Del Black Friday a COP21: revisando nuestro consumo
Lunes 30 de noviembre de 2015. Empieza la Cumbre del Cambio Clim¨¢tico en Par¨ªs cuando algunos comercios todav¨ªa no han retirado sus carteles promocionales del Black Friday y otros lucen nuevos descuentos en el Cyber Monday. Uno podr¨ªa preguntarse qu¨¦ relaci¨®n existe entre ambas cosas, si lo primero es un evento protagonizado por los grandes l¨ªderes mundiales que por fin han tomado conciencia de que el cambio clim¨¢tico ha venido ¨Co mejor, lo hemos tra¨ªdo- para quedarse, y el segundo est¨¢ vinculado a un consumo particular del que solo yo y mi bolsillo somos responsables. Pues tiene que ver, y mucho. Porque es nuestro modelo de consumo el que est¨¢ en entredicho y somos nosotros, como consumidores, quienes podemos marcar las reglas del juego.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha impuesto un modelo de producci¨®n y consumo tan fren¨¦tico y devorador de los recursos naturales que hemos perdido el sentido de la normalidad, de cu¨¢les son nuestras necesidades reales y qu¨¦ mecanismos de producci¨®n, distribuci¨®n o financiaci¨®n hay que poner en marcha para satisfacerlas. As¨ª lo recoge el documental Normal is over, escrito y dirigido por la periodista holandesa Ren¨¦e Scheltema, que se estren¨® recientemente en Barcelona en el Festival Internacional de Cinema del Medi Ambient. Hemos aceptado con tanta facilidad superar los l¨ªmites del sentido com¨²n en nuestro consumo y modelo de desarrollo, que la normalidad ha desaparecido. Y esto se aplica tanto a las finanzas, inmersas en juegos especulativos sobre el precio del cereal en 2020 y alejadas de la econom¨ªa real y productiva, como a la forma de producir alimentos o la realidad tras la ropa que llevamos.
Parece que tiene que pasar algo dr¨¢stico o que nos afecte de forma muy directa para que nos demos cuenta de nuestra responsabilidad en el cuidado del medio ambiente. Como la boina de contaminaci¨®n que sufrimos en Madrid desde hace semanas y que ha obligado al ayuntamiento a poner en marcha el protocolo anti contaminaci¨®n limitando la velocidad en algunas v¨ªas o el aparcamiento en zonas c¨¦ntricas. De repente, la contaminaci¨®n se convierte en un problema de todos que nos obliga a dejar el coche en casa o reducir la velocidad. Esto, en lugar de ser algo pasajero que termine una vez que la boina se reduzca, deber¨ªa hacernos reflexionar sobre lo pr¨®ximo que nos resulta este problema y plantearnos c¨®mo nos desplazamos, qu¨¦ coche usamos, qu¨¦ alimentos comemos o en qu¨¦ viviendas vivimos.
No es cuesti¨®n de hacernos el harakiri cada vez que cogemos el coche o nos compramos ropa, sino m¨¢s bien de entender y conocer la importancia que tienen nuestras decisiones de consumo en el modelo de sociedad que tenemos. Esto, sin excluir de sus responsabilidades a los gobernantes y las grandes empresas, que deben tomar las medidas adecuadas para frenar el cambio clim¨¢tico y promover una econom¨ªa sostenible. Pero no olvidemos que somos nosotros, ciudadanos particulares, quienes votan a los gobernantes y compran los productos y servicios a las empresas.
Existen opciones. Podemos optar por el transporte p¨²blico o por un coche h¨ªbrido o con bajas emisiones de CO2. Podemos conocer la calificaci¨®n energ¨¦tica de nuestra vivienda y mejorarla. E incluso contratar energ¨ªa verde. Podemos consumir ecol¨®gico y optar por comercios donde ejercer un consumo responsable. Podemos optar por un tel¨¦fono de comercio justo. Y si optar por algunas de estas cosas nos parece ir demasiado lejos y complicarnos m¨¢s de la cuenta, podemos simplemente reducir nuestro nivel de consumismo, y plantearnos si realmente es preciso cambiar de m¨®vil cada vez que sale un nuevo modelo aunque el nuestro funcione. Si hacer deporte supone estar equipado con las ¨²ltimas novedades del mercado. O si queremos dejarnos seducir por descuentos de ¡°ahora o nunca¡± como los que brinda el Black Friday, que no siempre han sido tales. Ejercer una especie de consumismo ¡°consciente¡±, de forma que incluso en nuestras compras menos necesarias o responsables podamos poner cabeza y aplicar cierta limitaci¨®n, teniendo en cuenta los recursos necesarios para fabricar un producto y lo que esto supone para el planeta.
Econom¨ªa, consumo y medio ambiente van de la mano, de las nuestras para ser exactos. El cambio clim¨¢tico no es algo vinculado exclusivamente con el uso de carb¨®n, la extracci¨®n de petr¨®leo o la escasez de agua. Todos estos elementos, y muchos m¨¢s, son necesarios para producir los bienes materiales que consumimos y que muchas veces no satisfacen necesidades reales, sino m¨¢s bien rellenan huecos existenciales, como dir¨ªa mi buen amigo Joan Antoni Mel¨¦. El consumismo en el que hemos ca¨ªdo en los ¨²ltimos a?os, y el expolio de los recursos naturales que le acompa?a, son responsables directos de los problemas que estos d¨ªas se debaten en Par¨ªs. Y nosotros, como ciudadanos, como consumidores, podemos tener la ¨²ltima palabra.
Foto: (c) WWF Marcha por el Clima, Madrid, 2015
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.