Mujeres y madres: imprescindibles, pero olvidadas
Las sursudanesas representan m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n, pero su papel en la sociedad no se corresponde con los derechos que les han reconocido
Es casi mediod¨ªa y Datne sostiene un bid¨®n de pl¨¢stico de cinco litros. Se inclina y vierte por tercera vez su contenido en dos diminutos vasos que posa sobre una mesa peque?a entre dos de sus clientes m¨¢s frecuentes. Muy cerca se escuchan las voces de dos vecinos. Datne trata de escuchar mientras llena los vasos, pero hace una mueca en se?al de no distinguir nada. Los dos parroquianos, ambos propietarios de una moto-taxi, le dan un trago al aragi de la mujer, alcohol puro destilado en ocasiones con gotas de metanol para agregar sabor y potencia.
¡°Servir esta bebida est¨¢ prohibido, pero es una salida mucho m¨¢s segura que el sexo o que ser esclava de soldados borrachos. Es mi d¨ªa a d¨ªa. No s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢ ma?ana. De todas formas, prefiero a los clientes que compran por litros porque me aseguran un ingreso abultado¡±, confiesa mientras se seca las manos en una tela descolorida que hace las funciones de falda.
Las mujeres de Sud¨¢n del Sur representan m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n. Como casi toda africana, sobre sus hombros llevan el peso del cuidado de la familia y el hogar, pero su papel en la sociedad no se corresponde con los derechos que les han reconocido.
El 90% de los analfabetos del pa¨ªs son mujeres y, aunque el n¨²mero de ni?as en Educaci¨®n Primaria ha aumentado desde la firma del acuerdo de paz global en 2005, el porcentaje con respecto al de los ni?os es bajo. Ellas son un 35% del total de estudiantes en el primer ciclo, y la tasa disminuye gravemente a partir de la educaci¨®n secundaria.
El 83% de la poblaci¨®n vive en zonas rurales y el 78% de los hogares depende de la agricultura de subsistencia, dominada por las mujeres. El Gobierno de Sud¨¢n del Sur ha tomado varias medidas para empoderar a las mujeres econ¨®micamente en varios sectores. El Ministerio de G¨¦nero, con financiaci¨®n del Banco Mundial, ha otorgado subvenciones a 109 emprendedoras que comenzaron con peque?as empresas en varios estados del pa¨ªs. No obstante, el Gobierno todav¨ªa no garantiza su participaci¨®n en la toma de decisiones sobre la econom¨ªa nacional y no ha eliminado los obst¨¢culos a su participaci¨®n en la misma, en los sectores p¨²blico y privado, as¨ª como en la econom¨ªa informal.
Abusos
Nyaduri sufri¨® un aborto involuntario debido a la paliza que le propin¨® un miliciano. A su otro hijo le perdi¨® la pista el mismo d¨ªa. Ahora vuelve a estar embarazada. ¡°S¨¦ que est¨¢ retenido como ni?o soldado en alguna parte y no s¨¦ en qui¨¦n confiar, si en Dios que me ha abandonado, el Gobierno que nos deja morir lentamente o en las oeneg¨¦s que trabajan aqu¨ª¡±, explica en idioma dinka. La realidad de Nyaduri es una de tantas. ¡°Es la peor situaci¨®n que he visto en 30 a?os de trabajo en el ¨¢rea de salud y asuntos para la mujer¡±, afirma Zainab Hawa Bangura, representante especial del secretario general de la ONU en materia de violencia sexual durante el conflicto.
Decenas de mujeres y ni?os han sido v¨ªctimas de violencia sexual. Las ¨²ltimas cifras recogidas por la ONU, de 2014, dicen que unas 236 mujeres y ni?as fueron agredidas sexualmente ese a?o, y se estima que el n¨²mero haya aumentado en 2015, pero estos datos no visibilizan a las que por verg¨¹enza o miedo al estigma no comunican el incidente. Por su parte, Unicef ha contabilizado a 702 menores v¨ªctimas violencia sexual en 159 ataques. El 98% fueron contra ni?as.
Adem¨¢s, el aborto es ilegal incluso cuando ha habido una violaci¨®n de por medio. El Estado de Derecho es, en gran parte, inexistente y la mayor¨ªa de los casos se resuelven mediante leyes consuetudinarias que permiten los matrimonios con ni?as menores de edad. Tambi¨¦n se han documentado decenas de casos de violaciones en grupo.
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