?Qu¨¦ tipo de instituciones necesita Espa?a para aplicar los ODS?
El nuevo Gobierno tendr¨¢ que introducir cambios institucionales profundos en el ¨¢mbito de la cooperaci¨®n si quiere que Espa?a contribuya de verdad a un mundo m¨¢s sostenible
En un art¨ªculo anterior, Los ODS, una oportunidad de cambio para la cooperaci¨®n espa?ola, se?al¨¢bamos que los Objetivos de Desarrollo Sostenible representan una oportunidad de cambio para la cooperaci¨®n espa?ola, que el compromiso pol¨ªtico con los nuevos objetivos exige pasar de una pol¨ªtica de cooperaci¨®n a una de desarrollo sostenible y que eso implica una revisi¨®n de las instituciones que gestionan la cooperaci¨®n oficial para el desarrollo.
Hace tiempo se ha abierto en los pa¨ªses de la OCDE un debate sobre el papel de las agencias de desarrollo en la nueva era. Adem¨¢s, algunos de estos pa¨ªses como Alemania, ya est¨¢n dise?ando nuevas estructuras organizativas para aplicar la Agenda 2030. Espa?a debe tambi¨¦n participar en esta reflexi¨®n, porque nuestras instituciones necesitan renovarse para poder responder a los nuevos desaf¨ªos globales.
Hay que abordar este debate con urgencia porque a los retos externos ¡ªla aprobaci¨®n de los ODS¡ª se unen los internos, y, entre ellos, uno en especial: la publicaci¨®n de la Ley 40/2015, de R¨¦gimen Jur¨ªdico del Sector P¨²blico, que deroga la Ley de Agencias estatales, y va a privar por lo tanto a la AECID, el principal ¨®rgano de gesti¨®n de la pol¨ªtica de cooperaci¨®n, de su r¨¦gimen jur¨ªdico actual.
Es el momento de dise?ar una nueva institucionalidad. En este art¨ªculo ponemos encima de la mesa algunas propuestas que se centran en cuatro aspectos: las funciones, las pautas de trabajo, las capacidades, y, por ¨²ltimo, la arquitectura institucional.
Las nuevas instituciones tendr¨¢n la responsabilidad de coordinar la aplicaci¨®n y el seguimiento de la Agenda 2030
A diferencia de los ODM, los ODS no se centran s¨®lo en las necesidades de los pa¨ªses en desarrollo. Constituyen una agenda universal, con implicaciones en las pol¨ªticas internas y externas de todos los pa¨ªses del mundo. Por lo tanto, la nueva institucionalidad tendr¨ªa la responsabilidad de coordinar la aplicaci¨®n y el seguimiento de la Agenda 2030 tanto a nivel nacional como en nuestra actuaci¨®n en pa¨ªses en desarrollo. Su primera tarea ser¨ªa, tal y como se?ala el documento de la Agenda 2030 aprobado el pasado septiembre en la cumbre de Naciones Unidas, apoyar al pr¨®ximo gobierno en la elaboraci¨®n de una hoja de ruta para su implementaci¨®n.
En el ¨¢mbito interno, las funciones de esta entidad, ser¨ªan de apoyo, coordinaci¨®n y generaci¨®n de sinergias entre pol¨ªticas p¨²blicas dom¨¦sticas, teniendo en cuenta que la responsabilidad de su aplicaci¨®n corresponde a los distintos niveles de gobierno (central, auton¨®mico y local).
En su vertiente internacional contribuir¨ªa al logro de los ODS en los pa¨ªses en desarrollo prioritarios para la Cooperaci¨®n Espa?ola, contando para ello con la pol¨ªtica de cooperaci¨®n para el desarrollo y el resto de pol¨ªticas que tienen un impacto en el desarrollo de esos pa¨ªses. Combinar¨ªa en definitiva las actuales funciones de gesti¨®n de la pol¨ªtica de cooperaci¨®n con otras relacionadas con la promoci¨®n de la coherencia de pol¨ªticas para el desarrollo.
En esta l¨ªnea, es evidente que la aplicaci¨®n de la Agenda 2030 precisa de la implicaci¨®n y colaboraci¨®n interinstitucional como elemento esencial. Por un lado, se requiere de mecanismos horizontales de coordinaci¨®n y trabajo conjunto entre entidades p¨²blicas rompiendo as¨ª los tradicionales ¡°silos¡± de la administraci¨®n p¨²blica. Los desaf¨ªos que plantea la nueva agenda tienen que abordarse desde una visi¨®n integral de un modelo de desarrollo renovado. En Alemania por ejemplo hay un Comit¨¦ de ministros que hace seguimiento de la aplicaci¨®n de su Estrategia Nacional de Desarrollo Sostenible. Adem¨¢s, necesitamos instituciones p¨²blicas que promuevan y faciliten espacios de cooperaci¨®n entre organizaciones de distinta naturaleza, p¨²blicas y privadas, en los que cada una contribuya desde su especificidad y experiencia para el dise?o, puesta en marcha y seguimiento de los ODS en nuestro pa¨ªs. Existen antecedentes, por ejemplo en el Reino Unido el gobierno apoy¨® la creaci¨®n de una red de organizaciones de la sociedad civil para el seguimiento de la iniciativa Open Government.
