Desacato
?C¨®mo un Parlament que se autoexpulsa de la legalidad podr¨¢ exigir respeto a las normas que dicte?
Una ley es un contrato universal entre los distintos miembros de una sociedad que fija sus reglas de juego internas. Las reglas son trascendentales, porque sin ellas solo yace el vac¨ªo, la ausencia de cauces, la anomia, el caos.
Efectos litigiosos aparte, quien rompe un contrato viene a legitimar a las otras partes contratantes a hacer lo mismo. Las libera moralmente de su obligaci¨®n contractual. Por eso la ilegalidad ¡ªcuando la regla no es dictado unilateral, sino que viene escrita desde el consenso democr¨¢tico¡ª corroe la convivencia. Porque destruye los cauces que la posibilitan, desborda el terreno de juego, desata el conflicto. Este es el abc del Estado de derecho, de la rule of law, de la comunidad jur¨ªdica, de toda civilizaci¨®n digna de tal nombre.
Si la ley se queda vieja, hay que cambiarla. Desde el mecanismo que identifica la propia ley. No tirarla a la basura. No desafiarla. No desacatarla. El Parlament ofreci¨® ayer retazos gloriosos de este empe?o, legalista, reformista, democr¨¢tico.
Alguien record¨® que el mismo d¨ªa en que los grupos secesionistas presentaban su resoluci¨®n rupturista propugnando el desacato al Constitucional, el Gobierno separatista (por mitades) de Artur Mas anunciaba dos recursos ante el mismo tribunal por invasi¨®n de competencias desde el Gobierno central: ¡°farise¨ªsmo¡±. Alguien record¨® que el Gobierno de Mas comunicar¨¢ su ruptura a Espa?a y a Europa ¡°para negociarla¡±... sobre la base de hacer caso omiso a toda legislaci¨®n y jurisprudencia espa?olas y europeas: ¡°esperpento¡±.
Alguien pregunt¨® c¨®mo un Parlament que se autoexpulsa de la legalidad podr¨¢ exigir respeto a las normas que dicte; c¨®mo el desobediente puede pedir obediencia; c¨®mo impedir que los ciudadanos acaten unas leyes y no otras; o a la inversa, seg¨²n su propio gusto; qui¨¦n decidir¨¢ cu¨¢les son las normas a cumplir y cu¨¢les no; qu¨¦ seguridad jur¨ªdica ofrecen quienes hozan en el desacato.
?Qui¨¦nes fueron esos alguien? Joan Coscubiela, el veterano sindicalista y jefe parlamentario de S¨ª que es pot. Y Miquel Iceta, el resistente, respetuoso l¨ªder del PSC. Devolvieron a la C¨¢mara el honor que ya ha pisoteado su flamante presidenta.
Luego vino el Desobediente. El Astuto, el Jefe del 3%, el CEO de los rescates, se disfraz¨® de ide¨®logo de la CUP. Enternecedor.
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