Metadona
Somos un pa¨ªs de drogotas. Sales a caminar por el parque a primera hora y te cruzas con gente que acaba de consumir o que est¨¢ a punto de hacerlo
Las campa?as electorales excesivas generan tolerancia y adicci¨®n, igual que las drogas. Se arrepiente uno de consumirlas, pero necesita cada vez una dosis mayor. Si ayer asistimos a un debate, ma?ana necesitaremos dos, y pasado, adem¨¢s de esos dos, una porci¨®n de demoscopia que nos ponga al d¨ªa de la intenci¨®n de voto o de la valoraci¨®n de los candidatos. Me voy a quitar de la campa?a, le o¨ª decir el otro d¨ªa a alguien en el metro. Parec¨ªa, por su expresi¨®n, que se iba a quitar de la hero¨ªna. Ya en el cuarto de ba?o, por las ma?anas, tanto si trabajas como si no, empiezas a pensar en las raciones de propaganda que te vas a meter a lo largo del d¨ªa. Hay quien empieza al levantarse, con alg¨²n programa de la tele, y hay quien consigue resistir hasta los primeros telediarios de la noche, pero no se sabe de nadie que se vaya a la cama sin las im¨¢genes de los cuatro l¨ªderes macho en la cabeza. Ver o escuchar a cualquiera de ellos proporciona ese tipo de paz del primer cigarrillo o del primer caf¨¦, por no hablar de sustancias m¨¢s adictivas.
Tengo la suerte de currar en casa y de que puedo ponerme un mitin cuando quiera en el ordenador. Si me ganara la vida en una f¨¢brica, ir¨ªa de vez en cuando al ba?o y me conectar¨ªa con el m¨®vil a las noticias para ver si la campa?a y El Corte Ingl¨¦s siguen en pie. Somos un pa¨ªs de drogotas. Sales a caminar por el parque a primera hora y te cruzas con gente que acaba de consumir o que est¨¢ a punto de hacerlo. Puedes distinguir por sus caras de satisfacci¨®n o de ansiedad a los primeros de los segundos. Me pregunto qu¨¦ haremos despu¨¦s de las elecciones, que est¨¢n a la vuelta de la esquina, aunque siempre nos quedar¨¢ Catalu?a, que no coloca tanto, pero alivia el mono, como la metadona.
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