inter¨¦s por sacar a Espa?a de la OTAN.
Todo esto no implica dudar de la preparaci¨®n t¨¦cnica ni de la experiencia de Julio Rodr¨ªguez, como tampoco de sus prop¨®sitos en el hipot¨¦tico caso de que llegara a encontrarse en condiciones legales de ocuparse de la cartera de Defensa. El paso a la pol¨ªtica de este militar de talante liberal ha sido un aldabonazo en la campa?a preelectoral y una muestra de habilidad t¨¢ctica por parte de los dirigentes de Podemos. Sin duda es muy positivo enriquecer la pol¨ªtica con buenos profesionales procedentes de diversos sectores, pero no es en absoluto necesario que un militar, en Espa?a, se convierta en ministro de Defensa de la noche a la ma?ana.
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