Cuando el refugio no borra el prejuicio del refugiado
Los homosexuales reci¨¦n llegados a Holanda son amenazados por sus compatriotas
Antes de que los refugiados sirios y de otros pa¨ªses llegaran a Holanda, el ministro de Interior, Ronald Plasterk, propuso traducir al ¨¢rabe la Constituci¨®n ¡°para que comprendan que hay cosas intocables, como la no discriminaci¨®n¡±. Cuando sus asesores le indicaron que su plan ser¨ªa poco efectivo, la idea fue desechada. Ahora que el flujo de migrantes es un hecho, el Gobierno afronta un dilema inesperado: entre los reci¨¦n llegados hay homosexuales amenazados por sus propios compatriotas. Algunos temen incluso salir de sus habitaciones en los centros de acogida, y han pedido el traslado a un lugar seguro. Para el Ejecutivo, la situaci¨®n es delicada porque la postura oficial es la del ministro Plasterk. Es decir, en Holanda no se discrimina y por tanto no caben mudanzas. Los agresores, eso s¨ª, merecen una sanci¨®n. ¡°Si los homosexuales, lesbianas o transexuales no est¨¢n seguros, hay que garantizar su integridad. Pero sin ceder ante los violentos¡±, en palabras del primer ministro liberal, Mark Rutte. Los afectados, sin embargo, no entienden por qu¨¦ no se asegura su integridad, cuando algunos huyeron de una muerte cierta a manos de los yihadistas por su condici¨®n sexual.
El organismo que centraliza la ubicaci¨®n de todos los acogidos en el pa¨ªs certifica que avisa a las fuerzas del orden en cuanto observa la menor ¡°agresi¨®n, ya sea f¨ªsica o verbal¡±, y han afinado la vigilancia. A pesar de ello, el colectivo LGBT holand¨¦s (que re¨²ne a lesbianas, gais, bisexuales y personas transg¨¦nero) ha pedido al Ejecutivo que cambie a los amenazados y explique las normas y valores irrenunciables de esta sociedad. Como ello llevar¨¢ tiempo, el Ayuntamiento de ?msterdam ha preferido no arriesgarse a que ocurra algo grave y ha instalado ya a cinco varones homosexuales de Siria, Ir¨¢n e Irak en un apartamento. Otros cuatro residir¨¢n en breve en otro piso similar. Una medida necesaria, seg¨²n Ossama Abu Amar, asistente social palestino, gay y antiguo refugiado, que anima a las autoridades a dejar de pensar que la homofobia no existe en Holanda solo porque las leyes la penalicen.
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