La resistencia del pueblo moset¨¦n a la extinci¨®n toma un nuevo impulso gracias a un diccionario franciscano del siglo XIX
El libro, que acaba de ser inscrito en el programa Memoria del Mundo de la Unesco, recoge una traducci¨®n en castellano de la lengua de esta naci¨®n ind¨ªgena de Bolivia, ocupada hist¨®ricamente por aimaras, quechuas y misiones evangelizadoras. El idioma, con solo 737 hablantes, est¨¢ en peligro de extinci¨®n
En el norte de la ciudad de La Paz, en una regi¨®n de transici¨®n ecol¨®gica en la que conviven monta?as y llanos, se asentaron hace cientos de a?os los mosetenes, originalmente n¨®madas. Ubicados en un espacio lim¨ªtrofe, han tenido que convivir con la ocupaci¨®n de aimaras y quechuas desde el occidente y con las misiones que evangelizaban el Amazonas por el norte. Por ello, la inscripci¨®n, el pasado noviembre, del Diccionario moset¨¦n-castellano (1874) en el programa Memoria del Mundo de la Unesco es un acto de resistencia de una naci¨®n cuya lengua, con 757 hablantes, est¨¢ al borde de la extinci¨®n.
Un total de 3.516 personas se identifican como mosetenes, de acuerdo con el censo de 2012 (el ¨²ltimo disponible con estos datos), pero solo hablan la lengua 414 hombres y 343 mujeres. La mayor¨ªa de ellos son ancianos. ¡°El proceso de modernizaci¨®n est¨¢ provocando que los ni?os dejen paulatinamente de usar esa lengua. Adem¨¢s, los profesores de la regi¨®n provienen del ¨¢rea andina y son hablantes de quechua y aimara. El ¨²nico lenguaje que tienen para comunicarse es el castellano, aunque hay intentos desde el Estado para promover el idioma [el Ministerio de Educaci¨®n incluy¨® en 2022 su aprendizaje en la libreta escolar]¡±, dice el antrop¨®logo Milton Eyzaguirre, jefe de la unidad de Extensi¨®n Cultural del Museo Nacional de Etnograf¨ªa y Folklore (Musef), entidad propietaria del diccionario.
En un proceso acelerado de p¨¦rdida de la lengua, donde menos de la mitad de estos pobladores la hablan, el diccionario permitir¨¢ reforzar las identidades y revalorizar el uso de la lengua
Algunas pesquisas relacionan el moset¨¦n con el macropano (Per¨²-Bolivia) y el macro-guaykur¨² (Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina). ¡°Entendemos que esta lengua se habla a nivel sudamericano porque estas poblaciones iban migrando permanentemente. Por los datos que tenemos, estos procesos migratorios probablemente abarcaron estos pa¨ªses en el periodo prehisp¨¢nico y colonial¡±, asegura Eyzaguirre. A pesar de esta supuesta influencia, el idioma es uno de los 30 de Bolivia que la Unesco ha detectado como vulnerable o en peligro de extinci¨®n. Su caso no es tan dram¨¢tico como el baur¨¦, con alrededor de 60 hablantes, pero su desaparici¨®n, seg¨²n la Unesco, es inminente.
El contacto con aimaras y quechuas, culturas predominantes del pa¨ªs, ha provocado transformaciones en las tradiciones de los mosetenes. La m¨¢s relevante es el cambio del nomadismo, basado en la recolecci¨®n y pesca, al sedentarismo. ¡°Desde la d¨¦cada de 1960 ha habido incursiones quechuas y aimaras para el cultivo de cacao, caf¨¦, coca y la explotaci¨®n de madera. Con ellos, trajeron la concepci¨®n de agricultura y la noci¨®n individual de la tierra, porque [los mosetenes] entend¨ªan el espacio amaz¨®nico como uno solo, un amplio territorio que recorr¨ªan de acuerdo con las estaciones y las condiciones clim¨¢ticas¡±, explica Eyzaguirre. Las migraciones y la baja natalidad de mujeres de la naci¨®n Moset¨¦n han provocado matrimonios inter¨¦tnicos, con comunidades andinas o con los chiman¨¦s, cuya lengua, con cerca de 9.000 hablantes, es considerada hermana del moset¨¦n.
Da?o y beneficio de las misiones
Sin embargo, el proceso de aculturaci¨®n m¨¢s intenso lleg¨® un siglo antes, a trav¨¦s de las misiones franciscanas, con la imposici¨®n del matrimonio mon¨®gamo, la prohibici¨®n de las uniones entre parejas masculinas, el despojo de sus nombres nativos y una espiritualidad ajena. Los misioneros fueron una maldici¨®n y una bendici¨®n, porque fueron ellos los autores del Diccionario moset¨¦n-castellano, probablemente el italiano Benigno Bibolotti, que estuvo en la regi¨®n entre 1857 y 1868, o el espa?ol Nicol¨¢s Armentia, quien vivi¨® en Bolivia desde 1873 hasta 1880. El car¨¢cter itinerante que ten¨ªan inicialmente los mosetenes impidi¨® que tuvieran relaci¨®n con las conocidas reducciones jesuitas establecidas en la Amazon¨ªa durante la colonia, desde 1609 hasta su expulsi¨®n por el rey Carlos III en 1767. No fue hasta finales del siglo XVIII, en 1790, con la fundaci¨®n de la Misi¨®n de San Francisco de Mosetenes, que la congregaci¨®n cat¨®lica de los redentoristas, a trav¨¦s de los franciscanos, tuvieron contacto con esta naci¨®n ind¨ªgena, una de las 36 reconocidas por la constituci¨®n boliviana.
