Pacto por Argentina
La transici¨®n pol¨ªtica tiene que ser sin revanchas ni hegemon¨ªas, con debate y uni¨®n
Y ?un d¨ªa casi como cualquier otro, Argentina tuvo su fin de ciclo. El primer balotaje de su historia culmin¨® con Mauricio Macri como presidente. Ahora construyamos un Pacto por Argentina.
Mucho se discutir¨¢ sobre los tres puntos que definieron la elecci¨®n. Dada la campa?a y la opci¨®n forzada que plantea una segunda vuelta, es completamente errado hablar de un ¡°pa¨ªs dividido¡±. Durante la campa?a, Macri busc¨® el centro reivindicando triunfos sociales de la ¨²ltima d¨¦cada, Daniel Scioli se distanci¨® de la ret¨®rica cuasi-revolucionaria del kirchnerismo tard¨ªo, y ambos tomaron prestadas propuestas de la gran campa?a de Sergio Massa, tercero en discordia. Despu¨¦s de tres tensas semanas, regres¨® el domingo un Scioli conciliador y dignificado en la derrota.
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Esta elecci¨®n no fue un empate; gan¨® el cambio. Argentina no est¨¢ dividida, pero s¨ª tiene la oportunidad de unirse m¨¢s. La historia hispanoamericana reciente nos ofrece dos ejemplos a seguir. Tras su victoria electoral en 2013, el presidente mexicano Enrique Pe?a Nieto acord¨® con los dos partidos principales de oposici¨®n (y con el propio PRI) reformas consensuadas, desde una nueva ley de telecomunicaciones para beneficiar a consumidores hasta una reforma educativa. Nadie obtuvo exactamente lo que quer¨ªa; pero las reformas han mejorado las perspectivas futuras de M¨¦xico.
Este Pacto por M¨¦xico se inspir¨® en los Pactos de La Moncloa, que ¡ªsalvando las distancias con el ocaso del franquismo¡ª lograron un consenso esencial para la reconstrucci¨®n democr¨¢tica espa?ola, la modernizaci¨®n econ¨®mica y la integraci¨®n europea. Acabamos de celebrar 40 a?os de su ¨¦xito.
Con los resultados electorales, es posible proponer (humildemente) cinco ejes de pol¨ªticas de Estado para un pacto que le d¨¦ gobernabilidad a un Congreso sin mayor¨ªas autom¨¢ticas.
Primero, federalismo sin reelecciones indefinidas. Las reformas econ¨®micas deben consensuarse, pero ya hemos visto demasiadas veces a presidentes usando recursos federales de manera unitaria. Hay que evitar tanto la construcci¨®n de poder central mediante la usurpaci¨®n de los recursos provinciales y las tendencias feudalistas en provincias con gobernadores eternos. Los planes sociales tan necesarios deber¨ªan ser legalmente independientes del poder pol¨ªtico; el clientelismo no se debate, se combate.
Durante la campa?a, Macri busc¨® el centro reivindicando triunfos sociales de la ¨²ltima d¨¦cada
Segundo, la independencia judicial y estad¨ªstica. Una rep¨²blica depende de la libertad de prensa, la independencia judicial y de las estad¨ªsticas imparciales para que los debates pol¨ªticos sean dirimidos en la esfera p¨²blica. Sin datos no hay argumentos y sin oposici¨®n mejor abolir el Congreso; quedar¨ªan solo imposiciones y mentiras. Que la publicidad oficial y las estad¨ªsticas las maneje la oposici¨®n.
Tercero, el fin de la monetizaci¨®n de d¨¦ficits. Hace mucho Europa entendi¨® que la alta inflaci¨®n es un impuesto a los que menos tienen. En Argentina todos los candidatos debieron prometer bajar la inflaci¨®n a pesar de las mentiras estad¨ªsticas; ser¨¢ que el electorado la sufr¨ªa.
Cuarto, la integraci¨®n regional. Propuesto por todos los partidos con m¨¢s del 3% de votos (e ir¨®nicamente por las viejas campa?as kirchneristas), la profundizaci¨®n de la integraci¨®n en el Mercosur y el alineamiento con la Alianza del Pac¨ªfico deber¨ªan ser un compromiso generacional. Y luego de a?os fr¨ªos, las madres patrias ¡ªEspa?a e Italia¡ª pueden ser un puente a Europa.
Quinto, la pol¨ªtica de derechos humanos. Tan valorada por los Kirchner, esta deber¨ªa convertirse en pol¨ªtica de Estado m¨¢s all¨¢ del signo pol¨ªtico. Y desde ese lugar Argentina debe condenar a aquellos que, como la Venezuela de Nicol¨¢s Maduro, no los respeten. Ante el autoritarismo, el silencio es c¨®mplice.
Para esta clase de pacto es esencial la participaci¨®n de todas las fuerzas pol¨ªticas. Ante la polarizaci¨®n de los ¨²ltimos a?os algunos auguran el ¡°fin del peronismo¡±. Eso es precisamente lo que dese¨® y no logr¨® la presidenta Cristina Kirchner cuando se propuso ¡°ir por todo¡± y reemplazarlo con kirchnerismo. Un peronismo renovado y republicano es esencial para el desarrollo de Argentina. Esta transici¨®n ser¨¢ corta, pero es esencial que no sea apurada. Que venga sin revanchas, sin hegemon¨ªas, con debate y uni¨®n. Porque el poder nunca es eterno. Y un d¨ªa casi como cualquier otro, la pr¨®xima transici¨®n ¡ªquiz¨¢s hacia un peronismo rejuvenecido¡ª sea menos dram¨¢tica.
Pierpaolo Barbieri es director ejecutivo de Greenmantle. Acaba de publicar La sombra de Hitler: el imperio nazi y la guerra civil espa?ola (Taurus).
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