La moda es algo serio para Stefano Pilati
Nos citamos en Tokio con el director creativo de Ermenegildo Zegna Couture, que ha llevado a la centenaria firma de lujo masculina a la vanguardia
Stefano Pilati es un creador at¨ªpico. Este milan¨¦s de 50 a?os est¨¢ al frente del dise?o de la primera l¨ªnea de Ermenegildo Zegna, s¨ªmbolo centenario del made in Italy y, con 550 tiendas monomarca (de las cuales m¨¢s de 300 son propiedad de la compa?¨ªa), la firma de lujo masculina m¨¢s grande del mundo. Y sin embargo, vive en Berl¨ªn, lejos de los focos y de la endogamia de las capitales de la moda. Tal vez por eso haya sido capaz de mantenerse en la ¨¦lite de la profesi¨®n durante toda su carrera: empez¨® como mano derecha de Miuccia Prada, ascendi¨® al estrellato instant¨¢neo cuando lo nombraron director creativo de Yves Saint Laurent, donde permaneci¨® siete a?os, y hoy es exclusivamente un dise?ador de ropa para hombre. Un juego de cintura que muy pocos han logrado dominar. Porque su trabajo de los ¨²ltimos tres a?os en Zegna lo sit¨²a como uno de los dise?adores m¨¢s influyentes de la actualidad: s¨®lo sus broken suits ¨Csu sello en la casa italiana: trajes rotos que combinan con inexplicable armon¨ªa chaquetas y pantalones de la misma paleta crom¨¢tica pero en tejidos y acabados radicalmente distintos¨C le garantizan ya una p¨¢gina en la historia del guardarropa masculino.
La moda que conozco, la que me gusta, es un poco elitista, y por tanto menos popular. Si yo realmente quisiera ser popular, me hubiera hecho actor o cantante, o hubiera descubierto alguna vacuna: oficios donde ser popular tiene sentido¡±
La moda que conozco, la que me gusta, es un poco elitista, y por tanto menos popular. Si yo realmente quisiera ser popular, me hubiera hecho actor o cantante, o hubiera descubierto alguna vacuna: oficios donde ser popular tiene sentido¡±
Nuestro encuentro se produce en Tokio, un lugar donde Zegna lleva operando desde 1968 y al que la firma ha invitado a ICON en el marco de la inauguraci¨®n de su nueva gran tienda en el barrio de Ginza, dise?ada por Peter Marino. Para celebrarlo, Pilati ha creado Made in Japan, una colecci¨®n c¨¢psula de 26 prendas fabricada por artesanos nipones y exclusivamente destinada al mercado interno. Algo poco habitual entre las firmas de lujo occidentales, que veneran los procesos de producci¨®n del pa¨ªs asi¨¢tico, pero no siempre tienen paciencia ni salud para soportar su meticulosidad y sus ritmos zen.
S¨ª las tiene Gildo Zegna, consejero delegado de la compa?¨ªa, nieto del fundador y un enamorado de la cultura japonesa. Explica, en espa?ol, que Pilati ha atra¨ªdo a la marca un cliente nuevo, m¨¢s consciente de la moda. El atuendo con el que aparece el dise?ador a la entrevista parece ilustrar este nuevo giro: un perfecto traje gris combinado con calzado deportivo y un pa?uelo multicolor. ¡°Evoluci¨®n, no revoluci¨®n¡±, resumir¨¢ luego en la entrevista. Sobre su rumoreada timidez ante la prensa, ni rastro. Pilati se muestra a ratos apasionado, a ratos solemne, y siempre elocuente.
No parece usted muy fascinado con el estrellato que suele rodear a su oficio.
No ser¨ªa del todo correcto si le dijera que no lo estoy. Es imposible no estarlo: el estrellato es un elemento que, por encima de cualquier otra consideraci¨®n, te hace so?ar. Y so?ar es precioso y fascinante. Porque es algo ¨ªntimo, personal, privado. Pero lo cierto es que la moda ahora es mainstream, al menos comparada con como era cuando empec¨¦ a trabajar en los a?os ochenta; y al mainstream, eventualmente, lo acompa?an la cultura pop y el estrellato.
?Y qu¨¦ implica eso?
Probablemente, antes ya era as¨ª, pero ahora hay una diferencia. Antes, los dise?adores se convert¨ªan en famosos porque lo merec¨ªan, porque su obra hablaba primero por ellos mismos. Ahora, estos quieren convertirse en famosos antes de afrontar el verdadero reto de concebir una colecci¨®n trabajando duro, con constancia. Prefieren ser unos mimados, la celebridad in¨²til. La moda que conozco, la que me gusta, es un poco m¨¢s elitista, y por tanto menos popular. Si yo realmente quisiera ser popular, si ese fuera mi sue?o, esa la fuerza que me guiara, entonces me habr¨ªa hecho actor o cantante, o hubiera descubierto alguna vacuna: esos son oficios en los que ser popular tiene sentido.
?Considera entonces que la figura del dise?ador se ha pervertido completamente?
