?Por qu¨¦ besamos?
Hay sociedades que no conocen el beso, o que lo tienen prohibido. Exploramos el origen biol¨®gico y sociocultural del beso rom¨¢ntico
Una pregunta que suele plante¨¢rsele a Google es por qu¨¦ se besan los humanos y, aunque los besos en diferentes partes del cuerpo (la cara o la mano, por ejemplo) forman parte de muchas funciones sociales, la pregunta, tal y como yo la leo, no ata?e al beso social, sino al beso rom¨¢ntico en los labios, conocido t¨¦cnicamente como ¨®sculo. ?Es el ¨®sculo un residuo moderno de alg¨²n tipo de antiguo cortejo sexual animal, que es como Darwin llamaba a los rituales de apareamiento? De ser cierto, cabr¨ªa esperar que fuese universal, que estuviera presente en diferentes ¨¦pocas y culturas. Pero no es el caso. A d¨ªa de hoy existen sociedades que, o no conocen el beso en los labios, o, de conocerlo, tienen sanciones que lo vetan.
El deseo de apareamiento est¨¢ presente en todos los animales. Pero los besos no est¨¢n necesariamente vinculados al sexo
La palabra ¡°rom¨¢ntico¡± es clave, y hay que distinguirla de ¡°sexo¡±, ¡°amor¡± y ¡°cortejo¡±. El sexo es, huelga decirlo, el deseo de apareamiento presente en todos los animales. Los besos no est¨¢n necesariamente vinculados al sexo, a menos que se usen como preliminar. El amor es¡ El amor es el amor (por ponernos po¨¦ticos). No existe ninguna cultura en el planeta que no tenga un concepto sobre lo que es el amor. Se presenta de muchas formas y aspectos, pero todo el mundo la reconoce instintivamente como amor. Algunos fil¨®sofos, como Plat¨®n, escribieron tratados sobre el amor, y pueden encontrarse obras similares a lo largo y ancho de todo el mundo antiguo. El amor y el sexo suelen aparecer entrelazados en obras como el Kamasutra indio, un manual pr¨¢ctico sobre el arte de hacer el amor. El beso en los labios se presenta en el Kamasutra como una parte de ese arte, porque los labios se ven como ¨®rganos er¨®genos sensibles.
Otros escritores, como Homero, Arist¨®fanes y Catulo, tambi¨¦n estaban obsesionados con el amor y el sexo. Catulo suplica a su amada que le d¨¦ un n¨²mero infinito de ¡°besos¡±. Pero, al igual que ocurre en el Kamasutra, nos da la sensaci¨®n de que con beso (sin importar la parte del cuerpo que lo reciba) se hace referencia al sexo y al amor (sobre todo al primero), donde el hombre (Catulo) controla la situaci¨®n y la mujer est¨¢ a su total disposici¨®n.
El cortejo puede incluir o no incluir amor, e incluso sexo. Es una pr¨¢ctica prenupcial, que adopta numerosas formas rituales, dictadas por tradiciones espec¨ªficas dise?adas para garantizar el matrimonio, normalmente como un acuerdo entre familias. Sin duda el amor no es un requisito para el cortejo, y el beso rara vez ha desempe?ado un papel en este. Hasta hace poco, claro.
El beso en los labios ¡°rom¨¢ntico¡± (no ¡°sexual¡±) es una invenci¨®n que viene, con toda probabilidad, de las tradiciones medievales de amor cort¨¦s
As¨ª las cosas, ?d¨®nde encaja el beso? El beso en los labios ¡°rom¨¢ntico¡± (no ¡°sexual¡±) es una invenci¨®n que viene, con toda probabilidad, de las tradiciones medievales de amor cort¨¦s. Est¨¢ impregnado de amor ¡°verdadero¡± (que no ¡°acordado¡±); es una acci¨®n subversiva contra el cortejo pactado y el amor aburrido. Incluso hoy, la traici¨®n o la infidelidad comienzan con un beso. Seguido del sexo, por supuesto. Pero ambos no pueden invertirse: nunca el sexo antes del beso.
El origen del beso podr¨ªa estar en una declaraci¨®n de libertad ante las pr¨¢cticas nupciales y amorosas anquilosadas. ?Hay pruebas? No directas, claro, pero s¨ª hay montones de an¨¦cdotas que lo demuestran.
Las primeras historias donde aparece el beso rom¨¢ntico, que suelen representar a unos amantes desdichados que rompen las restricciones de la sociedad, son los relatos, leyendas y canciones de trovadores medievales, basadas en la caballerosidad y el amor cort¨¦s. Un ejemplo cl¨¢sico es la historia de la aventura amorosa, en el siglo XIII, de Paolo y Francesca, inmortalizados por el poeta Dante en el quinto canto de su Infierno. Se trata de Francesca de R¨ªmini, cuya mano se concede en matrimonio a Giovanni Malatesta (tambi¨¦n conocido como Gianciotto) para consolidar la paz entre dos familias enfrentadas. El padre de la joven sab¨ªa que su hija rechazar¨ªa al feo y deforme Gianciotto, con lo que pide al hermano menor de este, Paolo, que rescate a Francesca. La joven se enamora al instante del apuesto Paolo, y ambos se besan apasionadamente, una imagen que luego influir¨ªa en muchas obras de arte, entre ellas la impresionante escultura El beso, de Rodin. Al saber que Gianciotto, y no Paolo, ser¨¢ su marido, Francesca monta en c¨®lera: no pueden privarla de su amor por Paolo.
