?Gui¨® la buena estrella de Kepler a los Reyes Magos?
En 1604, un estrella ¡®nova¡¯ apareci¨® junto a J¨²piter, Saturno y Marte Los c¨¢lculos llevaron a suponer al astr¨®nomo imperial Johannes Kepler que esta conjunci¨®n estelar hab¨ªa sido la misma Estrella de Bel¨¦n
Corre el oto?o del a?o 1604 en la Corte de Rodolfo II en Praga. Un funcionario busca a toda prisa al matem¨¢tico y astr¨®nomo imperial, Johannes Kepler. La noticia no puede esperar: una nueva estrella de brillo excepcional ha aparecido en el cielo. El suceso deja at¨®nito al sabio alem¨¢n. No es solo que haya aparecido una estrella nova en la constelaci¨®n de Ofiuco, sino que lo ha hecho junto a una extra?a conjunci¨®n de los planetas J¨²piter y Saturno. Incluso Marte se ha sumado al espect¨¢culo celeste. ?Qu¨¦ puede significar aquello? No pocos legos se apresuran a contarlo e interpretarlo, y los m¨¢s coinciden en la antigua predicci¨®n: Nova stella, novus rex (Estrella nueva, rey nuevo).
Kepler llevaba ya un tiempo estudiando la llamada ¡°gran conjunci¨®n¡±. Es el nombre que recibe la aproximaci¨®n relativa de los dos planetas mayores, J¨²piter y Saturno. Dados sus grandes periodos orbitales, solo se repite cada 18 o 20 a?os. A¨²n m¨¢s. En contadas ocasiones, cuando los planetas coinciden en su mayor oposici¨®n al Sol, tambi¨¦n coincide su ascensi¨®n recta, por lo que pueden llegar a juntarse hasta tres veces en el intervalo de solo meses. A este fen¨®meno se le denomina ¡°triple conjunci¨®n¡±. Ocurri¨® en 1604, pero tambi¨¦n en 1682, 1821, 1941 o 1981. Para la pr¨®xima habr¨¢ que esperar hasta el a?o 2238.
Los astros se habr¨ªan juntado en el cielo hasta tres veces durante el a?o de la Encarnaci¨®n divina. ?No habr¨ªa esto llamado la atenci¨®n de los tres Reyes Magos b¨ªblicos?
Dado que estas grandes conjunciones se mueven a lo largo del Zod¨ªaco, existe un patr¨®n conocido muy del gusto de los astr¨®logos, y que marca un ciclo m¨¢gico de 800 a?os. Kepler, como astr¨®nomo y astr¨®logo, lo sab¨ªa, y justo a finales del a?o 1603 daba comienzo uno de estos intrigantes ciclos. El anterior hab¨ªa coincidido con la aparici¨®n del todopoderoso emperador Carlomagno. Y dos ciclos atr¨¢s ¨C1600 a?os¨C casi con la llegada de¡ Jesucristo. ?Qu¨¦ tipo de suceso pod¨ªa acontecer ahora, con los astros rebel¨¢ndose de esa manera? ?Tal vez el fin del mundo?
No ocurri¨® nada especial, ya que de lo contrario no estar¨ªamos cont¨¢ndolo. Pero el siempre prudente Johannes Kepler descubri¨® algo sorprendente al a?o siguiente. Un monje polaco llamado Laurentius Suslyga hizo p¨²blicos varios errores en las dataciones del nacimiento de Jes¨²s de Nazaret y, como consecuencia, en el origen de la Era Cristiana. Hasta entonces, la Iglesia hab¨ªa dado por buenos los c¨¢lculos de Dionisio el Exiguo, un abad romano del siglo VI que hab¨ªa fijado el nacimiento divino el a?o 753 despu¨¦s de la fundaci¨®n de Roma. Pero seg¨²n el jesuita Suslyga, Cristo habr¨ªa nacido cuatro a?os antes¡ del propio Cristo (en una divertida paradoja espacio-temporal).
