Votar a los 16 a?os
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Esta entrada ha sido escrita por Marta Mart¨ªnez Mu?oz, soci¨®loga, activista en derechos de la infancia y fundadora de Enclave. @DDHH_Infancia
Recuento de votos en un colegio electoral durante las elecciones municipales de mayo de 2015. Imagen: B. de la Banda
En 2014 escrib¨ªa Pablo Sim¨®n en Politikon que el derecho al voto a los 16 a?os es un tema muy poco presente en el debate pol¨ªtico. Este a?o 2015, uno de los de mayor intensidad electoral de los ¨²ltimos tiempos, trae varias circunstancias que sugieren la pertinencia de abrir el debate: el D¨ªa Internacional de los Derechos de la Infancia, hoy 20 de noviembre en la antesala de la campa?a electoral, y el 26to aniversario de la aprobaci¨®n de la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o de Naciones Unidas, ratificada por Espa?a en 1990.
Entre otros muchos, la Convenci¨®n recoge en los art¨ªculos 12 a 17 los derechos civiles o pol¨ªticos (opini¨®n, participaci¨®n, asociaci¨®n libertad de conciencia y libertad de informaci¨®n). La efectividad de estos en Espa?a ha tenido menor recorrido.
Si bien la mayor¨ªa de los pa¨ªses han establecido la edad m¨ªnima para el voto en 18 a?os, existen algunas excepciones. Los pa¨ªses en los que el derecho a voto se alcanza a una edad m¨¢s temprana son Ir¨¢n (15), Cuba (16), Indonesia y Argentina (17). En Bolivia y Ecuador el voto (de car¨¢cter obligatorio) es optativo entre los 16 y 17 a?os. En otros pa¨ªses el derecho se alcanza a una edad m¨¢s tard¨ªa: Jordania (19), Camer¨²n y Jap¨®n (20) y Costa de Marfil, Kuwait, y Sierra Leona (21).
En Europa solo dos pa¨ªses tienen reconocido el derecho al voto a los 16: Austria (desde 2007) y Chipre (donde el voto adem¨¢s es obligatorio). En el refer¨¦ndum escoc¨¦s de octubre de 2014 tambi¨¦n se convoc¨® a los mayores de 16 a?os.
En esta l¨ªnea, el pasado 12 de noviembre, el Parlamento Europeo aprob¨® un informe que llama al voto a los 16 a?os ya finales de este mes se prev¨¦ una recomendaci¨®n del Consejo Europeo en la misma l¨ªnea en el marco de una iniciativa que contempla la armonizaci¨®n de las reglas electorales en la UE.
Las tesis defensoras de la reducci¨®n de la edad para el ejercicio del sufragio que equiparan derechos y obligaciones (por ejemplo, la posibilidad de trabajar a los 16 a?os, coincidiendo con la edad de finalizaci¨®n de la ense?anza obligatoria) deber¨ªan de hacerse espacio en el debate pol¨ªtico. Esto conllevar¨ªa varios beneficios, por citar solo alguno: conseguir una mayor vinculaci¨®n entre el inter¨¦s en la pol¨ªtica y la participaci¨®n directa en la toma de decisiones o aumentar la sensibilidad de los partidos pol¨ªticos a las demandas de orden pol¨ªtico, econ¨®mico y social de los m¨¢s j¨®venes. Las y los j¨®venes lo han expresado en el marco de diferentes movilizaciones de estudiantes en Espa?a. Son contundentes: ¡°Si pudi¨¦ramos votar, los pol¨ªticos pensar¨ªan m¨¢s en nosotros¡±.
En Espa?a, han apostado de momento el Sindicato de Estudiantes o el Consejo General de la Juventud. Una iniciativa del ¨¢rea de Juventud de Izquierda Unida (¡°En la calle y en las urnas, nos rebelamos¡±) fue finalmente aceptada, y por primera vez, se incorpor¨® al programa electoral de las pasadas elecciones de 2011 de dicha agrupaci¨®n. A la fecha, IU ha sido el ¨²nico partido que ha incluido esta reivindicaci¨®n en un programa electoral. En 2012, el PSOE lo discuti¨® en su ponencia marco del Comit¨¦ Federal y en estos d¨ªas parece que se vuelve a abrir el debate (aqu¨ª y aqu¨ª) sin que hasta el momento se haya tomado una decisi¨®n al respecto.
Casi nadie duda de que necesitamos un proceso de regeneraci¨®n de la pol¨ªtica que debe incluir tambi¨¦n su rejuvenecimiento. Adem¨¢s el reconocimiento del voto a los 16 a?os deber¨ªa de entenderse como una forma de atajar la desafecci¨®n que tambi¨¦n los adolescentes sienten por las cuestiones pol¨ªticas e incorporar a una buena parte de la ciudadan¨ªa a la construcci¨®n de la misma expandiendo sus derechos y promoviendo de una forma m¨¢s gradual el ejercicio de sus derechos pol¨ªticos.
Las ni?as y ni?os, adolescentes y j¨®venes son protagonistas de sus vidas y ya han sido reconocidos jur¨ªdicamente como sujetos pol¨ªticos. Pero para hacerlo efectivo, es necesario que dejen de ser tratados con una l¨®gica de minoridad, tan instalada en el imaginario adultoc¨¦ntrico (el adultocentrismo es a la infancia como el patriarcado a las mujeres). Estos d¨ªas, en el marco de diferentes debates, hemos visto como numerosos pol¨ªticos usan el t¨¦rmino ¡°infantil¡± (que pertenece o es relativo a la infancia) como sin¨®nimo para calificar actitudes irresponsables de sus adversarios. Desde la sociolog¨ªa de la infancia hemos dado buenas muestras de que no son menores sino sujetos de derechos. Muchos deber¨ªan dejar de asociar lo infantil con lo incapaz, la moratoria pol¨ªtica (¡°son el futuro¡± dicen a¨²n), lo irresponsable, la minoridad, lo inmaduro, lo inacabado, los human becomings y apostar responsablemente por abrir este debate en Espa?a como ya nos advierten desde la UE.
Si no nos ponemos a ello, quiz¨¢s nos ocurra como en Per¨². Hace unos d¨ªas, los ni?os, ni?as y adolescentes irrumpieron de forma l¨²dica en el Congreso cansados de que, tras m¨¢s de ocho a?os de la campa?a ¡°Infancia Sin Castigo, Infancia Sin Violencia¡±, no haya habido a¨²n un debate para promover una ley contra el castigo f¨ªsico humillante. Se presentaron bajo el oportuno lema ¡°Nos cansamos de esperar¡± porque cuando los chavales se organizan son imparables.
Puede que en Espa?a tambi¨¦n se cansen de esperar y a algunos les va a pillar con su hegem¨®nico adultismo no superado. Puede que sean ¡°menores¡± de edad para el ejercicio del voto, pero ya est¨¢n participando de la vida democr¨¢tica y construyendo su cultura de indignaci¨®n.
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