Adem¨¢s, la naturaleza din¨¢mica de los desaf¨ªos de desarrollo precisa de organizaciones con capacidad de cambio e innovaci¨®n. Esto significa instituciones atentas a las transformaciones de los contextos externos, impulsoras de una cultura de aprendizaje continuo y promotoras de espacios en los que se desarrollen ¡°personas emprendedoras¡±.
La AECID, como ya hemos se?alado, necesita reinventarse
Transitar de una pol¨ªtica de gesti¨®n de la ayuda a otra de desarrollo sostenible tambi¨¦n requiere crear nuevas capacidades en las personas que conforman las organizaciones. Es necesario generar nuevas habilidades y conocimientos en los profesionales de la cooperaci¨®n y conectar con otros de distintos sectores que puedan aportar nuevas competencias y experiencias. Esto implica abrir la cooperaci¨®n espa?ola no s¨®lo a expertos en pol¨ªticas sectoriales, sino tambi¨¦n en gesti¨®n y an¨¢lisis de pol¨ªticas p¨²blicas, en an¨¢lisis y tratamiento de datos, gesti¨®n del cambio, etc¨¦tera. Adem¨¢s, necesitamos reforzar las habilidades para la coordinaci¨®n de actores, el di¨¢logo sobre pol¨ªticas, la facilitaci¨®n y participaci¨®n en partenariados, la negociaci¨®n y la generaci¨®n de espacios para la innovaci¨®n.
Una pol¨ªtica de desarrollo sostenible que va m¨¢s all¨¢ de la ayuda (beyond aid) supera el ¨¢mbito tradicional de actuaci¨®n de los ¨®rganos rectores de la cooperaci¨®n en nuestro pa¨ªs, no s¨®lo por el contenido de la pol¨ªtica, sino tambi¨¦n por la inclusi¨®n de la vertiente de aplicaci¨®n nacional.
Una reforma de la Ley de Cooperaci¨®n ¨Co de Desarrollo Sostenible- podr¨ªa alumbrar nuevos arreglos institucionales m¨¢s adecuados. Se han evocado varias posibilidades: Vicepresidencia o Ministerio de Desarrollo Sostenible, Secretar¨ªa de Estado dependiente de Presidencia para poder recabar apoyos al m¨¢s alto nivel a la coherencia de pol¨ªticas, incluyendo la creaci¨®n de una Comisi¨®n Delegada de Desarrollo Sostenible¡ El tema merece un debate riguroso, basado en aprendizajes propios y de otros donantes.
En el nuevo dise?o institucional, la AECID, como ya hemos se?alado, necesita reinventarse. La Ley de Agencias ¡ªa la que en su momento se acogi¨® la AECID¡ª contemplaba una gesti¨®n basada en resultados, responsabilidad de los directivos por los mismos y la inclusi¨®n de un sistema de medici¨®n del desempe?o, adem¨¢s de otras medidas que permit¨ªan una mayor agilidad y autonom¨ªa en la gesti¨®n de los recursos. Aunque el desarrollo de esta Ley haya sido muy limitado, su derogaci¨®n ha puesto fin al ¨²nico intento de reforma y modernizaci¨®n de la institucionalidad de la cooperaci¨®n espa?ola desde su creaci¨®n hace ya m¨¢s de 25 a?os. Es una decisi¨®n trascendente. No ha tenido sin embargo ning¨²n eco, ni se han debatido sus implicaciones para la cooperaci¨®n espa?ola.
Como consecuencia, el ¨®rgano principal del sistema de cooperaci¨®n parece condenado a volver a su antiguo estatuto de organismo aut¨®nomo. Ser¨ªa un paso atr¨¢s. Los nuevos tiempos se abordar¨ªan con viejas f¨®rmulas. El esquema institucional de la cooperaci¨®n espa?ola se alejar¨ªa un poco m¨¢s de las mejores pr¨¢cticas internacionales, y resultar¨ªa cada vez m¨¢s inadecuado. Ya maneja s¨®lo una fracci¨®n del presupuesto, y carece de peso y herramientas para impulsar la coherencia de pol¨ªticas, clave para avanzar en los ODS.
No obstante, la derogaci¨®n de la figura de agencia estatal debe ser una oportunidad para repensar el modelo que mejor se ajuste a las nuevas funciones que la Agenda 2030 exige. Evitemos que la AECID del futuro se limite a gestionar programas de cooperaci¨®n pudiendo quedar al margen de otros procesos y decisiones relevantes para la consecuci¨®n de los ODS.
En definitiva, el nuevo Gobierno saliente de las urnas tendr¨¢ que introducir cambios institucionales profundos en el ¨¢mbito de la cooperaci¨®n para el desarrollo si quiere que Espa?a contribuya de verdad a un mundo m¨¢s sostenible.
Beatriz Novales es consejera t¨¦cnica AECID y Juan L¨®pez-D¨®riga es exdirector AECID.
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