La pobreza se sigue mostrando en femenino
La ¨²ltima memoria oficial de rentas m¨ªnimas evidencia el inmovilismo ante las evidencias de la desigualdad de g¨¦nero, la pobreza y la exclusi¨®n social
La reci¨¦n publicada Memoria oficial de Rentas M¨ªnimas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, con datos de 2014, muestra el gran fracaso de las pol¨ªticas de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y en la ocupaci¨®n habitacional. Los datos tambi¨¦n evidencian la tendencia a atender la emergencia social fuera del marco del sistema p¨²blico de servicios sociales y el desgaste que produce la larga duraci¨®n de la crisis en cuanto al aumento de la vulnerabilidad de las personas de 45 a 54 a?os que viven solas y llevan una larga temporada en desempleo.
Resulta preocupante que la lista de espera de solicitudes de rentas m¨ªnimas de inserci¨®n se haya duplicado respecto al a?o anterior, llegando las 80.645 familias. Las grandes diferencias territoriales que exist¨ªan en los a?os anteriores apenas han variado, de forma que muchas personas sentimos que hasta para ser pobre hay que tener suerte y ella depende mucho del n¨²mero del c¨®digo postal, con diferentes requisitos de acceso, tiempo de permanencia y apoyos complementarios y cuant¨ªas muy distintas.
Los y las trabajadoras sociales seguimos esperando una soluci¨®n en las pr¨®ximas elecciones generales a la situaci¨®n de carencia de garant¨ªa de ingresos de muchas familias que no tienen nada para vivir en Espa?a. Si bien la competencia es auton¨®mica (los datos son previos a los recientes cambios en las comunidades), confiamos en un Gobierno central que potencie y vele porque el sistema p¨²blico garantice los derechos sociales.
La poblaci¨®n m¨¢s afectada por el colapso de las rentas m¨ªnimas son las mujeres. Esta tendencia no para de avanzar, dejando claro que la crisis se ha cebado con el crecimiento de la desigualdad de g¨¦nero. Los datos oficiales explican que el perfil mayoritario de las Rentas M¨ªnimas es el de una mujer de 35 a 44 a?os con pareja, hijos e hijas a cargo, estudios primarios y vivienda en alquiler.
Existe adem¨¢s un aumento de las ayudas de emergencia social que muestra el empobrecimiento de la poblaci¨®n. De 2013 a 2014 se ha pasado de 441.155 a 498.188 ayudas. La mayor¨ªa tambi¨¦n aqu¨ª se dan a mujeres (242.373 son mujeres y 204.722 son hombres). As¨ª, el n¨²mero de benefactores ha aumentado. Sin embargo, la inversi¨®n ha disminuido de 117,6 a 113,3 millones de euros. Ello es una muestra de que se est¨¢ invirtiendo m¨¢s dinero desde la administraci¨®n para paliar las necesidades b¨¢sicas a trav¨¦s de acciones ben¨¦ficas, como los Fondos FEAD, que en reforzar la red p¨²blica de servicios sociales y que cada vez hay menos fondos p¨²blicos a repartir entre m¨¢s personas.
Resulta preocupante que la lista de espera de solicitudes de rentas m¨ªnimas de inserci¨®n se haya duplicado respecto al a?o anterior, llegando las 80.645 familias
Otro dato importante desde la perspectiva de g¨¦nero es que las personas que reciben rentas m¨ªnimas y poseen t¨ªtulos universitarios o FP de grado superior han aumentado de 9.132 en 2013 a 11.054 en 2014. Este aumento se ha producido en mayor media en las mujeres: del incremento total representan el 58,5%. Todo ello a pesar de que el rendimiento acad¨¦mico de las mujeres con estudios superiores es m¨¢s elevado, seg¨²n lo expone la OCDE en su estudio sobre la educaci¨®n y la integraci¨®n laboral.
Estos datos coinciden con el informe del Comit¨¦ de Derechos Humanos de la ONU del pasado mes de julio, que pone de manifiesto la situaci¨®n de los derechos civiles y pol¨ªticos en Espa?a en cuanto a la desigualdad de g¨¦nero sobre la ocupaci¨®n de los puestos de decisi¨®n y los salarios.
La memoria de rentas m¨ªnimas contiene otro dato que se pueden interpretar de manera contradictoria: de 2013 a 2014, pr¨¢cticamente se duplica la gente a la que se le da de baja del sistema (de 5.794 personas a 9.059 personas). Pero no es porque hayan encontrado un empleo, sino porque se les agota el periodo m¨¢ximo de la prestaci¨®n. Teniendo en cuenta que el perfil del perceptor es femenino, ello muestra que hay pocas posibilidades laborales para ellas. Si no tienen empleo ni ingresos m¨ªnimos pueden sufrir un proceso de exclusi¨®n social que merme la sostenibilidad y aumente la desigualdad y genere ruptura en la cohesi¨®n social.
Esperemos que a la luz de estos resultados, en los programas de las pr¨®ximas elecciones generales aparezcan propuestas de soluci¨®n desde un marco estatal normativo que garantice las rentas de una forma m¨¢s equitativa y se acompa?e, en los casos en que sea necesario, de programas sociales y laborales que complementen a la cuant¨ªa econ¨®mica.
Ana I. Lima es presidenta del Consejo General del Trabajo Social.
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