"Me promet¨ª hacer solo las pel¨ªculas que quiere el p¨²blico"
El cineasta Mariano Ozores recibe el pr¨®ximo 6 de febrero el Goya de Honor a toda una vida de cine Esta entrevista tuvo lugar en 1988, cuando su autor era estudiante de Periodismo. Una conversaci¨®n in¨¦dita hasta hoy
Esta entrevista tiene su peque?a historia. En 1988 yo estudiaba Periodismo en la Complutense de Madrid y, en una pr¨¢ctica habitual, nos pidieron una entrevista con alguien conocido. Le di vueltas a diferentes posibilidades, pero me decid¨ª por Mariano Ozores. No lo conoc¨ªa en persona, pero tampoco recordaba haber le¨ªdo ninguna entrevista con ¨¦l. Me interesaba su m¨¦todo de trabajo, por entonces a¨²n era el director de cine m¨¢s prol¨ªfico, aunque su reinado en la taquilla hab¨ªa entrado en decadencia. Por tel¨¦fono me dijo: ¡°?Entrevistarme a m¨ª?, si yo no le intereso a nadie; mejor llama a Almod¨®var¡±. Le expliqu¨¦ que esa ausencia de inter¨¦s general por su trabajo me interesaba. Nos citamos para una semana m¨¢s tarde.
Fui a su casa en la urbanizaci¨®n madrile?a del Conde de Orgaz, un chalet grande y del que apenas entrev¨ª el sal¨®n principal y un estudio donde nos acogi¨® junto a un lampar¨®n de pie. Le ped¨ª a mi hermano Jes¨²s que viniera de fot¨®grafo, creo que era obligatorio presentar prueba fotogr¨¢fica de la entrevista. El texto se ha conservado en esas impresiones de los primeros ordenadores, con el papel perforado a los lados. Las fotos fueron tomadas en pel¨ªcula de blanco y negro, sin m¨¢s luz que la l¨¢mpara del cuarto. Mariano Ozores, nacido en 1926, nos recibi¨® con un ch¨¢ndal gris y pantuflas. Como cortes¨ªa, le llevamos una botella de Chivas. Su mujer, Teresa, nos acogi¨® con amabilidad, y en un instante asom¨® su hija, tambi¨¦n Teresa, mientras Mariano me aguantaba casi dos horas de conversaci¨®n, pese a mi insistencia, fruto de la ingenuidad, por sonsacarle un trauma, casi un ?arrepentimiento, y que se abriera con dolor y verg¨¹enza en una confesi¨®n de culpa.
Aunque encontr¨¦ un expresivo resentimiento ante los avatares de la nueva industria del cine espa?ol, que bajo la ley Mir¨® hab¨ªa entrado en sus dos mejores d¨¦cadas, despuntaba el orgullo de un laborioso director y guionista tan prol¨ªfico como poco pretencioso. Acababa de estrenar, casi directa al videoclub, Hacienda somos casi todos. Y estaba muy lejos de la plenitud productiva de, por ejemplo, 1982, cuando estren¨® en un solo a?o Que vienen los socialistas (400.000 espectadores en salas), El hijo del cura (m¨¢s de un mill¨®n de espectadores), Padre no hay m¨¢s que dos (800.000 espectadores), Todos al suelo (1.300.000 espectadores) y Crist¨®bal Col¨®n, de oficio descubridor (un mill¨®n y medio de espectadores).
