El desaf¨ªo de la igualdad
Phumzile Mlambo-Ngcuka dirige ONU Mujeres, pero su gran obsesi¨®n son los hombres Dice que involucrarlos en la pelea por la igualdad y el empoderamiento del sexo femenino es vital para acabar con la discriminaci¨®n y la violencia en el mundo
Phumzile Mlambo-Ngcuka est¨¢ convencida de que la soluci¨®n al final de la violencia machista o la desigualdad salarial pasa tambi¨¦n por los hombres. Involucrarlos fue uno de los primeros objetivos que se marc¨® cuando sucedi¨® en el cargo a Michelle Bachelet como directora de ONU Mujeres, la agencia creada en 2010 para luchar por la igualdad entre sexos y el empoderamiento de la mujer. ¡°Estamos ampliando el apoyo m¨¢s all¨¢ de mujeres y organizaciones de mujeres; queremos incluir a chicos, a h¨¦roes deportivos, a m¨²sicos, a gente joven¡±, explica. En su despacho en Nueva York tiene una foto del resultado de estas alianzas para incorporar a los hombres en la conversaci¨®n y en la acci¨®n. ¡°Es una de las fotos m¨¢s bonitas que tenemos¡±, dice orgullosa del acuerdo que firmaron en mayo para los pr¨®ximos cuatro a?os. ¡°El equipo del Valencia Club de F¨²tbol vistiendo la camiseta de ONU Mujeres¡±.
La campa?a HeForShe, que el a?o pasado apadrin¨® la actriz Emma Watson en un discurso que se hizo viral, tambi¨¦n contin¨²a este camino y es el beb¨¦ de Mlambo-Ngcuka en sus m¨¢s de dos a?os al frente de la entidad. Su vida en la lucha por los derechos de la mujer la ha pasado en la primera l¨ªnea pol¨ªtica y ahora, a¨²n delante, est¨¢ encantada de dar la voz y el protagonismo a personas de otros sectores a los que la sociedad seguramente escuchar¨¢ m¨¢s.
Nacida en Sud¨¢frica en 1955 y formada como profesora, Phumzile Mlambo-Ngcuka empez¨® como activista contra el apartheid, ¡°una lucha contra el racismo, pero tambi¨¦n contra la opresi¨®n de la mujer y de clases¡±. Miembro del Parlamento del primer Gobierno democr¨¢tico de Sud¨¢frica, con Nelson Mandela fue tambi¨¦n viceministra de Comercio, y ministra de Minerales y Energ¨ªa entre 1999 y 2005, a?o en el que se convirti¨® en la primera vicepresidenta de su pa¨ªs. Hasta 2008, cuando sali¨® tras la investidura como presidente de Jacob Zuma, a quien su marido, Bulelani Ngcuka, hab¨ªa investigado por corrupci¨®n.
Phumzile Mlambo-Ngcuka no cree que ser mujer tuviera que ver con su salida abrupta del Gobierno, ni tampoco que haya sido un impedimento para ella. Pero sabe que no representa la norma, como no lo hacen las mujeres con recursos y con acceso a buena educaci¨®n. La pobreza sigue siendo el gran obst¨¢culo para alcanzar la igualdad, asegura. Pero al final todas las mujeres, independientemente de sus recursos, pueden ser v¨ªctimas de la violencia masculina. Por eso, desde ONU Mujeres, lucha en todos los campos, a todos los niveles.
Esperamos y necesitamos que m¨¢s hombres lideren la lucha por la igualdad
?Por qu¨¦ es importante un acuerdo como el que firmaron con el Valencia o la campa?a HeForShe? Porque es un deporte de hombres, porque se trata de conseguir que los hombres defiendan la igualdad entre sexos activamente desde su espacio privado para acabar con la violencia contra la mujeres, para apoyar el empoderamiento de las mujeres. Pero en el lugar de trabajo tambi¨¦n deben apoyar la igualdad. Y esperamos que incluso lideren algunas de estas luchas. Por ejemplo, necesitamos m¨¢s hombres que digan: ¡®No pegaremos a una mujer¡¯. Esperamos que los hombres sean quienes digan: ¡®No me casar¨¦ con una ni?a¡¯. Esperamos que digan: ¡®No aceptar¨¦ un salario menor que el de mi compa?era de trabajo¡¯. Estamos poniendo a los hombres al frente de la lucha por la igualdad, y cuanto m¨¢s experimentados sean, m¨¢s famosos sean, mayores esperamos que sean sus objetivos. Ah¨ª est¨¢ el equipo de f¨²tbol de Valencia. Ah¨ª est¨¢ su foto.
