Nueva era en Myanmar

Las urnas han hablado en Myanmar (la antigua Birmania) y lo han hecho elocuentemente. Con el recuento oficial a¨²n por concluir, la Liga Nacional para la Democracia (NLD), el partido de Aung San Suu Kyi, ha sobrepasado con holgura la mayor¨ªa de dos tercios para poder gobernar y nombrar presidente. Los datos le conceden ya al menos 387 esca?os en el Parlamento, muy por encima de los 329 que necesitaba.

Tras la decepci¨®n de 1990, cuando la junta militar hizo caso omiso del triunfo similar de la NLD ¡ªque recibi¨® un apoyo del 80%¡ª, la democracia parece tener, por fin, su oportunidad para asentarse en Myanmar. Pero los obst¨¢culos no son pocos. Los militares ocupan a¨²n amplios espacios de poder: aunque solo han recibido un 5% del voto popular, por ley les corresponde el 25% de los esca?os.

Aung San Suu Kyi, de 70 a?os, no podr¨¢ presidir el pa¨ªs. Se lo proh¨ªbe la Constituci¨®n, otro gesto de los militares contra ella. En respuesta, la premio Nobel de la Paz ha asegurado que estar¨¢ ¡°por encima¡± del jefe de Estado. La indiscutible l¨ªder moral ha pedido un di¨¢logo de reconciliaci¨®n nacional. Ante s¨ª tiene problemas como los numerosos conflictos ¨¦tnicos en las zonas fronterizas, el extremismo budista y el maltrato a la minor¨ªa musulmana rohiny¨¢; Suu Kyi deber¨¢ hilar muy fino y combinar idealismo y pragmatismo. En esta nueva era para Myanmar, las esperanzas de cambio de sus millones de votantes aguardan.