El aislamiento y la soledad perjudican la salud
Un estudio demuestra que sentirse solo altera la expresi¨®n de los genes que producen gl¨®bulos blancos
Era cuesti¨®n de tiempo que se pudiera demostrar que un estado de ¨¢nimo puede llegar a impactar sobre el organismo de tal modo que acaba modificando la expresi¨®n de determinados genes. Un equipo de la Universidad de Chicago dirigido por John Cacioppo, especialista en gen¨¦tica social, acaba de publicar en la revista PNAS un trabajo en el que muestra c¨®mo un sentimiento de profunda soledad prolongado en el tiempo puede llegar a alterar la expresi¨®n de genes involucrados en la producci¨®n de gl¨®bulos blancos y desencadenar mecanismos de inflamaci¨®n. Dicho de otro modo: la soledad debilita el sistema inmune y nos hace m¨¢s vulnerables a las infecciones bacterianas o v¨ªricas. Si tenemos en cuenta adem¨¢s que los procesos inflamatorios est¨¢n en el origen de otras patolog¨ªas, como algunas afecciones cardiovasculares, la conclusi¨®n es obvia: el sentimiento de aislamiento y soledad puede da?ar gravemente la salud.
Algunos estudios epidemiol¨®gicos hab¨ªan mostrado antes que los hombres casados eran m¨¢s longevos y ten¨ªan mejor salud que los solteros o divorciados que viv¨ªan solos. Y no porque el v¨ªnculo sagrado del matrimonio comportara ning¨²n tipo de protecci¨®n divina, como algunos quisieron interpretar, sino porque el simple hecho de vivir en compa?¨ªa, de asumir una vida en com¨²n con otros, comporta un tipo de actitudes y comportamientos que protegen la salud. Por ejemplo, las personas con responsabilidades familiares tienden a comer de forma m¨¢s saludable y suelen evitar m¨¢s las situaciones de riesgo. Mera sociolog¨ªa.
Pero una cosa es saber por observaci¨®n emp¨ªrica que alguien aislado o solitario acaba teniendo peor salud y otra describir los mecanismos biol¨®gicos implicados en el proceso. Mucho antes de que la gen¨¦tica se convirtiera en un libro abierto para la ciencia hab¨ªamos observado que los gemelos monocig¨®ticos, esos que son id¨¦nticos porque proceden de un mismo ¨®vulo, pod¨ªan enfermar de patolog¨ªas muy diferentes. La epigen¨¦tica se ha encargado de estudiar de qu¨¦ manera el ambiente act¨²a sobre la herencia gen¨¦tica de una persona. Ciertas condiciones emocionales no dejan de ser una respuesta a una situaci¨®n ambiental. Era previsible que tuvieran incidencia sobre los genes. Y el equipo de Cacioppo la ha observado tanto en humanos como en una especie de primates, los macacos reshus, que son especialmente sociables. En el caso de los macacos se pudo comprobar incluso c¨®mo el aislamiento alteraba la producci¨®n de un neurotransmisor cuya funci¨®n es activar el sistema inmunol¨®gico.
Bien mirado, el hallazgo es l¨®gico. El imperativo gen¨¦tico de todo organismo es sobrevivir y, como bien demostr¨® la bi¨®loga Lynn Margulis, la evoluci¨®n se explica m¨¢s por mecanismos de cooperaci¨®n que de competencia. En el caso de los humanos, la supervivencia como especie est¨¢ directamente vinculada a la capacidad de vivir en sociedad. Y eso se refleja en los genes de cada individuo. La conclusi¨®n es clara: las pol¨ªticas inclusivas, aquellas que facilitan la vida en sociedad y protegen a las personas del aislamiento, tambi¨¦n mejoran la salud.
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