Los errores son hoy bien conocidos, tanto por las dataciones romanas como por los textos evang¨¦licos. El emperador Cesar Augusto rein¨® cuatro a?os con el t¨ªtulo de Octavio y, adem¨¢s, se hab¨ªa empezado a contar en el a?o ¡°1¡± (en la Europa medieval no exist¨ªa el concepto ¨¢rabe del cero). Herodes, rey de Judea al nacer Jes¨²s, hab¨ªa fallecido tambi¨¦n cuatro a?os antes de Cristo, y el censo ordenado por Roma ¨Cque oblig¨® al accidentado viaje de Mar¨ªa y Jos¨¦¨C tuvo lugar igualmente entre los a?os 8-6 a.C. Por tanto, hay un claro error en las fechas. Cuando Kepler tuvo conocimiento de algunos de estos datos, at¨® cabos. Hab¨ªa que restar cuatro o cinco a?os a la triple conjunci¨®n que ¨¦l hab¨ªa calculado con la mayor de las precisiones. Los astros se habr¨ªan juntado en el cielo hasta tres veces durante el a?o de la Encarnaci¨®n divina. ?No habr¨ªa esto llamado la atenci¨®n de los tres Reyes Magos b¨ªblicos? ?No habr¨ªa una conexi¨®n singular? (Y esto sin tener en cuenta que hubiera podido aparecer otra estrella nova como la que ¨¦l hab¨ªa observado).
La tradici¨®n cristiana de la aparici¨®n de la estrella de Bel¨¦n est¨¢ muy arraigada y puede tener, en efecto, una explicaci¨®n completamente astron¨®mica
En la actualidad sabemos que la nova reportada en 1604 por Kepler es, realmente, la ¨²ltima supernova conocida en la V¨ªa L¨¢ctea; la anterior, de 1572, la observ¨® su maestro Tycho Brahe. Sabemos de pocas m¨¢s en nuestra galaxia (en el a?o 1006, en 1054 ¨Cla famosa Nebulosa del Cangrejo¨C, o en 1181), pero solo podemos remontarnos hasta el a?o 185 d.C. para tener registros de la m¨¢s antigua citada por astr¨®nomos chinos. No parece entonces que la conjunci¨®n de J¨²piter y Saturno del a?o ¡°0¡± viniera acompa?ada de efectos especiales adicionales, e incluso se conoce que la separaci¨®n relativa entre ambos planetas en esas fechas (aproximadamente de un grado, equivalente a dos discos lunares) no la hace demasiado espectacular. Algunas hip¨®tesis apuntan a que, si realmente existi¨® la estrella de Bel¨¦n, puede que fuera una combinaci¨®n de fen¨®menos astron¨®micos, como la propia conjunci¨®n mencionada, una ocultaci¨®n de J¨²piter tras la Luna, y una nova (sin la categor¨ªa de super) o mero cometa citados por antiguos astr¨®nomos orientales (alrededor del a?o 5 a.C.)
Sea como fuera, la tradici¨®n cristiana de la aparici¨®n de la estrella de Bel¨¦n est¨¢ muy arraigada y puede tener, en efecto, una explicaci¨®n completamente astron¨®mica. Para los muy creyentes bastar¨¢ con pensar en un milagro, y para los muy cr¨¦dulos en la visita guiada de alg¨²n tipo de nave extraterrestre, que de todo hay en la vi?a del Se?or. Adem¨¢s, ?por qu¨¦ poner en duda la veracidad de la estrella de Bel¨¦n si creemos firmemente en la existencia de los Reyes Magos?
Enrique Joven ?lvarez es doctor en Ciencias F¨ªsicas y trabaja como ingeniero en el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC). Compagina sus tareas cient¨ªfico-t¨¦cnicas con la divulgaci¨®n y la escritura de ficci¨®n. Ha publicado dos novelas con la astronom¨ªa como eje principal: El Castillo de las Estrellas (RocaEditorial, 2007) y, recientemente, El Templo del Cielo (RocaEditorial, 2013).
Cr¨®nicas de AstroMAN?A es un espacio coordinado por el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), donde se publican relatos con el Universo como inspiraci¨®n, desde an¨¦cdotas hist¨®ricas relacionadas con la astronom¨ªa hasta descubrimientos cient¨ªficos actuales. Un viaje literario por el espacio y el tiempo.
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