La desnutrici¨®n casi nunca viene sola
El hospital de Nuakchot trata los casos m¨¢s severos y con patolog¨ªas asociadas de ni?os desnutridos de toda Mauritania, un pa¨ªs donde ¡°la situaci¨®n es cr¨ªtica¡±, seg¨²n UNICEF
El peque?o Ousmane apenas tiene fuerzas para estar sentado. Su madre, Mama Mint Hachim, de 20 a?os, le trajo al hospital hace diez d¨ªas porque tos¨ªa todo el tiempo, no paraba de vomitar y sufr¨ªa de una diarrea incontenible que le hab¨ªa dejado en 6,3 kilos de peso. La desnutrici¨®n severa estuvo a punto de costarle la vida, pero esta enfermedad no estaba sola. Ousmane sufre tambi¨¦n de tuberculosis y SIDA y en lugar de recuperar peso lo ha seguido perdiendo, ahora est¨¢ en 6,1 kilos. As¨ª es el d¨ªa a d¨ªa en el Centro de Rehabilitaci¨®n Nutricional Intensiva (CRENI) del hospital de Nuakchot, centro nacional de referencia de toda Mauritania que cuenta con el apoyo de UNICEF, donde reciben los casos m¨¢s complicados de uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del Sahel. El esfuerzo que hacen es enorme, pero en ocasiones hay vidas que se les escapan entre los dedos.
El doctor Muntagha Sall se pasa el antebrazo por la frente. Hace calor y ni siquiera los grandes ventiladores logran evitar que se sude todo el tiempo. ¡°S¨®lo en Nuakchot tuvimos m¨¢s de 8.000 casos el a?o pasado¡±, asegura. Un pasillo divide las dos salas del CRENI donde diez ni?os y sus madres est¨¢n siendo tratados de desnutrici¨®n. ¡°Muchas veces nos quedamos cortos, no tenemos capacidad para todos, sobre todo en el periodo de soudure, entre las dos cosechas¡±, a?ade. Al ser centro de referencia y contar con un bloque quir¨²rgico especializado, hasta aqu¨ª llegan los casos de desnutrici¨®n m¨¢s severos, casi siempre asociados a otras patolog¨ªas. ¡°Hacemos lo que podemos, los estabilizamos y tratamos de que se recuperen. Pero no siempre est¨¢ en nuestras manos¡±, dice Sall.
Khadiata Watt est¨¢ acostada hecha un ovillo en la cama de la sala dos. Parece dormir pl¨¢cidamente. Sin embargo, en cuanto su padre Baye Mamadou Watt la toca, la peque?a hace un gesto de dolor. Tiene cuatro a?os y medio y s¨®lo pesa 5,4 kilos. Est¨¢, literalmente, en los huesos. ¡°Hasta los cuatro meses la ni?a no ten¨ªa ning¨²n problema, pero un d¨ªa vino una t¨ªa de visita, la cogi¨® y se le cay¨® al suelo¡±, dice Baye con gesto cansado. Lleva doce d¨ªas pegado a la cama de su hija, vigilando su sue?o. ¡°Cuatro o cinco meses despu¨¦s del accidente la ni?a empez¨® a toser mucho y a tener dificultad para respirar¡±, asegura. El doctor Mountagha Sall interrumpe la conversaci¨®n. ¡°Este es un caso muy dif¨ªcil, aqu¨ª hay un problema neurol¨®gico y la desnutrici¨®n es secundaria¡±. Adem¨¢s, la peque?a Khadiatta sufre de anemia severa. No ser¨¢ f¨¢cil que remonte.
