Vuelven los muros
Europa era antes un continente en el que se abr¨ªan las fronteras. Ahora se vuelven a cerrar por la crisis de la inmigraci¨®n, los refugiados y el terrorismo islamista, corriendo as¨ª el riesgo de desmantelar lo que m¨¢s se valora de la UE
Est¨¢n levantando muros en toda Europa. En Hungr¨ªa son alambradas, como sol¨ªa ser gran parte del viejo Tel¨®n de Acero. En Francia, Alemania, Austria y Suecia, son controles fronterizos restablecidos temporalmente dentro de la zona Schengen.
Y en toda Europa son vallas mentales que crecen m¨¢s cada d¨ªa que pasa. Esta argamasa psicol¨®gica mezcla unos miedos totalmente comprensibles --tras las matanzas perpetradas en Par¨ªs por personas que lograron entrar y salir tranquilamente por la frontera con B¨¦lgica-- con burdos prejuicios agitados por pol¨ªticos xen¨®fobos y periodistas irresponsables.
Lo que estamos viendo en 2015 es el rev¨¦s de la Europa de 1989. Recordemos que la demolici¨®n f¨ªsica del Tel¨®n de Acero comenz¨® cuando se cort¨® la alambrada entre Hungr¨ªa y Austria. Ahora es Hungr¨ªa la primera que ha empezado a construir muros, y su primer ministro, Viktor Orban, el primero en alimentar los prejuicios. Europa debe impedir la entrada a los inmigrantes musulmanes, dijo Orban este mismo oto?o, ¡°para que Europa siga siendo cristiana¡±.
Otros art¨ªculos del autor
Al coro se unen otros cristianos ejemplares como Marine le Pen, la l¨ªder del Frente Nacional con tanto poder en la pol¨ªtica francesa, y Kelvin McKenzie, del diario sensacionalista brit¨¢nico The Sun. El hermano McKenzie aprovech¨® la falaz presentaci¨®n de su reciente encuesta entre musulmanes brit¨¢nicos para escribir un art¨ªculo titulado ¡°Este escandaloso sondeo significa que debemos cerrar el paso a los j¨®venes inmigrantes musulmanes¡±.
Como si los 2,7 millones de musulmanes brit¨¢nicos ya no fueran a tener m¨¢s hijos. Como si la peque?a pero letal minor¨ªa de terroristas islamistas en Europa no estuviera ya aqu¨ª, en muchos casos nacidos, educados y radicalizados en los callejones de B¨¦lgica, Francia y Reino Unido.
Muchos europeos dicen que sus pa¨ªses deben restablecer los controles fronterizos, incluso dentro de Schengen. En las encuestas hechas desde los atentados de Par¨ªs, el 70% de los entrevistados en Holanda dicen que el pa¨ªs deber¨ªa cerrar las fronteras. Aparte de las dudas sobre hasta qu¨¦ punto eso nos protege verdaderamente del terrorismo, cerrar las fronteras internas de Europa supone el riesgo de desmantelar lo que m¨¢s se valora sobre la UE.
Y esta no es una afirmaci¨®n ret¨®rica. En el ¨²ltimo Eurobar¨®metro, a la pregunta ¡°?Cu¨¢l de las siguientes cosas considera usted que es la consecuencia m¨¢s positiva de la Uni¨®n Europea?¡±, la respuesta mayoritaria, con el 57%, fue ¡°La libre circulaci¨®n de personas, bienes y servicios dentro de la UE¡±. Durante varios a?os, esta respuesta se ha disputado el primer lugar con ¡°La paz entre los Estados miembros¡±.
M¨¢s all¨¢ de los acuerdos de Schengen, la libertad de circulaci¨®n constituye la base de la Uni¨®n
El regreso de los muros se ha debido a tres factores distintos. El primero, en pa¨ªses como Gran Breta?a y otros del norte de Europa, es el enorme n¨²mero de ciudadanos llegados desde otros lugares de la UE. Los del este de Europa empezaron a venir sobre todo con la gran ampliaci¨®n de 2004 y est¨¢n representados en la figura simb¨®lica del fontanero polaco (hoy puede muy bien ser un estudiante de doctorado o un directivo de banca). A ellos se ha unido otro grupo del sur del continente, desde que la crisis de la eurozona empuj¨® a j¨®venes espa?oles, portugueses y griegos, con sus doctorados, a trabajar de camareros en Londres y Berl¨ªn. Esto no tiene nada que ver con los acuerdos de Schengen, de los que Reino Unido no forma parte, sino con la libertad de circulaci¨®n que constituye la base de la UE.
