Caballo de Troya
En la nueva guerra que libra el mundo vale m¨¢s un lobo solitario que toda una divisi¨®n del ej¨¦rcito
Despu¨¦s de lo de Par¨ªs, la prensa internacional habla ya abiertamente de guerra, de una Tercera Guerra Mundial entre dos civilizaciones, o entre la civilizaci¨®n y el fanatismo, si se prefiere, que por la evoluci¨®n del mundo se est¨¢ librando de otra manera, puesto que los contendientes ya no est¨¢n frente a frente como hasta ahora, sino mezclados y confundidos entre ellos, lo que ha cambiado los m¨¦todos de combate y la estrategia b¨¦lica de los contendientes. Lo que en la guerra de Troya fuera un enga?o ingenioso con el que traspasar los muros infranqueables de la ciudad aqu¨ª se ha convertido ya, por obra y gracia de las migraciones, en el elemento que caracteriza la nueva guerra mundial: el bando atacante no necesita un caballo de Troya para entrar en el territorio enemigo, ya que muchos de sus soldados viven dentro de ese territorio. Tanto es as¨ª que los gobernantes de Europa no saben c¨®mo encarar el problema ni c¨®mo defender a sus poblaciones por m¨¢s que hagan declaraciones solemnes para tranquilizarlas. Y es que todos son conscientes de que es imposible luchar contra un enemigo que vive dentro de tu pa¨ªs, carece de un uniforme militar y est¨¢ dispuesto a inmolar su vida. Contra eso no hay defensa, lo reconozcan o no nuestros gobernantes.
?As¨ª que, nuevamente, como ocurri¨® en Madrid cuando lo de Atocha, en Londres cuando los atentados del metro o en Toulouse cuando el ataque a la escuela jud¨ªa, los dirigentes franceses dejar¨¢n que pasen los d¨ªas mientras anuncian nuevas medidas que no servir¨¢n de nada, o servir¨¢n de muy poca cosa, pues, mientras haya un solo fan¨¢tico dispuesto a morir matando y est¨¦ viviendo dentro de tu pa¨ªs, nada se puede hacer, desde la perspectiva militar al menos. En la nueva guerra que libra el mundo vale m¨¢s un lobo solitario que toda una divisi¨®n del Ej¨¦rcito.
?Qu¨¦ se puede hacer entonces? ?Ay, si yo lo supiera!¡ Pero yo solo soy un particular, un europeo que hizo la mili y olvid¨® lo que aprendi¨® en ella al d¨ªa siguiente de terminarla, un escritor que mira a su alrededor cada vez m¨¢s convencido de que la humanidad no tiene remedio. Quiz¨¢ porque ha le¨ªdo las palabras de Homero en La Il¨ªada, el relato que narra la guerra de Troya, en ese pasaje conmovedor en el que el troyano Glauco y el aqueo Diomedes, depuesta brevemente su c¨®lera guerrera, hablan en el campo de batalla y se reconocen en sus antepasados: ¡°Cual las generaciones de las hojas, as¨ª las de los hombres¡¡±. Lo que vale tambi¨¦n para sus descendientes, puesto que desde aquella guerra el mundo ha cambiado muy poco.
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