La ayuda al desarrollo est¨¢ en peligro
La UE tiene la obligaci¨®n de asistir a los refugiados sin que esto suponga un coste irreparable para millones de personas que dependen de la cooperaci¨®n
La incapacidad de la Uni¨®n Europea para gestionar la entrada de migrantes en el continente est¨¢ teniendo graves impactos en la cooperaci¨®n al desarrollo y, en consecuencia, en los pa¨ªses pobres receptores de la misma. Esta cuesti¨®n apenas sale en los medios y cuesta ver la relaci¨®n entre ambas cosas, pero existen ya varios hechos que lo demuestran.
Por ejemplo, en la Cumbre de Valletta, que reun¨ªa a la UE y ?frica para discutir la agenda de migraci¨®n. En ella se pusieron las bases para utilizar la ayuda internacional como herramienta para restringir la movilidad de las personas. Cooperaci¨®n con los pa¨ªses que garanticen el control fronterizo y acuerdos para levantar vallas y muros fueron algunos de los pasos que se dieron y que son s¨®lo el inicio de un plan a largo plazo.
Por otro lado, cada vez m¨¢s miembros de la UE est¨¢n optando por destinar un porcentaje de su ayuda oficial al desarrollo (AOD) a cubrir los costes derivados de aceptar a los refugiados en sus pa¨ªses. Es importante recordar que aceptar a los refugiados (con todas sus implicaciones incluidas las financieras) es una obligaci¨®n internacional regulada por la Convenci¨®n de Ginebra de 1951. Y por tanto no debe ser considerado como parte de la ayuda al desarrollo, que es el ¨²nico instrumento que existe para luchar contra la pobreza y la desigualdad. Cuando se utiliza para cualquier otro fin se est¨¢ deliberadamente haciendo un mal uso. Cuando se pretende reducir la cooperaci¨®n a pa¨ªses como L¨ªbano, Pakist¨¢n o Etiop¨ªa, que acogen grandes n¨²meros de refugiados, para destinarlo a Ministerios del Interior de pa¨ªses europeos salta la alarma.
Europa lo tiene claro. Mejor pagar a otros para que controlen nuestras fronteras, mejor destinar los fondos de la lucha contra la pobreza a cubrir los costes de acoger refugiados y migrantes
Y esta alarma es a¨²n m¨¢s acuciante cuando se analiza la tendencia de los pa¨ªses. En 2014, seg¨²n los datos de AidWatch, los principales donantes de la UE destinaron en media alrededor del 10% de su AOD a cubrir los gastos de los refugiados. Entre ellos, casos m¨¢s extremos como los Pa¨ªses Bajos cuyo porcentaje alcanz¨® el 16%. Pero si se analiza la tendencia estas cifras no hacen m¨¢s que enmascarar una corriente alcista. Con respecto a 2013, muchos miembros han incrementado significativamente el peso de dichos costes respecto al total de la ayuda. Concretamente los Pa¨ªses Bajos un 145%, Italia un 107%, Chipre un 65% o Portugal un 38%. Es muy previsible que estas cifras sigan aumentando en 2015 como resultado de la entrada continuada de personas refugiadass y migrantes. El anuncio de Suecia hace pocas semanas de destinar m¨¢s de la mitad de su ayuda a cubrir los costes derivados de acoger refugiados confirm¨® las fundamentadas sospechas. Gracias a la presi¨®n de su Parlamento y de la sociedad civil, el pa¨ªs ha anunciado que en lugar del 50% ¡°s¨®lo¡± destinar¨¢ un 30%. Si bien es una demostraci¨®n de lo que puede conseguir la presi¨®n ciudadana, el riesgo es m¨¢s que inminente y parece obvio que estamos ante una nueva tendencia que no va a revertir.
Otra de las graves implicaciones es c¨®mo se contabilizan los fondos dirigidos al control migratorio. Mientras que los costes de los refugiados pueden ser contabilizados como AOD si se cumplen ciertas condiciones acordadas por la OCDE, a pesar de que este no es el caso, no compete para los costes derivados de los migrantes. Esta clara divisi¨®n responde al diferente status legal al que est¨¢n sometidos cada uno de estos dos grupos. Esto sin embargo no evita que pa¨ªses como Malta hayan utilizado tradicionalmente la mitad de su presupuesto de ayuda para financiar los centros de detenci¨®n de migrantes. Este gasto no deber¨ªa ser contabilizado como AOD bajo la regulaci¨®n existente.
Con los 20 millones de euros que el Gobierno se gast¨® en la ampliaci¨®n de la valla de Melilla en 2006 podr¨ªa haber tratado la malaria de 11 millones de ni?os en ?frica
Es imposible en este an¨¢lisis eludir la larga experiencia en control migratorio que Espa?a lleva perfeccionando en las ¨²ltimas d¨¦cadas. S¨®lo con los 20 millones de euros que el Gobierno se gast¨® en la tercera fase de ampliaci¨®n de la valla de Melilla en 2006 podr¨ªa haber tratado la malaria de 11 millones de ni?os en ?frica.
Europa lo tiene claro. Mejor pagar a otros para que controlen nuestras fronteras, mejor destinar los fondos dedicados a la lucha contra la pobreza a cubrir los costes de acoger refugiados y migrantes, mejorar amurallar el basti¨®n. Lejos est¨¢ anteponer los derechos humanos a cualquier otra pol¨ªtica, lejos tambi¨¦n seguir combatiendo la desigualdad, a¨²n m¨¢s lejos ir a las causas que provocan que tanta gente tenga irremediablemente que huir de su hogar.
La UE ha sido hasta la fecha uno de los principales donantes del mundo. Estos fondos han permitido que gente con nombre propio haya podido dar un vuelco a su vida y salir de la pobreza. Si el objetivo y la funci¨®n de esta ayuda se pervierten, las vidas de millones de personas se ver¨¢n tr¨¢gicamente afectadas. La Uni¨®n Europea tiene la obligaci¨®n de asistir y proteger a los refugiados y a los migrantes que llaman a su puerta sin que esto suponga un coste irreparable para millones de personas que dependen de la cooperaci¨®n.
Paula San Pedro es responsable de incidencia en Acci¨®n Humanitaria de Oxfam Interm¨®n.
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