Conoc¨ªa sus pel¨ªculas y algunas las ?apreciaba como ejemplos directos de una manera de estar en el mundo del espa?ol medio. Siempre me resultaron simp¨¢ticos los actores que utilizaba y la directa ?manera de presentar t¨ªas en pelotas, ?piller¨ªa, ?chapuza, arribismo y traici¨®n como ?caracter¨ªsticas de supervivencia. Sin ?sofisticaciones, llegaba al p¨²blico nada sofisticado. Aunque su cine puede considerarse otro muerto de la Transici¨®n, la ?popularidad de esas cintas sigue latiendo detr¨¢s de muchas series de televisi¨®n espa?olas y de una cierta comedia cinematogr¨¢fica nacional. Ahora recibe el Goya de Honor de la Academia de Cine, pero ya entonces me fascinaba la producci¨®n en cadena, rodajes r¨¢pidos sin sonido directo que los actores completaban en doblaje, la cercan¨ªa a los conflictos sociales m¨¢s coyunturales, la resistencia al progreso y esa aspereza est¨¦tica que fue desechada cuando lleg¨® un cine m¨¢s cuidado y empe?ado en la b¨²squeda de un prestigio industrial negado tradicionalmente bajo la despreciativa etiqueta de la espa?olada.
La transcripci¨®n de la entrevista es la que present¨¦ en clase. Por consejo y mediaci¨®n del profesor, se la pas¨¦ a alguien en EL PA?S y luego tambi¨¦n en El Mundo. En ambos casos rechazaron publicarla. Fueron amables conmigo, pero argumentaron que carec¨ªa de actualidad informativa y me dejaron claro que el personaje les produc¨ªa bastante desprecio. Ozores y yo nos hemos vuelto a ver un par de veces y siempre nos re¨ªmos de aquel chico que fue a entrevistarle a casa con la botella de whisky. Sus pel¨ªculas se siguen pasando en canales de televisi¨®n, y las protagonizadas por Esteso y Pajares concitan un cierto culto que comparto. Pelotazo nacional (80.000 espectadores), en 1993, fue su ¨²ltima pel¨ªcula de un total de 94. ¡°Me extra?¨® lo de tu entrevista porque yo no le intereso a nadie¡±, dijo para comenzar. ¡°A lo mejor cuando llegue a mi pel¨ªcula n¨²mero 100 a alguien se le despierta la curiosidad. Ahora mismo voy por la 92, mi promedio ha sido hacer cuatro pel¨ªculas por a?o. Pero hay algunos en los que he hecho dos y en otros he rodado seis¡±.
?C¨®mo pueden rodarse seis pel¨ªculas en un a?o? Pues mira, primero siendo un hombre como yo, al que le gusta su profesi¨®n. Yo no voy a reuniones, no soy de salas de fiestas, no voy a c¨®cteles porque me aburren mucho. A m¨ª lo que me gusta es estar en casa. Entonces, me quedo en casa, leo, veo la televisi¨®n y escribo. Trabajo mucho, pero no es un m¨¦rito m¨ªo, es que me divierte.
Pero una pel¨ªcula es un trabajo de muchas semanas¡ Si te repasas la filmograf¨ªa de John Ford, que me parece un se?or importante, pues ves que en el a?o en que rod¨® La diligencia hizo dos pel¨ªculas m¨¢s. Ya s¨¦ que la organizaci¨®n de los estudios era diferente, pero yo me limito a rodar cuatro semanas y con eso¡
?Rueda en cuatro semanas? S¨ª, cuatro semanas de rodaje con dos c¨¢maras, y luego s¨²male el doblaje de la pel¨ªcula, porque rodamos sin sonido directo, a veces con un script que hace de apuntador, as¨ª que me lleva en total tres meses por pel¨ªcula.
Cuatro pel¨ªculas a ese ritmo suman un a?o completo. ?Cu¨¢ndo escribe los guiones? Los escribo durante el rodaje de la anterior.