Cuando la desnutrici¨®n se al¨ªa con otras enfermedades es mucho m¨¢s dif¨ªcil hacerle frente
VIH, tuberculosis, cardiopat¨ªas, infecciones, diarreas, paludismo. Cuando la desnutrici¨®n se al¨ªa con otras enfermedades es mucho m¨¢s dif¨ªcil hacerle frente. Y no llevamos a?os buenos. ¡°En Mauritania vivimos crisis peri¨®dicas que tocan sobre todo a los ni?os y a las mujeres embarazadas o que est¨¢n dando el pecho. Tenemos unas tasas de desnutrici¨®n cr¨®nica superior al 30% y aguda del 14%, por encima de los niveles internacionales de alerta. Y este a?o est¨¢ siendo peor a¨²n que el a?o pasado¡±, asegura Elizabeth Zanou, especialista en Nutrici¨®n de UNICEF. Con 3,7 millones de habitantes y un 42% de su poblaci¨®n bajo el umbral de la pobreza, no es de extra?ar que unos periodos de lluvia muy irregulares y cada vez m¨¢s escasos provoquen picos de desnutrici¨®n todos los a?os.
Sidi Mohamed Ould Alioune tiene nueve meses y lleg¨® al hospital con problemas respiratorios y gastroenteritis pesando s¨®lo 3,7 kilos. Durante dos semanas, el doctor Sall y su equipo le han estado dando suplementos nutricionales espec¨ªficos que, unidos a la leche materna, le han permitido volver a ponerse en 4,3 kilos. Tendr¨¢ otra oportunidad. Su madre, Mouna Medrid, ha vuelto a sonre¨ªr. Ella vive en el popular barrio de El Mina de la capital mauritana, donde la pobreza y la escasez golpean con fuerza desde hace a?os, una aglomeraci¨®n de chabolas y viviendas de autoconstrucci¨®n que fue surgiendo en las ¨²ltimas d¨¦cadas a partir de la llegada en aluvi¨®n de gentes procedentes del interior que hu¨ªan de la sequ¨ªa y del hambre. Huir de la miseria para caer en m¨¢s miseria.
El apoyo de UNICEF se deja ver en cuestiones tan sensibles como la detecci¨®n r¨¢pida de casos, el refuerzo de las capacidades de las estructuras de salud del Gobierno, la promoci¨®n de la lactancia materna, la formaci¨®n y la sensibilizaci¨®n respecto a los buenos h¨¢bitos y comportamientos nutricionales. ¡°La situaci¨®n es cr¨ªtica¡±, insiste Zanou, quien calcula que a este paso cerrar¨¢n el a?o con m¨¢s de 33.000 casos de desnutrici¨®n aguda severa. En todo el pa¨ªs hay unos 500 centros de recuperaci¨®n nutricional, 35 de los cuales se encuentran en la capital para una poblaci¨®n de 1,3 millones de habitantes.
Hace unas semanas, Ata Mint Moulaye, que vive en El Mina, observ¨® que su peque?a Amachie Migin, de 18 meses, empezaba a tener problemas. Fiebre que no se iba, diarreas, problemas para orinar, edemas, vientre hinchado. ¡°Ella es la m¨¢s peque?a de mis siete hijos, el mayor ya muri¨® a causa de la desnutrici¨®n cuando yo ten¨ªa 14 a?os y no estaba dispuesta a permitir que me volviera a ocurrir¡±, asegura. As¨ª que cogi¨® a la peque?a y la llev¨® al CRENAS del barrio donde la trataron con Pumplynut, el suplemento nutricional que sabe a chocolate y los ni?os chupan encantados. En este caso se lleg¨® a tiempo y Amachie no tuvo que ser ingresada en el hospital.
De este barrio de El Mina proceden muchos de los casos de la capital. ¡°Mi marido es conductor, pero no siempre tiene trabajo. Yo hago cusc¨²s y lo vendo por la calle, con esto saco unas 1.500 o 2.000 ouguiyas (entre 4,5 y 6 euros) cada d¨ªa para alimentar a toda la familia. Con esto no me llega, as¨ª que voy a la tienda y el propietario me suele fiar. Cuando tengo algo de dinero extra voy y le pago¡±, explica Ata. Entre los platos que cocina a sus hijos est¨¢ el arroz con pescado, las sardinas fritas, arroz con guisantes y, en raras ocasiones, algo de carne con cebolla y salsa de verduras.
