Mallorca, refugio de estrellas del Hollywood dorado
El v¨ªnculo de Errol Flynn con la isla atrajo a sus ilustres amigos
La llegada de Errol Flynn en 1950 a Mallorca bien podr¨ªa ser el guion de una de sus pel¨ªculas. Tras casarse en Montecarlo ¡ªciudad en la que las estrellas de la ¨¦poca dorada de Hollywood disfrutaban de vacaciones y sonadas fiestas¡ª, viajaba en barco con su tercera esposa, Patrice Wymore, camino de Gibraltar cuando una tormenta oblig¨® a desviar el Zaca hasta Pollen?a. La belleza del primer amanecer en Mallorca amarr¨® al actor a la isla durante la ¨²ltima d¨¦cada de su vida. A?os en los que Flynn (Australia 1909, Canad¨¢, 1959) ense?¨® las bondades de la zona a ilustres amigos como Ava Gardner, Rita Hayworth, Orson Welles, John Wayne o Tyrone Power. La Ibiza de hoy, plagada de famosos, poco tiene que envidiar a los veranos hollywodiensesmallorquines de los cincuenta.
Con la idea de rescatar el pasado, Roser Amills ha escrito El ecuador de Ulises (Ifeelbook). ¡°Me sabe mal que los mallorquines no tengamos la autoestima suficiente como para a?adir la presencia de estos grandes actores a la historia de la isla¡±, dice tras bucear en las memorias del actor, las noticias publicadas hace 60 a?os y escuchar las ¡°batallitas¡± de algunos vecinos de Palma. La novela -contada por el personaje ficticio Miquel Bibiloni (basado en el abuelo de la autora)- recoge la estancia en la isla de ¡°un actor del que se tuvo que suavizar su pasado porque hab¨ªa hecho tantas cosas en su vida que no era cre¨ªble¡±. Antes de ser uno de los mitos sexuales de Hollywood, fue deportista ol¨ªmpico, pescador de perlas, buscador de oro, castrador de animales e incluso viaj¨® a Espa?a para luchar con los republicanos en plena Guerra Civil, algo que le puso en la lista negra de la dictadura y que estuvo a punto de costarle la expulsi¨®n de la isla.
Una infancia en el ¡®Zaca¡¯
Una novela llena de historias reales que despert¨® el inter¨¦s de Ventura Sala. Su padre fue uno de los tripulantes del yate Zaca, y su ni?ez est¨¢ plagada de an¨¦cdotas junto al actor. Sala ¡ªque tiene recopiladas m¨¢s de 500 p¨¢ginas con informaci¨®n y fotos de la ¨¦poca¡ª recuerda que aprendi¨® a nadar y que destroz¨® parte de la cocina al disparar una de las escopetas guardadas en un armario. Flynn le impuso el sobrenombre de Peque?o Bandido al intentar besar a su hija Arnella, de quien hered¨® desde el andador hasta sus juguetes. ¡°Ten¨ªa problemas con la bebida, pero mi padre me hablaba de ¨¦l como un buen patr¨®n y buena persona¡±. ¡°Al principio, su presencia era como un boom. Aunque estuvo tanto tiempo en la isla que ya algo era algo normal verlo en el muelle, desayunando o de copas¡±, cuenta Sala. ¡°Adem¨¢s, era muy accesible. No como Michael Douglas¡±, puntualiza. Wymore se integr¨® tanto en la vida mallorquina que termin¨® cantando boleros y actuando en el Tito¡¯s, que tambi¨¦n pis¨® Marlene Dietrich.
¡°Tanto Flynn como las otras estrellas se relacionaron de una manera absolutamente cercana con los mallorquines. Lo que les resultaba atractivo era ir a tiendas y restaurantes sin ser molestados¡±, le da la raz¨®n Amills. Para sus vacaciones y fiestas se iban a Montecarlo, Marruecos o Cuba; en Mallorca encontraban la paz. Pero tampoco faltaban los saraos y los esc¨¢ndalos, que contrastaban con la r¨ªgida vida impuesta por la dictadura. Flynn fue uno de los primeros objetivos de los tabloides y Mallorca, su refugio de los problemas con las mujeres y el acoso de la Warner y los acreedores. La vida del Robin Hood del celuloide se ajustaba m¨¢s a la tormenta que a la calma, y precisamente una le llev¨® hasta Mallorca con el Zaca, que significa paz en somoano. Nombre premonitorio de lo que encontrar¨ªa Flynn en la isla.
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