Mlambo-Ngcuka lleg¨® a ONU Mujeres en el momento en que el plazo para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio llegaba a su fin. Un tiempo en el que ha habido avances para las mujeres, dice, pero muy desiguales. En septiembre, la Asamblea General de la ONU adopt¨® la nueva Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y marc¨® los 17 objetivos que revisaban los que deb¨ªan haberse cumplido este a?o. Entre ellos, la igualdad entre sexos, sin la cual es imposible alcanzar el resto. ¡°Crear un mundo con mayor igualdad para las generaciones que vienen es el desaf¨ªo m¨¢s decisivo y urgente de este siglo¡±, dijo Mlambo-Ngcuka en la conferencia. ¡°Una ni?a que nace hoy y tendr¨¢ 15 a?os en 2030 debe experimentar un mundo totalmente diferente¡±.
?C¨®mo se consigue esa igualdad? Porque en estos a?os hemos visto c¨®mo muchos pa¨ªses desarrollados han adoptado leyes para alcanzarla, pero luego la realidad es muy distinta. Si te fijas en qu¨¦ se destaca en el objetivo cinco, centrado en las mujeres, habla de todo tipo de discriminaciones: la desigualdad salarial se da en Espa?a, en Sud¨¢frica, en India, en EE UU y en Congo. La Agenda 2030 es universal. No esperamos que los pa¨ªses [desarrollados] hagan algo por los pa¨ªses en desarrollo sin antes haberlo hecho por ellos mismos. Los Objetivos tambi¨¦n hacen hincapi¨¦ en acabar con todas las formas de violencia contra la mujer. Es un problema mundial, no creemos que los pa¨ªses deban centrarse en terminar con la violencia fuera de su propia casa, sino dentro. Las mujeres deben controlar sus cuerpos y tener derechos reproductivos.
La violencia machista es un problema universal, ocurre en todas partes
Y luego est¨¢ la participaci¨®n de la mujer en pol¨ªtica y econom¨ªa. Todos los pa¨ªses tienen ese problema. Por eso hemos resaltado el reconocimiento del trabajo no remunerado y dom¨¦stico. Y la llamada penalizaci¨®n por maternidad que impacta a madres de todo el mundo. Y, por supuesto, hay pr¨¢cticas como los matrimonios infantiles o la mutilaci¨®n genital que est¨¢n resaltadas en la resoluci¨®n, pero no excluyen otras que puedan ser vistas como una costumbre heredada y que van en contra de mujeres y ni?as. As¨ª que la agenda es tan importante para Espa?a como lo es para Kenia.
Este a?o tambi¨¦n se cumple el 15? aniversario de la resoluci¨®n Mujeres, paz y seguridad, y se han revisado sus objetivos de incluir a la mujer en los procesos de paz y su presencia en zonas de conflicto. ?Qu¨¦ progresos ha habido desde que se aprob¨®? Antes de que la resoluci¨®n fuera adoptada, solo alrededor del 11% de los acuerdos de paz mencionaban a las mujeres como relevantes en los procesos; 15 a?os despu¨¦s hemos llegado al 27%, que no es muy bueno, pero al mismo tiempo hemos recogido muchas pruebas que demuestran que su participaci¨®n mejora la durabilidad de la paz: en los acuerdos de paz en los que las mujeres forman parte directa y activamente aumenta un 35% la posibilidad de que esta dure al menos 15 a?os. Adem¨¢s, las comunidades se f¨ªan m¨¢s de las misiones de paz en las que hay mujeres, y el n¨²mero de actos de violencia contra ellas por las fuerzas armadas o por la gente de la comunidad se reduce. Sin embargo, lo que vemos ahora es que las mujeres siguen estando infrauti?lizadas 15 a?os despu¨¦s de la firma de la resoluci¨®n; por ejemplo, un 97% de las fuerzas de seguridad y paz son hombres. As¨ª que por un lado hemos reunido pruebas para demostrar la contribuci¨®n de la mujer, pero siguen sin participar directamente y como resultado se pierde la oportunidad de lograr una paz duradera. Y lo que nos preocupa mucho es el hecho de que ahora tenemos el mayor n¨²mero de desplazados por conflicto desde la II Guerra Mundial. Y las contiendas duran m¨¢s tiempo. Hay una generaci¨®n entera que jam¨¢s ha visto la paz, pero si involucramos a m¨¢s mujeres en estos pa¨ªses, tendr¨ªa un impacto positivo durante un periodo de tiempo prolongado.