Supongo que ayuda trabajar con el ?mismo equipo y actores que repiten. Lo de los actores va por rachas. Hice una pel¨ªcula con Lina Morgan, por ejemplo, La graduada (1971), parodiando la pel¨ªcula de El graduado (1967), y fue un ¨¦xito estrepitoso, un dineral. Entonces un productor nos contrat¨® a m¨ª y a Lina para que hici¨¦ramos una serie de pel¨ªculas. Hicimos siete en total. Luego hice otra con Landa, Manolo, la nuit (1973), que fue un ¨¦xito tremendo, pues salieron siete seguidas con ¨¦l. Con Pajares y Esteso rod¨¦ Los bingueros (1979) y despu¨¦s salieron 19 m¨¢s. Por eso tengo tantas ?pel¨ªculas que repiten los t¨ªtulos de cabecera, no s¨¦ c¨®mo decirte, es el negocio el que lo pide¡ y yo las hago.
Entonces, ?son siempre encargos? S¨ª, s¨ª, todas las pel¨ªculas que he hecho son encargos, menos mi cuarta pel¨ªcula. Yo empec¨¦ haciendo cine c¨®mico, y entonces montamos una productora con mis hermanos Jos¨¦ Luis y Antonio y con mis padres [los actores Mariano Ozores y Luisa Puchol] e hicimos tres o cuatro pel¨ªculas que funcionaron muy bien. Entonces me cre¨ª Lubitsch y dije: ¡°Ahora vamos a hacer una pel¨ªcula en serio, buena, importante, gorda¡±. Muy bien, hicimos La hora inc¨®gnita (1963), que fue un ¨¦xito de cr¨ªtica. No te digo m¨¢s que fue una ruina econ¨®mica completa. En una ¨¦poca en que una pel¨ªcula costaba un mill¨®n, la nuestra cost¨® cuatro. Desde entonces me promet¨ª a m¨ª mismo que solo har¨ªa la pel¨ªcula que quisiera ver el p¨²blico y que le gustara. Yo me importo un pito, ?comprendes?
?Y ah¨ª acaba su¡? S¨ª, porque mis primeras pel¨ªculas (Las dos y media y veneno, Salto mortal, Alegre juventud y Chica para todo) ten¨ªan intenci¨®n, quer¨ªan ser pel¨ªculas al estilo de Frank Capra. Desde entonces, solo hago las pel¨ªculas que los productores me encargan. Me llaman y me proponen una comedia, y yo les comento si quieren a Gracita Morales o a L¨®pez V¨¢zquez, que tambi¨¦n con ellos hice una tanda de pel¨ªculas, y si nos contratan, pues tan contentos, y si las pel¨ªculas dan dinero, pues repetimos¡
?No querr¨ªa volver a aquellos planteamientos iniciales? No, no, no. Yo me divierto mucho haciendo lo que hago, pel¨ªculas ligeras, aunque en todas intento ser cr¨ªtico. En todas, los protagonistas son unos pobres diablos que se ven dominados por el poderoso, por las empresas de dinero. Siempre un pobre diablo al que le pisan el cuello y al final acaba venciendo al poderoso, o en otras vence el poderoso. Esa es la intenci¨®n que yo quiero transmitir, que la gente media de nuestro pa¨ªs est¨¢ dominada por la gente de dinero, por los avances de la industria, que est¨¢n abochornados por el progreso y pelean contra eso.
Mi cine es una especie de 'underground' alimenticio
?Y hasta qu¨¦ punto no es usted un hombre aplastado por la industria? S¨ª, s¨ª, lo soy.
?Pero usted no lucha contra eso? La mayor¨ªa de las veces, ese personaje es falso. Intento luchar. Trato de que el que quiera entender, lo entienda, pero por encima de todo intento que mis pel¨ªculas sean vistas por el mayor n¨²mero de gente posible. Yo tengo una teor¨ªa: una pel¨ªcula es un puente que se establece entre un se?or que un d¨ªa se sienta a escribir una historia y el p¨²blico que va a recibir esa historia. El puente es el guion, el rodaje, los actores, y si al final no consigues que el puente vaya a parar al p¨²blico, pues has fracasado.
