Do?a Soraya
Las que trabajamos con hombres desde las pr¨¢cticas estamos curadas de espanto
No hace tanto, en uno de esos obrones de 500 pisos que se estilaban antes de la debacle inmobiliaria, los aparejadores se tomaban el cafelito muertos de la risa en la caseta. El mejor chiste era, como suele, un hecho ver¨ªdico. Uno de ellos hab¨ªa o¨ªdo al capataz informando a un alba?il sobre a qui¨¦n deb¨ªa reportarse: ¡°Los que veas m¨¢s desastraos. Don ?scar, don Israel, don Yerai, don Jonathan... y la Maite¡±. Lejos de ofenderse, la Maite, o sea do?a Teresa, jefa de la obra, del alba?il, del capataz y de todos los presentes, era quien m¨¢s se re¨ªa. Habituada a oir peores motes, ese le parec¨ªa cari?oso.
Las que trabajamos con hombres desde las pr¨¢cticas estamos curadas de espanto. Siendo intolerable que nos llamen ni?a, cielo, mona o con diminutivos sonrojantes, lo cierto es que nos va en el sueldo. Gajes del oficio, cabr¨ªa pensar, si no fuera porque a ellos no les ocurre. La novedad es que hoy, en p¨²blico, no queda bonita tanta confianza. Queda lo que es: sexista. Y puede costarle el puesto al simp¨¢tico o al galante de turno.
Sucedi¨® en el debate de los candidatos con la vicecandidata S¨¢enz de Santamar¨ªa. Ellos se llamaban de t¨²: Pedro, Pablo, Albert, t¨ªo. Pero a ella no osaron bajarla del usted ni del se?ora ni del do?a por si las feministas. Fue en lo ¨²nico en lo que coincidieron los se?ores. En su un¨¢nime descoloque de varones frente a una mujer poderosa. Es todo m¨¢s f¨¢cil. Mientras ella jugaba con el usted y el t¨² sin complejos, ellos no sab¨ªan ni c¨®mo tratarla. Falta de costumbre. Habla Pablo Iglesias de una Operaci¨®n Menina (sic) para aupar a Soraya a la presidencia. Ella se toma con humor la groser¨ªa. Seguro que la llamaban Sorayita cuando era becaria en G¨¦nova, 13. Y s¨ª, Espa?a, donde hay machotes que a¨²n mandan a fregar a las conductoras, est¨¢ lista para una presidenta. Tan astuta o torpe como ellos. Tan demagoga. Tan corrupta, a unas malas. Se llame Soraya, Susana, In¨¦s, Carolina o Rita la Cantaora.
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