¡°Con la independencia de Bolivia en 1825, se expuls¨® a los franciscanos porque se dec¨ªa que ten¨ªan muchas propiedades en las ciudades, pero, m¨¢s o menos, en 1835, el presidente Andr¨¦s de Santa Cruz les pidi¨® que regresaran con un motivo estrat¨¦gico. Hab¨ªa muchas zonas con poca presencia del Estado y una forma de articular el pa¨ªs era a trav¨¦s de la religi¨®n cat¨®lica¡±, detalla el arque¨®logo. Del complejo proceso de conversi¨®n ¡ªse sabe de la muerte de dos curas a manos de los nativos en 1857 y 1862, y de una viruela que arras¨® la comunidad¡ª surgi¨® en 1874 el Diccionario moset¨¦n-castellano, un manuscrito de 341 p¨¢ginas, de cuero rojo y 16 cent¨ªmetros de alto, escrito con una tinta ferrog¨¢lica que ha dejado sus p¨¢ginas rugosas.
El diccionario
¡°En un proceso acelerado de p¨¦rdida de la lengua, donde menos de la mitad de estos pobladores la hablan, el diccionario permitir¨¢ reforzar las identidades y revalorizar el uso de la lengua¡±, se lee en el formulario de postulaci¨®n enviado a la Unesco, en el que participaron el argentino Andr¨¦s Eichmann, fil¨®logo hispano en la Universidad de Navarra, y la inglesa Rebecca Ellis, antrop¨®loga que trabaj¨® con los mosetenes. Ya existen otros tres diccionarios impresos del moset¨¦n: el de Armentia, publicado en 1903 en Argentina; el que Bibolotti lanz¨® en 1917 en Estados Unidos, y otro de 2011 publicado en conjunto por la Organizaci¨®n del Pueblo Ind¨ªgena Moset¨¦n (OPIM), la Universidad Mayor de San Sim¨®n (UMSS) y el Programa de Formaci¨®n en Educaci¨®n Intercultural Biling¨¹e para los Pa¨ªses Andinos (Proeib). Pero el que ha sido declarado como Memoria del Mundo es la primera fuente escrita que describe el contacto entre franciscanos y mosetenes.
Est¨¢ firmado en Covendo, en 1874. Como curiosidad, el idioma se escribe en el manuscrito como ¡°moseteno¡±. Esto, explican algunos relatos etnogr¨¢ficos, se debe a que los habitantes antiguos eran llamados mosetenos y los j¨®venes mosetenes. Tiene 11 partes: breve noticia sobre el idioma moseteno; diccionario castellano-moseteno; diccionario moseteno-castellano; nombres de parentesco; puntos cardinales; numeraci¨®n; pronombres; conjugaciones; preguntas para un casamiento; frases para ejercitarse en el moseteno; y doctrina cristiana en idioma moseteno. En el primer cap¨ªtulo, que es una especie de introducci¨®n, se mencionan tres misiones que hablan esta lengua, y al padre Andr¨¦s Herrero, responsable de restaurar las reducciones franciscanas en Bolivia, y quien permaneci¨® en el pa¨ªs despu¨¦s de la guerra de la Independencia.
Uno de los valores del libro que se argument¨® desde el Musef para su inscripci¨®n en el programa Memoria del Mundo es que representa las maneras diferenciadas de comunicaci¨®n entre hombres y mujeres mosetenes. Las mujeres se expresan de una forma y los hombres utilizan otras palabras para decir lo mismo, una particularidad que comparten varias sociedades amaz¨®nicas. ¡°En estas comunidades hay un marcado nivel de matrilinealidad (¡) en este sentido, las mujeres tienen mucha incidencia, lo que ha impactado en el uso de la lengua, la cual se distingue por g¨¦nero. En este documento se manejan las formas antiguas de la relaci¨®n ling¨¹¨ªstica que permiten entender la estructura de las sociedades, donde las mujeres definen con qui¨¦n casarse¡±, se lee en el formulario de postulaci¨®n.
Adem¨¢s, en la primera p¨¢gina aparece una hoja de venta fechada en febrero de 1940, de Le¨®n Loza, periodista con vocaci¨®n de recuperar documentos y cuya colecci¨®n forma parte del Musef, a Arthur Posnansky, c¨¦lebre arque¨®logo, cineasta y escritor austroh¨²ngaro estudioso del pasado prehisp¨¢nico de Bolivia. Los cerca de 11.600 documentos que compon¨ªan la biblioteca del investigador europeo son parte del museo desde 2013. Desde la instituci¨®n dicen que el siguiente paso con el diccionario es transcribirlo, editarlo y lanzar una nueva edici¨®n. Una tarea similar se realiz¨® en marzo de este a?o con el diccionario de la lengua moxa, en las tierras bajas de Bolivia, donde se establecieron 16 misiones en 1701.
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