Pero es muy f¨¢cil repetir la f¨®rmula una y otra vez. S¨ª, lo que quieras, pero lo otro no ser¨ªa honrado. Piensa que a m¨ª me contrata un productor para que su pel¨ªcula le rinda por lo menos lo que ha invertido y algo m¨¢s. A m¨ª eso que dicen algunos directores de que ruedan la pel¨ªcula para ellos y luego, si el p¨²blico no quiere verlas, all¨¢ ellos, me parece un fraude. Eso se puede hacer con el dinero propio, no con el de otros. Lo que t¨² me pides es un ideal, que se da muy pocas veces, tan pocas que en Espa?a hay a?os en que ninguna pel¨ªcula le gusta al p¨²blico y a la cr¨ªtica a la vez. Hasta a Mujeres al borde de un ataque de nervios le han escrito alguna mala cr¨ªtica, y no lo entiendo, porque Pedro lleva cinco o seis pel¨ªculas que cada vez le van mejor y hasta se ha colocado muy bien entre el p¨²blico americano.
Entonces ahora deber¨ªa repetir la f¨®rmula 80 veces m¨¢s¡ Capra no cambi¨® nunca. Ni Lubitsch, ni Blake Edwards. Yo tengo pel¨ªcu?las distintas unas de otras. He hecho un tipo de comedia m¨¢s disparatada, tipo Operaci¨®n bikini, Chica para todo, pero luego otras m¨¢s reflexivas como Manolo, la nuit o Qu¨¦ gozada de divorcio. Puedes ir evolucionando, pero sin dejar de llegar al m¨¢ximo p¨²blico posible.
Mankiewicz dec¨ªa que cuando se es exigente con el trabajo se complica lo de contentar al p¨²blico, sobre todo porque el gusto masivo desciende d¨ªa a d¨ªa. Mira, para educar a la gente ya est¨¢ el Ministerio de Educaci¨®n. Muchos que intentan eso se estrellan, pero ese no es mi estilo. Yo soy de los otros. Tiene que haber de todo. Ninguna pel¨ªcula es garant¨ªa de ¨¦xito, aunque de las 50 m¨¢s taquilleras del cine espa?ol creo que 17 son m¨ªas y luego ya va Berlanga con cuatro. Ese es mi triunfo, haber comunicado con mucha gente.
Pero si la gente hiciera una lista de sus pel¨ªculas favoritas, ?cree que pondr¨ªan alguna suya? Pero eso es normal. Y hay gente que ha visto tres, pero no quiere ver m¨¢s. ¡°?Qu¨¦ me va a contar a m¨ª ese petardo?¡±, dicen. Y tambi¨¦n est¨¢n los que sin haber visto ninguna dicen que soy una calamidad. Y sin embargo hay otros que las buscan. Me lo dicen en los videoclubes. Ese es mi ¨¦xito.
?C¨®mo cree que va a tratar el tiempo a sus pel¨ªculas? Creo que bien. No tanto a mis pel¨ªculas como al g¨¦nero, al cine c¨®mico. No el cine de humor, sino el que yo hago, que es como el que hac¨ªa Mack Sennett, pero hablado, cine c¨®mico. Yo entiendo que el cine es un arte, pero no solo. Si no hubiera industria, no existir¨ªa ese arte. El cine es tambi¨¦n entretenimiento. Yo formo parte de ese entretenimiento. El cine puede ser un veh¨ªculo para pensar, pero yo no formo parte de ese veh¨ªculo, aunque, si nos reunimos a ver juntos una pel¨ªcula m¨ªa, te puedo explicar esa intenci¨®n de salvar al pobrecillo. El pobrecillo est¨¢ ah¨ª, el reprimido, que quiere escapar de una educaci¨®n represora, restringida¡ y astringente [risas].