No es necesariamente la figura del dise?ador, sino todo el mundo. La teor¨ªa de los 15 minutos de fama fue prof¨¦tica. Todo el mundo usa su imagen para promocionar algo. No lo juzgo, es lo que es. Yo nunca he sido un dise?ador superestrella, ni nunca sent¨ª esa necesidad. Soy consciente de que puedo tener un allure, un carisma, una manera de proponerme que, siendo generoso conmigo mismo, puede estar por encima de la media. Pero al final lo ¨²nico que cuenta es el trabajo que haces. Lo que pasa ahora es que la moda se ha convertido en puro entretenimiento.
Vivo en Berl¨ªn, donde disfruto del anonimato y la libertad y puedo concentrarme en la creaci¨®n. Mil¨¢n es demasiado r¨ªgida. No estoy interesado en la influencia del estilo italiano excesivo y mantengo cierta distancia con la ciudad¡±
?Qu¨¦ quiere decir?
Yo crec¨ª en una ¨¦poca en la que la moda era un oficio. Pod¨ªa ser ef¨ªmera, pero pretend¨ªa ser relevante, sab¨ªa que ten¨ªa el poder de expresar pasi¨®n, de conmover. Cuando eres un dise?ador de moda lo das todo, vuelcas en ello todos tus sentidos m¨¢s ¨ªntimos. Tu tacto, tu sensibilidad est¨¦tica, tu manera de percibir lo que te rodea. Es algo muy profundo, un proceso que te hace cuestionarte constantemente qui¨¦n eres. Cuando dices rojo tienes que estar muy convencido de que rojo es lo correcto. No puedes hacer trampas. Es una cuesti¨®n de valores.
?Alguna vez sinti¨® que hubiera un choque entre su propia visi¨®n de Zegna y la de la compa?¨ªa?
No s¨¦ si acabo de entender a qu¨¦ se refiere con choque, pero desde lo que interpreto le dir¨ªa firmemente que no.
Me refiero a posibles diferencias de perspectiva entre, por ejemplo, Gildo Zegna y usted.
Creo que Gildo no ten¨ªa una expectativa concreta conmigo. Soy el primero al que le han ofrecido el cargo de director creativo de la compa?¨ªa, as¨ª que tampoco pod¨ªan comparar. Lo que sab¨ªan es que les gustaba mi trabajo. Y tambi¨¦n sent¨ªan que ten¨ªan que hacer evolucionar la imagen de Zegna, pensar en el futuro, para mantener el liderazgo de la firma en el sector de la moda masculina. Obviamente, ¨¦l y yo hemos hablado mucho.
?Recuerda su primera conversaci¨®n?
Lo primero que le dije es: ¡°Gildo, quiz¨¢ no os hay¨¢is dado ni cuenta de la cantidad de recursos de los que dispon¨¦is. D¨¦jame empezar con los que ya ten¨¦is¡±. Lo he repetido muchas veces: mi idea no era una revoluci¨®n, era una evoluci¨®n. Y a¨²n siento que estoy en ese proceso. Lo m¨¢s bonito de mi trabajo es que, aunque hayas intentado prever y calcularlo todo, accidentalmente aparecen cosas inesperadas que har¨¢n que cambies completamente el rumbo.
?Qu¨¦ hace cuando eso ocurre?
Tienes que permitir que esa adrenalina te arrastre sin que pierdas la confianza en lo que haces. Y aceptar que aquello que pensabas hace dos a?os puede haber cambiado por completo. Porque esa es la manera de que no aburras a la gente y no te aburras a ti mismo. Gildo y yo tenemos una formaci¨®n distinta, quiz¨¢ tambi¨¦n una mentalidad distinta, pero ¨¦l es un visionario. ?l ve cosas que ni el asistente m¨¢s cool y trendy de la oficina ve. A veces, estando all¨ª, algunos se asustan con mis propuestas, y de repente aparece Gildo y me dice: ¡°Esto es genial, lo quiero¡±. Y la gente le mira y se pregunta: ¡°?C¨®mo? ?A ¨¦l le gusta¡ ese abrigo?¡±. Es el consejero delegado de una gran compa?¨ªa, pero es una persona atrevida. Es algo fant¨¢stico. Adem¨¢s, soy un adulto, no soy un dise?ador emergente, no sal¨ª ayer de la escuela de moda de Saint Martins. ?l y yo no chocamos, nosotros lo que hacemos es hablar.
¡°Un hombre deber¨ªa seguir pareciendo un hombre. Una mujer deber¨ªa seguir pareciendo una mujer, y los c¨®digos son los mismos que hace 20, 30 o 40 a?os¡±. ?Mantiene a?os despu¨¦s esta afirmaci¨®n?
?
Totalmente.
Entonces, ?cu¨¢l ha sido para usted la ¨²ltima revoluci¨®n en la moda masculina?
La ¨²nica revoluci¨®n hoy es la tecnol¨®gica. Estamos en una era en la que la moda es, sobre todo, un refinamiento de todo tipo de recuerdos pasados. M¨¢s que a una revoluci¨®n, quiz¨¢ se refiera usted a cu¨¢l ha sido la ¨²ltima tendencia. Y en ese caso, todo lo que le puedo decir es que el g¨¦nero de la gente, ya sea fluido o definido, lo crea la gente y no la ropa que viste. Lo dem¨¢s es puramente accesorio. As¨ª ha sido durante muchas d¨¦cadas.
