80 millones de bacterias en un beso
Las parejas comparten buena parte de su microbioma oral y el porcentaje est¨¢ relacionado con la frecuencia de besos
Los humanos no son los ¨²nicos que practican el contacto boca a boca, pero los besos con lengua e intercambio salivar s¨ª son exclusivos de nuestra especie. Esta pr¨¢ctica, presente en la gran mayor¨ªa de las culturas, provoca, seg¨²n un estudio, que las parejas compartan las bacterias de sus bocas. Hasta 80 millones de ellas viajan en un beso de 10 segundos.
En el cuerpo de un humano adulto y sano puede haber alrededor de 100 billones de bacterias. Si se apilaran todas juntas, pesar¨ªan unos 1,5 kilogramos. Organizadas por especies, superan las 2.000 y, aunque la mayor¨ªa se encuentran en el est¨®mago e intestinos, la mayor diversidad se da en la cavidad oral. Hasta 700 especies de Streptococcus, Rothia, Neisseria, Gemella, Fusobacterium... viven en la boca. Ahora, un grupo de investigadores holandeses ha querido averiguar c¨®mo influyen los besos en el microbioma bucal.
Seleccionaron a 21 parejas tanto heterosexuales como homosexuales y tomaron muestras de su lengua y saliva antes de un beso prolongado, y despu¨¦s de besarse. Para compararlas, usaron una escala del 0 (completamente similares) al 1 (nada similares).
Tras analizar gen¨¦ticamente las muestras para identificar la presencia de una mol¨¦cula, el ¨¢cido ribonucleico ribos¨®mico (rRNA), que les permitiera localizar a los distintos g¨¦neros bacterianos, vieron que los amantes tienen una tasa media de similitud de 0,37 frente al 0,55 de los no amantes. Para valorar la importancia de esta diferencia, hay que tener en cuenta que el perfil de la flora bacteriana del mismo individuo puede variar mucho entre muestra y muestra.
En la boca hay unas 700 especies diferentes de bacterias
Esta similitud en el microbioma de las parejas es particularmente destacada en las muestras tomadas de la lengua. De hecho, en la saliva las diferencias son muy elevadas tanto entre los amantes como en comparaci¨®n con los desconocidos (0,71 para los primeros y 0,72, para los segundos).
"La saliva es un entorno muy din¨¢mico", dice el microbi¨®logo del TNO (organismo holand¨¦s similar al CSIC espa?ol) y principal autor del estudio, Remco Kort. "Al tragar constantemente, apenas podemos identificar similitudes", aclara. De hecho, la ciencia a¨²n no tiene claro si la saliva cuenta con su flora bacteriana propia o si las bacterias que se encuentran en ella proceden de otras zonas de la boca.
Kort y su equipo realizaron un par de experimentos m¨¢s para determinar cu¨¢nto influyen los besos en el microbioma de los amantes. Seg¨²n explican en la revista Microbiome, entrevistaron a las 21 parejas para conocer su historial de besos. Tras descartar a una de ellas que aseguraba besarse unas 50 veces al d¨ªa por poco cre¨ªble, vieron que hab¨ªa una correlaci¨®n entre los besos declarados y la similitud bacteriana de la saliva. Tambi¨¦n vieron que, con nueve besos con lengua al d¨ªa, la similitud entre floras bacterianas era significativa. Sin embargo, no hab¨ªa correlaci¨®n con las bacterias de la lengua.
Como el propio Kort reconoce, habr¨ªa que seguir a los participantes a lo largo de a?os para determinar la verdadera influencia de los besos en el microbioma compartido. "Obviamente, hay otros importantes factores implicados como tener la misma dieta o usar la misma pasta de dientes", recuerda.
La ¨²ltima parte de su investigaci¨®n buscaba cuantificar el efecto de los besos en los microbios. Para hacerlo, recurrieron a un yogur microbi¨®tico. Al contener grandes cantidades de bacterias de los g¨¦neros Streptococcus, Lactobacillus y Bifidobacterium, pudieron usarlas como marcadores f¨¢ciles de diferenciar de las bacterias propias de la boca y, lo m¨¢s dif¨ªcil, contarlas.
Volvieron a medir la flora bacteriana de los dos miembros de la pareja antes de darle el yogur a uno de ellos. Repitieron la medici¨®n despu¨¦s de un profundo y largo beso para estimar que, de media, unos 80 millones de bacterias pasan de una boca a otra tras un beso de 10 segundos.
El estudio de Kort y su equipo ha sido el estreno cient¨ªfico de Microcopia, un museo dedicado al mundo invisible formado por los microorganismos que viven en el cuerpo humano, pero tambi¨¦n fuera de ¨¦l. Tambi¨¦n ha servido de sustrato para crear una especie de bes¨®metro que presentan el martes en ?msterdam.
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