Mendigos, captadores y confusi¨®n
De lo que da un socio, ?qu¨¦ porcentaje va realmente a la gente que lo necesita?
Paseo esquivando excrementos, ciclistas y coches. Otros obst¨¢culos, que se han multiplicado ¨²ltimamente, se a?aden: los pedig¨¹e?os que apelan a mi mala conciencia. Pueden pedir para s¨ª mismos o para otros, supuestamente. Y digo supuestamente porque, en este mundo confuso, todos sabemos que es probable que este pordiosero inv¨¢lido est¨¦ extorsionado por mafiosos y no necesite muletas, y este muchacho, que quiere comprometerme para abonar una mensualidad a Oxfam Interm¨®n, trabaja por dinero y, adem¨¢s, para una empresa intermediaria que se lucra con mi fibra sensible. Me aborda una captadora, Isabel, para convencerme de que d¨¦ dinero a Aldeas Infantiles. Tiene un sueldo base y un objetivo m¨ªnimo de socios al mes. Me habla de cosas terribles, la pobreza, el hambre, las enfermedades, de lo mucho que se puede hacer con poco. Simp¨¢tica, me cuenta c¨®mo para a todo tipo de personas, y que enseguida las cataloga: las que igual se apuntan, las que ni de co?a, las educadas, las bordes, las que tienen prisa (o eso dicen), las que ya son socias¡
Martin Wesser nos informa en la web de Wesser & Partner de que hace 45 a?os su padre cre¨® en Alemania la empresa, l¨ªder en Europa en el sector de captadores de socios para Ong, y hace tres lo ha hecho ¨¦l en Espa?a ¨Cel v¨ªdeo debe ser viejo, en otro sitio dice que se fund¨® en 2002¨C. Los testimonios despiden un tufillo a secta y a autoayuda. ¡°Yo vivo con el responsable de mi equipo y una captadora¡±, declara una. ¡°La familia wesseriana¡±, dice otra. ¡°??nimo para los nuevos wesserianos!¡±, se despide un tercero. En el v¨ªdeo promocional, un joven con peto de la Cruz Roja nos anima: ¡°Y si adem¨¢s conoces captadores de otras ciudades, te vas de campa?a a Ibiza o te ganas un viaje a Hait¨ª¡, ?como para no quedarse!¡±.
?Es humor negro lo de Hait¨ª? Pienso en las cuantiosas donaciones hechas a la Cruz Roja para ayudar al pa¨ªs tras el terremoto de 2010. Hay informes que dicen que con casi 500 millones de d¨®lares recaudados para ese fin, la Red Cross estadounidense construy¨®¡ ?seis casas, de las miles que prometi¨®! L¨®gicamente, con esos precios, cinco a?os despu¨¦s siguen pidiendo donativos para reconstruir Hait¨ª. Por supuesto, el dinero se fue tambi¨¦n en otras cosas. Lo malo es que esas ¡°otras cosas¡± incluyen, adem¨¢s de conducciones de agua o el¨¦ctricas, altos sueldos y mordidas.
En El viejo y el mar, de Hemingway, el anciano pescador, tras una lucha terrible, logra pescar un enorme pez. Pero cuando llega al puerto s¨®lo queda el esqueleto, pues los tiburones lo han ido devorando por el camino. De lo que da un socio, ?qu¨¦ porcentaje va realmente a la gente que lo necesita? Isabel no lo sabe. Echo de menos a esos ni?os y a esas mujeres de anta?o que iban con huchas para el Domund o la Cruz Roja. Es que lo de las huchas, me explica Isabel, es dinero que no se puede fiscalizar, por eso se hace menos.
Tambi¨¦n hay, claro, mendigos de verdad, y ONG que aprovechan al m¨¢ximo sus recursos. ?C¨®mo distinguirlos? El mundo¡ ?Por qu¨¦ es todo tan complicado? Ese es el secreto de las ideolog¨ªas, las sectas, las religiones: te dan respuesta para todo, simplifican lo que es complejo. Pero el precio de esa simplificaci¨®n es demasiado alto: a menudo lleva al absurdo, a la esclavitud o al crimen.
elpaissemanal@elpais.es
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