Seg¨²n Dante, el amor surge despu¨¦s de que los dos amantes lean la historia de Lancelot y Ginebra. El final tr¨¢gico llega cuando el celoso Gianciotto, florete en mano, se dispone a matar a Paolo, y Francesca se interpone entre los dos hermanos. La espalda la atraviesa y acaba con su vida. Entonces Gianciotto, totalmente fuera de s¨ª, pues amaba a Francesca m¨¢s que a su propia vida, mata a su hermano. Entierran a los dos amantes en la misma tumba, lo que simboliza su uni¨®n m¨¢s all¨¢ de la vida mortal.
El poder del beso furtivo para cambiar la vida de la gente nos empuja inexorablemente a besar
La historia de amor de Paolo y Francesca es potente y, al mismo tiempo, de una tristeza abrumadora. Trata del amor ¡°rom¨¢ntico¡±, sellado con un beso, que trasciende la vida y la muerte, a pesar de que la sociedad ve su acci¨®n como un pecado. Como Julieta le dice a Romeo en la versi¨®n shakespeariana de esa tragedia medieval: ¡°Ahora tienen mis labios el pecado que han tomado de los tuyos¡±. A lo que Romeo responde: ¡°?El pecado de mis labios? ?Dulce reproche! Devu¨¦lvemelo¡±. Desde el principio, el beso y el ¡°amor desdichado¡± van de la mano. Acaso esa sea la ¨²nica posibilidad para el amor verdadero: quiz¨¢ pecaminoso, como dice Julieta, pero irresistible. Hoy en d¨ªa encontramos este mensaje impl¨ªcito en todas las historias de la cultura de masas, desde las pel¨ªculas hasta las novelas superventas. El poder del beso furtivo para cambiar la vida de la gente nos empuja inexorablemente a besar.
En la literatura de amor cort¨¦s, las mujeres aparecen retratadas como seres ¡°ang¨¦licos¡±, no meros objetos sexuales. El beso se conceb¨ªa como un camino hacia el amor espiritual, no un preludio del sexo. La idea de la mujer como ¨¢ngel ha perdurado, y puede verse en canciones populares como Pretty Little Angel Eyes (1961), de Curtis Lee, y Next Door to an Angel (1962), de Neil Sedaka. Sus letras resuenan con las met¨¢foras celestiales de los poemas y los cantos medievales. Por supuesto, en algunos de los retratos l¨ªricos la met¨¢fora del ¨¢ngel se yuxtapone con la de demonio, como en The Devil in Disguise (1963), de Elvis Presley.
Resulta sorprendente pensar que el beso podr¨ªa haber surgido al mismo tiempo como un acto de amor y de desaf¨ªo contra las costumbres anquilosadas del cortejo, tal y como insin¨²a la historia de Paolo y Francesca. Desde esa ¨¦poca, besar se ha convertido en la acci¨®n rom¨¢ntica por excelencia. ?Hay algo m¨¢s rom¨¢ntico que dos personas abraz¨¢ndose, mir¨¢ndose a los ojos y, como colof¨®n de ese momento rom¨¢ntico, bes¨¢ndose en los labios? En ese instante, el beso transporta a los amantes a otro nivel de la existencia, muy por encima de lo mundano. Solo cuando el romance concluye, el poder del beso se desvanece. Como vivimos en una aldea global, el beso se ha extendido por todo el mundo, haci¨¦ndose un hueco en tradiciones y tipos de cortejo por doquier. El beso sigue siendo una acci¨®n de amor subversiva, y tiene un gran significado, pues provoca una compleja serie de reacciones qu¨ªmicas que potencian los sentimientos rom¨¢nticos y hacen que los actos f¨ªsicos, como las relaciones sexuales, sean mucho m¨¢s significativos e ¨ªntimos. El beso es, en pocas palabras, un ¡°elixir¡± embriagador.
A fin de cuentas, el romance es un ideal, una parte de la forma en que fantaseamos sobre el mundo. Todos desean vivir una gran historia de amor, aunque puede que nunca llegue. El beso concierne a lo ideal, no a lo real. Durante unos instantes, suspende la realidad y el mundo se vuelve perfecto. Cuando funciona, hace a?icos lo cotidiano, nos olvidamos de las banalidades que constituyen el d¨ªa a d¨ªa. Celebr¨¦moslo siempre y confiemos en que nunca desaparezca.
? Guardian News & Media 2015
Traducci¨®n de NewsClips
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