El retrato robot de su p¨²blico no es el de alguien que se detenga en esos pensamientos. No. Pero un se?or camina por la calle y una ni?a tira una c¨¢scara de pl¨¢tano y el hombre se cae. Una parte del p¨²blico se reir¨¢ porque el tipo se ha resbalado; otros se preocupar¨¢n por la ca¨ªda, por si se ha roto algo, y otro pensar¨¢ en el ego¨ªsmo intr¨ªnseco de la ni?a que no ha pensado en el perjuicio que causa. Yo pongo m¨¢s ¨¦nfasis en el resbal¨®n que en la causa, as¨ª llego a la mayor cantidad de p¨²blico. Yo no soy el espectador t¨ªpico de mis pel¨ªculas. Cuando las veo, simplemente pienso que est¨¢n hechas para divertir a la mayor cantidad de gente posible.
Para educar a la gente ya est¨¢ el Ministerio de Educaci¨®n
?Le ha dado mucho dinero el cine? He ganado mi sueldo. Si yo me hubiera producido mis pel¨ªculas podr¨ªa retirarme, pero tengo que seguir trabajando como cualquier obrero. Me he llevado un porcentaje de taquilla solo en algunas, y ahora que mi p¨²blico est¨¢ en el v¨ªdeo y la tele m¨¢s que en las salas, no me llevo casi nada. Mis antecedentes en esta industria fueron mis padres, la familia de mi madre ven¨ªa del teatro de siempre. Yo nac¨ª en el teatro y evolucion¨¦ hacia el cine, fui representante de la compa?¨ªa de mis padres de 1939 a 1950. Tambi¨¦n era apuntador, regidor y tramoyista. Durante aquellos a?os, ve¨ªa a mis padres hacer teatro c¨®mico cara al p¨²blico, buscar esa risa inmediata, que no es nada f¨¢cil. Con eso ya aprendido desde la cuna, entr¨¦ a trabajar para Benito Perojo y junto a Alfonso Paso colabor¨¦ en el guion de La fierecilla domada, de Shakespeare, a?adiendo algunas escenas. Era muy gracioso porque era una adaptaci¨®n de Shakespeare, pero con di¨¢logos adicionales nuestros. Era una pel¨ªcula de Toni Rom¨¢n para Perojo con Carmen Sevilla. Trabaj¨¢bamos de fijos, al estilo de Hollywood, y as¨ª he llegado a firmar 250 guiones a lo largo de mi vida.
Hace no mucho, Rafael S¨¢nchez Ferlosio ha escrito que si Lope de Vega viviera hoy d¨ªa, escribir¨ªa guiones para Ozores. Ah, co?o, eso indica que un estudioso importante considera a Lope de Vega poco menos que un gilipollas. Por eso yo puedo creer que los que consideran que el gilipollas soy yo, quiz¨¢ podr¨ªan estar equivocados. Mi obligaci¨®n es creer eso. Piensa que mi cine es una especie de underground alimenticio. Yo ruedo con un presupuesto cort¨ªsimo, pero con intenci¨®n comercial. Ya mientras escribo s¨¦ que no tendr¨¦ un Rolls, sino un seiscientos, y en lugar de Ana Bel¨¦n tendr¨¦ a Gracita Morales, pero manteniendo la intenci¨®n de hacer dinero en taquilla.
Se expropia Rumasa y usted hace una pel¨ªcula. Se promulga la ley de autonom¨ªa y usted hace una pel¨ªcula. Se aprueba el divorcio y usted hace una pel¨ªcula¡No, dos. La primera tuvo tanto ¨¦xito que me encargaron otra sobre el mismo tema. Mis pel¨ªculas ser¨¢n muy ¨²tiles porque reflejan momentos hist¨®ricos de Espa?a. Tanto estas ¨²ltimas como las que hice con Franco. Reflejan situaciones y las denuncian. Por ejemplo, en Hacienda somos casi todos, que acabo de rodar, yo quer¨ªa decir que un contribuyente no debe estafar al resto del pa¨ªs. En el fondo, mis pel¨ªculas son did¨¢cticas. Pero en el cine no hay que ense?ar, hay que mostrar. En ?Que vienen los socialistas!, el ¨²nico decente es el alcalde socialista, que ?interpreta Sacrist¨¢n. De todos los discursos pol¨ªticos, el socialista me parece el m¨¢s digno, pero yo no creo en los pol¨ªticos porque nunca hacen lo que prometen, no tengo ninguna raz¨®n para creer en ellos. Yo no creo que los socialistas de Felipe Gonz¨¢lez hayan conseguido acabar con la injusticia social y la desigualdad.