En segundo lugar, est¨¢ la crisis de los refugiados. Cada vez m¨¢s gente huye de las guerras, el terror y la miseria econ¨®mica que han sustituido a las viejas dictaduras (que tambi¨¦n entra?aban terror y miseria econ¨®mica) en gran parte de Oriente Pr¨®ximo y ?frica. Arriesgan sus vidas en manos de traficantes criminales para llegar a Europa y a la tierra prometida: Alemania. Seg¨²n c¨¢lculos oficiales de ACNUR, este a?o, hasta el 19 de noviembre, llegaron a Europa por mar 850.571 ¡°refugiados e inmigrantes¡±, y 3.485 han muerto o est¨¢n desaparecidos. El Mediterr¨¢neo se ha convertido al tiempo en la esperanza de los desesperados y un cementerio marino.
Poco m¨¢s del 50% de los inmigrantes llegaron de Siria, y el 20%, de Afganist¨¢n. Muchos de ellos --los que lo consiguen-- son genuinos refugiados, en el sentido de que tienen ¡°un miedo fundado de ser perseguidos en su propio pa¨ªs¡±. Ahora bien, como se?ala ACNUR, es inevitable que con ellos entren algunos que huyen de las intolerables condiciones materiales propias de los Estados fallidos. Para ellos, llegar a Schengen, con sus 26 pa¨ªses, es importante, porque, una vez dentro, gracias a la falta de controles fronterizos, pueden desplazarse f¨¢cilmente a Alemania, que es lo que siempre han querido hacer, incluso antes de que la canciller Merkel dijera que recibir¨ªan a todos con los brazos abiertos.
En tercer lugar, est¨¢n los terroristas islamistas, como los que acaban de matar a tantos inocentes en Par¨ªs. En su mayor¨ªa han nacido y han crecido en Europa, aunque algunos aprenden sus aptitudes asesinas en Siria o Afganist¨¢n. Parece que uno de los asesinos de Par¨ªs quiz¨¢ se col¨® en la Europa de Schengen como refugiado con un pasaporte sirio (real o falso). En cualquier caso, Schengen les permiti¨® ir y venir libremente a Bruselas, assassins sans fronti¨¨res.
Pa¨ªses como Polonia niegan la solidaridad que otras veces han exigido a sus socios comunitarios
Y as¨ª, en el batiburrillo del miedo europeo, agitado por pol¨ªticos y periodistas demagogos, se mezcla todo: el ciudadano de la UE que se desplaza legalmente, el inmigrante ilegal del exterior, el medio inmigrante econ¨®mico medio refugiado pol¨ªtico, el refugiado del conflicto sirio, el refugiado pol¨ªtico cl¨¢sico de Eritrea, el musulm¨¢n y el terrorista. Es como un continuo imaginario que va del fontanero polaco al terrorista suicida sirio.
Mientras tanto, el nuevo gobierno de los fontaneros polacos, formado por cristianos especialmente buenos, ha decidido decir, como Hungr¨ªa y Eslovaquia, que no va a aceptar inmigrantes musulmanes. Es decir, adem¨¢s de la brecha norte-sur abierta por la crisis de la eurozona, tenemos otra brecha este-oeste. Europa oriental niega la solidaridad que, otras veces, tanto ha exigido a sus socios europeos. La Europa del sureste est¨¢ atrapada en medio. Hace unos d¨ªas, la polic¨ªa macedonia se enfrent¨® a los inmigrantes en la frontera con Grecia, con el resultado de 40 heridos. No es m¨¢s que un aperitivo de lo que puede ocurrir en los Balcanes si no se controla m¨¢s el paso de la frontera exterior de la UE, sobre todo para quienes atraviesan Turqu¨ªa, mientras el norte de Europa dice que no acepta a nadie m¨¢s.
Una vez o¨ª decir a la canciller Merkel, que sabe lo que es vivir tras un tel¨®n de acero, que, para mostrar a los j¨®venes el valor de una Europa libre y abierta, quiz¨¢ deber¨ªamos cerrar las fronteras nacionales uno o dos d¨ªas.
Pues bien, es posible que hagamos el experimento: en parte, por su propio y generoso error de c¨¢lculo cuando dijo que todos los refugiados ser¨ªan bienvenidos en Alemania sin asegurarse antes de que otros pa¨ªses europeos seguir¨ªan su ejemplo. Otra cosa es que el experimento logre el efecto deseado. Por ahora, lo ¨²nico que sabemos seguro es que Europa antes era el continente en el que caen los muros y ahora es el continente en que est¨¢n volviendo a alzarse.
Timothy Garton Ash es profesor de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto freespeechdebate.com project, e investigador titular en la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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