Se le considera uno de los dise?adores m¨¢s elegantes. ?Se siente c¨®modo con esa etiqueta?
Uno deber¨ªa usar la moda sin que esta le use a ¨¦l. Odio a la gente que anuncia marcas en vez de vestirlas. S¨ª, me siento c¨®modo con la etiqueta que menciona. Y creo que a quien se le haya ocurrido tiene buen gusto. La elegancia est¨¢ en tu mente, en tu esp¨ªritu, en tus gestos.
?Experiment¨® con muchos estilos de adolescente?
No. Aprend¨ªa lo que la moda suger¨ªa y lo hac¨ªa m¨ªo.
?Hasta qu¨¦ punto le obsesiona su propia apariencia?
Me obsesiona, pero no porque me importe lo que aparento. Lo que me importa es c¨®mo me siento dentro de esa apariencia. Es una peque?a diferencia, un matiz, en la percepci¨®n de m¨ª mismo.
?Le da importancia a las cr¨ªticas de sus desfiles?
S¨®lo son relevantes para m¨ª cuando muestran que est¨¢n fundadas en un conocimiento real y contextualizadas. Si no, son puramente extempor¨¢neas. En cualquier caso, la moda que hago no es exclusivamente una experiencia visual. Tambi¨¦n es t¨¢ctil. Tiene que ver con la manera en que descubres que se ajusta a tu cuerpo.
?Cu¨¢l cree que ha sido su mayor contribuci¨®n a la moda?
Esta pregunta es compleja. Creo que he contribuido a la moda m¨¢s por c¨®mo soy o la manera en la que visto que a trav¨¦s de mi trabajo. Siempre he trabajado, incluso ahora, para compa?¨ªas que no eran la m¨ªa, que no llevaban mi nombre y, en consecuencia, mi influencia se enmarca dentro de los c¨®digos de esa marca, aunque los haya interpretado a mi manera. Dicho esto, ha habido casos en los que mi interpretaci¨®n ha ido m¨¢s lejos que mi objetividad. En el contexto del proceso de creaci¨®n de una colecci¨®n, trabajas en una silueta que puede acabar teniendo influencia sobre personas, sobre la industria de la moda. Supongo que esa es mi ambici¨®n final.
En una industria tan globalizada, Zegna ha apostado con la colecci¨®n Made in Japan por un producto 100% local que ni siquiera pretende vender en otro pa¨ªs que no sea Jap¨®n. Suena a declaraci¨®n de intenciones, ?pero exactamente cu¨¢l es el objetivo?
Busc¨¢bamos un intercambio con la cultura japonesa. Cuando una marca lleva m¨¢s de cuatro d¨¦cadas presente en un pa¨ªs, como es el caso de Zegna en Jap¨®n, o tres, como nos ocurre en China, se convierte en parte del escenario, incluso parte de su cultura. La marca interact¨²a con su entorno. Basado en ese sentimiento de pertenencia, queremos demostrar que somos sensibles a las necesidades locales. Adem¨¢s, considero que es un acercamiento m¨¢s contempor¨¢neo. Mi moda no pretende ser entretenida, busca satisfacer la funcionalidad, la movilidad, la sensibilidad.
?Qu¨¦ ha aprendido de los japoneses?
Son m¨¢s contemplativos. Los artesanos con los que hemos trabajado sienten el oficio. Lo viven como un proceso de aprendizaje. Una experiencia de plena satisfacci¨®n personal. Se trata de seguir la tradici¨®n. Algo que tambi¨¦n hacemos nosotros, pero nosotros al final tenemos un objetivo empresarial. Es probable que una marca japonesa como Uniqlo ofrezca alg¨²n d¨ªa la posibilidad de hacer sastrer¨ªa a medida a precios democr¨¢ticos, y eso es fant¨¢stico, gracias a Dios que hay marcas que lo hacen. ?Los artesanos japoneses con los que hemos trabajado? No. Ellos est¨¢n satisfechos si vuelcan toda su energ¨ªa para acabar haciendo s¨®lo dos trajes. Y en ese sentido, esta colecci¨®n es un proyecto atrevido para Zegna.
?Vivir en Berl¨ªn influye en su trabajo para la firma?
Berl¨ªn es moderna, abierta, llena de creatividad. Voy a Mil¨¢n una vez al mes para encontrarme con el equipo de Zegna, pero no me quedo mucho tiempo. Es un lugar demasiado r¨ªgido. No estoy interesado en la influencia del estilo italiano excesivo y mantengo cierta distancia con la ciudad. En Berl¨ªn hay una comunidad muy viva de dise?adores, m¨²sicos, artistas¡ All¨ª puedo disfrutar del anonimato y la libertad, concentrarme en la creaci¨®n. Es el sitio adecuado para m¨ª porque no es lujoso y porque no tiene ning¨²n tipo de limitaci¨®n o restricci¨®n.
?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le gusta hacer cuando no dise?a?
Pensar, observar, vivir, ejercitar la felicidad, comprender el amor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.