La paz no llega a la RDC
El pasado d¨ªa 29 de noviembre, 30 personas, incluyendo un soldado de la brigada de intervenci¨®n de la Misi¨®n de Estabilizaci¨®n de Naciones Unidas para la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, MONUSCO, murieron durante un enfrentamiento del ej¨¦rcito congol¨¦s y las fuerzas de la ONU con los rebeldes de la Allied Democratic Forces (ADF), en el noreste de la RDC.
Seg¨²n fuentes locales, desde octubre de 2014, al menos 500 civiles han sido asesinados en la zona, la mayor¨ªa de ellos en ataques nocturnos perpetrados por los insurgentes a golpe de machetes y hachas.
Este ¨²ltimo asalto conocido tuvo lugar en un pueblo llamado Erigeti, a 55 kil¨®metros al norte de Beni. En ¨¦l la ADF atac¨® un cuartel militar, seg¨²n inform¨® el Centro de Estudios para la Promoci¨®n de la Paz, la Democracia y los Derechos humanos, un grupo que documenta la violencia en la provincia del Kivu Norte.
El ADF es un grupo rebelde nacido en Uganda alrededor de 1988 y formado por personas que no encontraban su lugar en la sociedad tras la ca¨ªda de Idi Amin. En la actualidad la mayor¨ªa de sus miembros son islamistas que quieren imponer la ley isl¨¢mica (Saria) en Uganda. Sin embargo, desde hace tiempo opera en la zona de las Monta?as Rwenzori, en el este de la RDC. No se conoce con exactitud sus financiadores aunque en el pasado fue muy activo en el tr¨¢fico ilegal de madera y oro en la frontera entre Uganda y la RDC. Se cree que en la actualidad el grupo cuenta con unos 500 combatientes pero el secret¨ªsimo que rodea a la organizaci¨®n y estructura del mismo hace muy dif¨ªcil conocer con exactitud la fuerza con la que cuenta. En 2001, el gobierno ugand¨¦s ofreci¨® amnist¨ªa y reinserci¨®n a los miembros del ADF, la cual ha sido rechazada hasta el momento.
En enero de 2014, el ej¨¦rcito congol¨¦s y las fuerzas de Naciones Unidas lanzaron la Operaci¨®n Sokola, una ofensiva contra la ADF en la zona de Beni. En Lingala Sokola significa ¡°limpieza¡±.
La mayor¨ªa de los campamentos de la ADF fueron destruidos en los primeros meses de la operaci¨®n y al menos 60 combatientes del grupo fueron hechos prisioneros. ADF qued¨® bastante debilitada pero no desapareci¨® y en octubre empez¨® un contraataque que ya dura m¨¢s de un a?o.
Estas noticias coinciden con la evidencia de que el ¨²ltimo programa de desmovilizaci¨®n de la RDC no est¨¢ funcionando. Dise?ado para devolver a la vida civil a miles de combatientes rebeldes se ha visto afectado por retrasos y est¨¢ sujeto a fuertes restricciones de financiaci¨®n y a la inseguridad que afecta al pa¨ªs.
A pesar de que la guerra de la RDC se dio por terminada en 2008, todav¨ªa existen m¨¢s de 65 grupos armados en activo en el este del pa¨ªs, tres veces m¨¢s que en aquel momento.
Casi 5.000 combatientes, de los 12.000 a los que est¨¢ dirigido, se han enrolado en este programa de Desarme, desmovilizaci¨®n y reintegraci¨®n, conocido como DDRIII, y se encuentra en dos centros de desmovilizaci¨®n. Muchos de ellos se rindieron a las fuerzas gubernamentales en 2013, mucho antes de que este programa se iniciara, ante el temor de una gran operaci¨®n de limpieza del ej¨¦rcito congol¨¦s.
La fase preliminar de DDRIII comenz¨® en mayo de este a?o y los que participan en ella, hasta el momento solo han recibido cursos de alfabetizaci¨®n y educaci¨®n para la ciudadan¨ªa, y apoyo psicol¨®gico.
