La lecci¨®n de los Balcanes

Hay guerras fatales y contraproducentes, como la de Irak. Guerras desconcertadas, como la de Afganist¨¢n. E intervenciones militares justas y correctas, como la de Kosovo, en 1999. Si hay que hacer algo provechoso con Siria y el Estado Isl¨¢mico, conviene aprender de aquella lecci¨®n de los Balcanes.

Lo primero es incardinar lo militar en un completo y detallado programa de actuaci¨®n en m¨²ltiples campos, bajo una clara estrategia pol¨ªtica que concite una amplia coalici¨®n.

Entonces se apur¨® el campo diplom¨¢tico: se negoci¨® continuamente con la recelosa Rusia; incluso con Belgrado, hasta el ¨²ltimo minuto y mientras se la bombardeaba: el acuerdo de Kumanovo (de retirada escalonada serbia del territorio kosovar) se firm¨® el 9 de junio, la v¨ªspera de la irrupci¨®n terrestre de las tropas aliadas.

Se lanz¨® un enorme despliegue humanitario en apoyo de los 750.000 refugiados albano-kosovares, expulsados por el dictador Slobodan Milosevic a los pa¨ªses vecinos (Albania, Macedonia...).

Se persigui¨® internacionalmente al clan del dictador, sus cuentas en para¨ªsos fiscales, sus desplazamientos... se le forz¨® a dimitir, pero no se destruy¨® el Estado serbio, ni su polic¨ªa, ni su Ej¨¦rcito, como err¨®neamente se hizo luego con los de Sadam Husein, en la guerra de Irak de 2003. Aunque el aval jur¨ªdico fue imperfecto: la ONU lo dio tras la intervenci¨®n.

La operaci¨®n militar a¨¦rea fue dirigida por quien sab¨ªa de eso, la Alianza Atl¨¢ntica. Fue masiva. Perseverante. Continuada. Dur¨® casi tres meses. Emple¨® mil aviones. Acot¨® las dianas a objetivos militares y de comunicaciones. Fue cirug¨ªa fina, ?y aun as¨ª hubo errores y da?os colaterales! Recuerden: la Embajada china, el convoy civil, la torre de televisi¨®n... Pero la intervenci¨®n fue proporcionada a los objetivos.

Y fue eficaz ¡ªcontra quienes sostienen que las operaciones ¨²nicamente a¨¦reas siempre son insuficientes: ?depende!¡ª, por cuanto desbarat¨® el imperialismo de Milosevic, impidi¨® la masacre de los kosovares y devolvi¨® a los refugiados a sus hogares.

Al fin, la operaci¨®n terrestre aliada de la Kfor no fue una invasi¨®n. No hubo guerra terrestre. Solo una ocupaci¨®n ¡ªtemporal¡ª, que solemniz¨® la victoria (previa) de las democracias, y procur¨® orden y concierto. Aprendamos tambi¨¦n de las cosas bien hechas.