Luis Berlanga le defiende p¨²blicamente. ?No le tienta rodar algo como El verdugo o Pl¨¢cido? Me halaga lo que dice Luis de m¨ª. Mira, hace poco habl¨¦ con Alfredo Landa y me dijo que ¨¦l cre¨ªa estar perdiendo a su p¨²blico habitual. Ahora mismo estoy escribiendo un guion para ¨¦l. Es una historia muy bonita, con intenci¨®n. Puede ser esa pel¨ªcula que tenga otros tonos y otras calidades, pero todo porque me he encontrado a un productor que me ha dicho: ¡°Haz la pel¨ªcula que quieras, en el tiempo que quieras y con quien t¨² quieras, sin preocuparte de si va a dar dinero o no¡±. Se trata de la productora IPC de Barcelona, que acaban de rodar Si te dicen que ca¨ª con Vicente Aranda.
Mariano Ozores (Madrid, 1926) pertenece a una ilustre saga de comediantes espa?oles. Hermano de Jos¨¦ Luis y Antonio, hijo de Mariano ?Ozores y Luisa Puchol, ha rodado casi un centenar de pel¨ªculas como director. Tras sus primeros t¨ªtulos, que funcionaron en taquilla, apost¨® por una cinta llamada La hora inc¨®gnita (1963). Se convirti¨® en un ?¨¦xito de cr¨ªtica y en una ruina. Desde ?entonces, decidi¨® hacer solo las pel¨ªculas que el p¨²blico quisiera ver. Desde Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez y ?Gracita Morales (?C¨®mo est¨¢ el servicio!) hasta la ¨¦poca dorada de Pajares y Esteso (Los bingueros, Yo hice a Roque III...), ha dirigido a una nutrida hornada de c¨®micos espa?oles de la segunda mitad del siglo XX.
?Piensa usted que el nivel del p¨²blico espa?ol ha subido? Creo que ha subido el nivel de exigencia. Ahora pide m¨¢s y hay que darle m¨¢s. M¨¢s medios, m¨¢s empaque, mejor fotograf¨ªa, mayor intenci¨®n¡, y esto es lo que quiere este productor, pero tambi¨¦n que la gente vaya a verla y d¨¦ dinero. Es un intento de volver al cine, porque mi p¨²blico de siempre ahora est¨¢ en el videoclub. Si tengo ¨¦xito, alternar¨¦. Si es un fracaso, volver¨¦ a trabajar directo para el v¨ªdeo. [Finalmente, para esa productora, Ozores rodar¨ªa al a?o siguiente su pel¨ªcula Pareja enloquecida busca madre de alquiler, que rondar¨ªa los cien mil espectadores]. D¨¦jame decirte que yo soy un producto del p¨²blico. De haber nacido en Francia, habr¨ªa hecho pel¨ªculas de Louis de Fun¨¨s; en Italia, de Alberto Sordi. Me da cierto rubor hablar de mis pel¨ªculas. Son nuestras. Intervienen unos actores que son el farolillo que ilumina las apetencias del p¨²blico. Actores muy populares que hacen que el p¨²blico vaya a verlas, luego yo les doy un tema que concuerda con sus gustos y el estilo en el que quieren ver a esos actores. Es una mezcla. Pero yo no soy la estrella, lo son los actores.