Uno de los problemas asociados a la desnutrici¨®n es que a muchas de estas madres j¨®venes les cuesta identificar la enfermedad y cuando reaccionan ya es tarde o bien que sienten verg¨¹enza de llevar a sus hijos al m¨¦dico porque creen que se trata de una maldici¨®n, aunque este fen¨®meno est¨¢ m¨¢s extendido en ¨¢mbitos rurales. Para ello existen diferentes programas apoyados tambi¨¦n por UNICEF que cuentan con mujeres voluntarias en los barrios, pertenecientes a las propias comunidades, capaces de identificar a un simple golpe de vista a un ni?o malnutrido. La falta de informaci¨®n relativa a la alimentaci¨®n de sus hijos tambi¨¦n est¨¢ en el origen de muchos de los casos.
Maimouna Moussa procede de la regi¨®n de Brakna, en el sur del pa¨ªs. Cuando su hijo de a?o y medio empez¨® a tener v¨®mitos y fiebre no pens¨® que pod¨ªa ser debido a un problema de desnutrici¨®n asociado al hecho de que s¨®lo le estaba dando leche materna y, de manera irregular, algo de la misma comida, b¨¢sicamente carne, que com¨ªan los adultos. Del CRENAS de Aleg pas¨® directamente al hospital de Nuakchot, donde ingres¨® pesando 6,4 kilos. Poco a poco, Moussa Mamadou se fue recuperando y ahora ha llegado a los 7,7 kilos, hasta el extremo de que est¨¢ a punto de recibir el alta. ¡°Al principio no ten¨ªa apetito. Hemos explicado a la mujer que debe enriquecer la dieta de su hijo, darle prote¨ªnas, vitaminas, fruta, pescado, creemos que con esto ser¨¢ suficiente para que no vuelva por aqu¨ª¡±, explica el doctor Sall.
Uno de los problemas asociados a la desnutrici¨®n es que a muchas? madres j¨®venes les cuesta identificar la enfermedad y cuando reaccionan ya es tarde
Cuando un ni?o es derivado hasta el CRENI del hospital de Nuakchot lo primero que se hace es pesarlo y medir su talla. Si estos indicadores arrojan ¨ªndices de desnutrici¨®n r¨¢pidamente se le admite y se hace un test de apetito. En el caso de que el peque?o se niegue a comer puede ser necesario alimentarle por v¨ªa intravenosa; si, por el contrario, es capaz de ingerir por s¨ª mismo entonces se le facilitan suplementos nutricionales y se vigilan permanentemente sus constantes, comprobando a diario su peso. ¡°Aqu¨ª llegan ni?os de todas las regiones del pa¨ªs, de Atar, de Zouerat, de Aleg, de Selibaby. El periodo medio de estancia es de unas dos semanas¡±, a?ade el responsable del CRENI.
Mariama Thiam se est¨¢ colocando bien la melfa. Su hijo Moctar, de 8 meses, acaba de recibir el alta m¨¦dica y ella se dispone a volver a casa. Tras diez d¨ªas ingresado, el ni?o ha recuperado no s¨®lo las ganas de comer, sino la sonrisa. Mientras las otras madres la miran con envidia, Mariama se detiene un instante para mirar atr¨¢s y levanta la mano que le queda libre con un gesto amistoso. Ahora le queda un largo camino hasta su Kiffa natal, pero su marido ya la espera en la puerta. ¡°Los m¨¦dicos han cuidado muy bien a mi hijo y se han preocupado por salvarle la vida. Gracias a Dios, volvemos a casa¡±, dice Mariama. No todo van a ser malas noticias en el hospital de Nuackhot.
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