Este programa intenta suplir los fallos de los dos anteriores, puestos en marcha en 2004 y 2009, para ello quiere destinar m¨¢s recursos y prestar m¨¢s atenci¨®n a las fases de aprendizaje de oficios y de reintegraci¨®n. As¨ª, los beneficiarios tendr¨¢n un mayor abanico de posibilidades donde elegir de cara a su formaci¨®n, al igual que decidir la localizaci¨®n de su reintegraci¨®n. El objetivo es que al final del proceso los ex combatientes puedan establecer su propios talleres o negocios, los cuales deben beneficiar a la comunidad en la que se reintegran.
De ah¨ª que otra de las nuevas prioridades de DDRIII sea sensibilizar a las comunidades locales de los beneficios que el programa aporta para as¨ª contar con su colaboraci¨®n a la hora de reintegrar a los ex combatientes. En los intentos anteriores fall¨® este aspecto y la poblaci¨®n civil tuvo la percepci¨®n de que los beneficiados recib¨ªan dinero por el mero hecho de haber luchado.
El programa cuenta con el apoyo del Banco Mundial que en mayo concedi¨® 15 millones de d¨®lares para apoyar la reintegraci¨®n social y econ¨®mico de los ex combatientes desmovilizados, ayudar a reconstruir comunidades y familias y apoyar la consolidaci¨®n del proceso de paz en la RDC.
Seis meses despu¨¦s no est¨¢ nada claro cu¨¢nto dinero del prometido se ha desembolsado ya que todav¨ªa, por ejemplo, no han llegado los fondos para la construcci¨®n de los centros donde se impartir¨¢ la formaci¨®n profesional.
En los proyectos anteriores, el retraso en la llegada de fondos propici¨® que muchos ex combatientes regresaran a las armas.
Quiz¨¢s estos fallos est¨¦n detr¨¢s del hecho de que desde mayo 2015 solo 150 combatientes se hayan unido al DDRIII. Otras razones pudieran ser que la anunciada operaci¨®n del ej¨¦rcito congol¨¦s contra los grupos rebeldes que operan en el este de la RDC result¨® ser mucho menos fuerte de lo esperado. Tambi¨¦n puede ser decisiva la condici¨®n en la que se encuentran los centros de desmovilizaci¨®n. Ya en octubre de 2014 Human Rights Watch inform¨® de que al menos 42 combatientes desmovilizados, 5 esposas y 57 ni?os hab¨ªan muerto de hambre y enfermedades en uno de los centros cuando los oficiales no les proveyeron con comida y servicios sanitarios.
El otro elemento que est¨¢ resultando un obst¨¢culo para este proceso es la inseguridad que se vive en el este de la RDC donde grupos como el ADF siguen en activo y campando a sus anchas a pesar de los esfuerzos del ej¨¦rcito.
Algunos expertos dudan que se se pueda llevar a cabo un proceso de desmovilizaci¨®n y desarme mientras el conflicto siga activo y que, por eso, habr¨ªa que poner m¨¢s esfuerzo en asegurar primero la paz. Para ello se pide que se fortalezcan las fuerzas de seguridad y el sistema judicial, al mismo tiempo que se introducen reformas pol¨ªticas que permitan una mayor participaci¨®n de todos los ciudadanos y grupos en disputa.
Uno de los fallos que se achacan a los intentos de DDR anteriores es que se permitiera a muchos insurgentes, incluso a aquellos conocidos por haber cometido graves violaciones de los derechos humanos, unirse al ej¨¦rcito nacional, algunos de ellos conservando sus rangos, como alternativa a volver a la vida civil. Este condujo a una mayor violencia ya que se consisti¨® que los contingentes mantuvieran sus estructuras y permanecieran en los territorios que antes controlaban. Esto origin¨® el surgimiento de grupos de autodefensa lo que increment¨® la violencia y la inseguridad.
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