Como ha dicho otras veces, en algunos pa¨ªses ser mujer es m¨¢s peligroso que ser soldado. Estamos viendo c¨®mo en los territorios controlados por el ISIS, por ejemplo, la esclavitud sexual est¨¢ pr¨¢cticamente institucionalizada. Absolutamente. Porque las mujeres no est¨¢n armadas en la mayor¨ªa de los casos y son un objetivo porque no est¨¢n en combate. Son explotadas, los ej¨¦rcitos enemigos cometen atrocidades contra ellas y a veces ni siquiera reciben suficiente apoyo de su propio bando. Sexualmente sufren mucho. Pierden sus propiedades, sus fuentes de ingresos. Est¨¢ demostrado que son las que cuidan de la familia y aun as¨ª solo reciben un 2% de los recursos humanitarios. Cuando acaba la guerra, como ellas no llevan armas, no tienen acceso a la clase de prestaciones que tienen los veteranos, pero las mujeres est¨¢n tambi¨¦n heridas emocionalmente. Por eso uno de los mayores desaf¨ªos es mejorar el reparto de recursos y cambiar el entrenamiento de nuestras tropas. Hay que decir que en los ¨²ltimos 15 a?os ha habido algunas mejoras, pero solo hay un 3% de mujeres en las fuerzas de mantenimiento de la paz, y no son experimentadas. A los pa¨ªses se les incentiva si llevan m¨¢s recursos, si despliegan tropas m¨¢s r¨¢pidamente, si van a zonas m¨¢s peligrosas; deber¨ªamos incentivarles tambi¨¦n si incluyen mujeres y si estas tienen experiencia.
La situaci¨®n del sexo femenino en los pa¨ªses en conflicto es una labor importante para ONU Mujeres. Mlambo-Ngcuka asegura que si algo le ha hecho sonre¨ªr en estos dos a?os al frente de la agencia es conocer a mujeres que han sido capaces de salir adelante a pesar de todas las dificultades. Pero desde su posici¨®n sabe que la violencia contra ellas no queda reservada a los pa¨ªses en guerra o en desarrollo. En Espa?a, en lo que va de a?o, han muerto 48 mujeres a manos de sus parejas o exparejas. ¡°El hecho de que el 75% de la violencia ejercida contra las mujeres sea violencia dom¨¦stica es el problema¡±, dec¨ªa Mlambo-Ngcuka recientemente. El 25 de noviembre se celebra el D¨ªa Internacional para la Eliminaci¨®n de la Violencia de G¨¦nero, y en ONU Mujeres han lanzado una iniciativa para celebrarlo el 25 de cada mes y aumentar la conciencia y prevenci¨®n.
?Cu¨¢les son los pa¨ªses con mayor ¨ªndice de violencia sexista y qu¨¦ se est¨¢ haciendo para acabar con ella? Ocurre en todas partes. Es un problema universal. Los pa¨ªses obviamente han adoptado leyes para atajarla y en aquellos en los que la legislaci¨®n est¨¢ siendo conducida por l¨ªderes pol¨ªticos fuertes, donde los abogados hacen su trabajo, la polic¨ªa hace el suyo, aumenta la disuasi¨®n. Pero tambi¨¦n donde existe coordinaci¨®n entre todas las partes que deben trabajar juntas. Y por encima de todo, las mujeres deben tener derecho a trabajar. Ese s¨ª es un elemento disuasorio fundamental en la violencia machista, porque las mujeres que tienen alternativas en sus vidas, alternativas econ¨®micas, no toleran ni permanecen en esas relaciones de abuso. Por supuesto, mujeres con mejores recursos tambi¨¦n sufren violencia, pero el ¨ªndice es menor. Cuanto m¨¢s pobres son las mujeres, peores son los incidentes de violencia. Cuanto m¨¢s d¨¦biles son las sentencias, m¨¢s decididos son los abusadores.
Erradicar la violencia contra las mujeres era uno de los compromisos clave en la Declaraci¨®n y Plataforma de Acci¨®n de Beijing que sali¨® de la hist¨®rica Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995, en la que participaron m¨¢s de 40.000 activistas y cambi¨® la voluntad pol¨ªtica y social. Pero 20 a?os despu¨¦s sus objetivos a¨²n est¨¢n lejos de alcanzarse. ¡°Los derechos de las mujeres son derechos humanos¡±, dijo en aquella conferencia quien el a?o que viene podr¨ªa ser la primera presidenta de EE UU, Hillary Clinton. Prueba ella misma de que las cosas han cambiado y avanzado para la mujer, pero no a la velocidad que deber¨ªan, como afirma Mlambo-Ngcuka. El vaso sigue medio vac¨ªo para la mujer en todos los terrenos y en todo el mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.