Iberismo
No ser¨ªa una mala idea, al contrario, que alguien tomara de nuevo en serio el iberismo en la inevitable reforma de la Constituci¨®n
Circulan estos d¨ªas por la Red innumerables chistes y comentarios a prop¨®sito del conflicto catal¨¢n, algunos de ellos trayendo a colaci¨®n a Portugal como hipot¨¦tica sustituta de Catalu?a si ¨¦sta se independiza. Como es habitual en esos mensajes, la mayor¨ªa son despectivos cuando no directamente faltosos. Sirva ¨¦ste como ejemplo: ¡°Ventajas de cambiar Portugal por Catalu?a: el portugu¨¦s se entiende mejor y adem¨¢s los portugueses se esfuerzan en hacerse entender, al rev¨¦s que muchos catalanes. Espa?a ganar¨ªa en poblaci¨®n y en territorio. A?adir¨ªa los archipi¨¦lagos de Madeira y las Azores a los que ya tiene. Perder¨ªa el mercado catal¨¢n, pero ganar¨ªa el lusoparlante, que es infinitamente mayor, pues incluye Brasil y Angola entre otras colonias. La Liga de f¨²tbol espa?ola perder¨ªa al Barcelona, pero incorporar¨ªa al Benfica y al Oporto. Espa?a ganar¨ªa kil¨®metros de costa y, en fin, los espa?oles perder¨ªamos la butifarra y el cava, pero a cambio disfrutar¨ªamos del vinho verde, del arroz de marisco y del bacalao en sus m¨²ltiples versiones¡¡±.
Dejados atr¨¢s los t¨®picos y el anticatalanismo que destila la an¨®nima ocurrencia (de la que voluntariamente he suprimido sus detalles m¨¢s despectivos), lo que subyace detr¨¢s de ella es el rescoldo del iberismo, el movimiento rom¨¢ntico que en alg¨²n tiempo so?¨® con unir en una sola federaci¨®n a todos los pueblos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y que curiosamente tuvo m¨¢s seguidores en Portugal que del lado de ac¨¢ de la frontera. Figuras como Pessoa, Miguel Torga o Saramago en este ¨²ltimo siglo y antes de ellos personajes como el fraile lisboeta Ant¨®nio Vieira, defensor de los indios brasile?os y preconizador en el siglo XVII del advenimiento de un rey luso, san Jo?o, que se asentar¨ªa sobre la naci¨®n ib¨¦rica, defendieron la uni¨®n de los pueblos de la Pen¨ªnsula mientras que del lado espa?ol s¨®lo les dieron la r¨¦plica Unamuno y Castelao y, en el terreno de la acci¨®n pol¨ªtica, la Federaci¨®n Anarquista Ib¨¦rica (la famosa FAI), cuya implantaci¨®n mayor se produjo precisamente en tierras catalanas. As¨ª que no inventan nada los que estos d¨ªas bromean con la sustituci¨®n de Catalu?a por Portugal como burla a los independentistas y no ser¨ªa una mala idea, al contrario, que alguien tomara de nuevo en serio el iberismo en la inevitable reforma de la Constituci¨®n. Una federaci¨®n que incluyera a todos los pueblos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica en igualdad de condiciones y de poder quiz¨¢ ser¨ªa la soluci¨®n a un problema que Espa?a arrastra desde su nacimiento y que no es otro que su indefinici¨®n. Pero me temo que Portugal no querr¨ªa y no me sorprende.
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