Con su talento para captar el gusto del p¨²blico mayoritario, ?no ha tenido ofertas para trabajar en la televisi¨®n? [Finalmente dirigir¨ªa para TVE en 1991 Taller mec¨¢nico y en 1993 El sex¨®logo, retirada de emisi¨®n con cierto esc¨¢ndalo]. Ten¨ªa una serie que gust¨® y TVE quer¨ªa hacerla, pero al final no llegamos a un acuerdo. Ahora estoy en conversaciones con los canales privados, se me pide que conecte con el p¨²blico, y eso es lo que yo quiero hacer. Chicho Ib¨¢?ez Serrador hizo hace tiempo una encuesta privada sobre el Un, dos, tres y llegaron a una conclusi¨®n. Si el encuestador llegaba a la casa y encontraba al marido, este le dec¨ªa que en esa casa no ve¨ªan el Un, dos, tres. Pero si cuando llegaba se encontraba a la mujer, esta dec¨ªa: ¡°Lo vemos todos, mi marido, los ni?os, la abuela, y nos encanta¡±. A la gente hay cosas que le divierten much¨ªsimo, pero que no se atreve a confesar que ve por si se r¨ªen de ellos. Much¨ªsimas veces voy a ver mis pel¨ªculas con un magnetof¨®n para grabar d¨®nde se r¨ªen y ver d¨®nde he acertado y d¨®nde no. Much¨ªsimas veces, cuando aparece el r¨®tulo inicial con el n¨²mero de expediente del Ministerio ya hay una carcajada tremenda.
?Y eso a qu¨¦ se debe? ?Le tocan los n¨²meros de expediente m¨¢s graciosos? La gente ya est¨¢ predispuesta a re¨ªr, claro. Un d¨ªa me met¨ª a ver La loca historia de los tres mosqueteros [1983, y protagonizada por el tr¨ªo Martes y Trece] y la gente hasta aplaud¨ªa. Esa predisposici¨®n de la gente me la he ganado con mis trabajos anteriores.
?C¨®mo son sus productores? Aunque hayan tenido un ¨¦xito tremendo con la anterior, siempre me piden que la siguiente sea un poco m¨¢s barata. Salvo este se?or que te digo de Barcelona, siempre son as¨ª. Yo lo que quiero es divertir a la gente, a cualquier precio, y si no los lograra divertir, me sentir¨ªa un estafador. El a?o pasado en Marienbad ya puede tratar sobre la vida y la muerte, que es un ladrillo inaguantable.
Y usted que ha conocido tan bien el ¨¦xito popular, ?cu¨¢l considera que es la f¨®rmula? El ¨¦xito seguro no existe. Mi f¨®rmula es divertirlos. He ido adquiriendo una seguridad y ya cuando escribo el guion s¨¦ cu¨¢ndo va a llegar el cambio de bobinas y s¨¦ lo que tengo que poner cada 20 minutos. Pero no hay una f¨®rmula infalible. Ahora van a hacer una versi¨®n mexicana de Yo hice a Roque III (1980) y la van a hacer con c¨®micos populares de all¨ª, el equivalente a Pajares y Esteso, y supongo que esa es una clave.
?Cu¨¢les ser¨ªan sus conclusiones sobre su propia carrera? Mis conclusiones son mis resultados. Hay directores que han hecho 10 pel¨ªculas y ninguna le ha interesado al p¨²blico. Es como si vendieras zapatos que nadie quiere calzarse. Eso es fracasar. Entre yo mismo y el p¨²blico, siempre elijo al p¨²blico, y el resto no me importa. No quiero trascender. No tengo necesidad de que dentro de 50 a?os la gente me recuerde, ni me lo planteo. No he le¨ªdo jam¨¢s una cr¨ªtica sobre una pel¨ªcula m¨ªa que me haya ense?ado nada. Ni con una sola he podido decir: ¡°Co?o, tiene raz¨®n, ese es un buen consejo¡±. No s¨¦ si ser¨¢ la envidia, pero la industria es as¨ª.
elpaissemanal@elpais.es
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