¡®Viagrab¨®tox¡¯
Aspiramos a vivir erectos, tersos y empalmados como menhires con nosotros mismos hasta que el c¨¢ncer, nos mate bien muertos
No tengo pene, al menos que yo sepa y hasta el cierre de estas l¨ªneas. No puedo sentir por tanto la frustraci¨®n que debe de suponer para los dotados de tal miembro el hecho de querer y no poder erigirlo en tiempo y forma id¨®neos para llevar a cabo los menesteres que consideren oportunos. S¨ª tengo, no obstante, much¨ªsimas m¨¢s arrugas, manchas y desconchones en el pellejo de los que soy consciente. De ah¨ª los sustos de muerte que me llevo cuando me levanto a orinar de madrugada y le atisbo la jeta medio a oscuras al vejestorio del espejo. Quiero decir con todo esto que, sin ser psic¨®loga ni sex¨®loga ni coachni ninguna eminencia en ninguna materia, puedo comprender el pu?al que le clava a la autoestima del ser humano cualquier impotencia. La de no poder cumplir expectativas propias o ajenas y la de no poder parar el tiempo, por ejemplo.
Hace semanas que circula por Twitter un chiste ¡ªmeme, le llamamos los memos digitales¡ª en el que se ve a la pen¨²ltima pareja de moda: ella, sesentona; ¨¦l, octogenario, como imagen de una supuesta alianza entre viagra y b¨®tox. Una broma de p¨¦simo gusto, pensaba la que firma, analfabeta perdida en econom¨ªa, al ver tanto el titular como la foto. Pero resulta que no. Que s¨ª, vamos. Que Pfizer y Allergan, respectivos fabricantes del vasodilatador peneano y la toxina antiarrugas, se han fusionado dando lugar a la primera firma farmac¨¦utica del globo. Un negocio megamillonario y subiendo. Poco me parece. Lo de en paz con nosotros mismos y con el pr¨®jimo es secundario. Aqu¨ª, qui¨¦n m¨¢s qui¨¦n menos, aspiramos a vivir j¨®venes, tersos y empalmados como menhires con nosotros mismos hasta que el c¨¢ncer, o el ictus, o cualquier otro mal menos rentable de investigar y vender nos mate bien muertos. Lo de Allergan y Pfizer ten¨ªa que ir en las p¨¢ginas de cultura. Es el poema del tercer milenio. Lo digo yo, que soy puro p¨²blico objetivo.
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