Judit Masc¨® como nunca la viste: "Me divierte dar ca?a"
Sus portadas en prensa internacional se celebraban como triunfos de la selecci¨®n. Ahora celebramos que sea m¨¢s atrevida que nunca
Para cuando entra en El Palace de Barcelona, a las diez en punto de la ma?ana, Judit Masc¨® (Barcelona, 46 a?os) ya lleva tres horas en el mundo. Ha repartido a cuatro hijas (tres adolescentes y una de nueve a?os) por distintos puntos de la parte alta de la ciudad, ha hecho la compra y ha le¨ªdo EL PA?S en papel. A¨²n lleva el ejemplar asomando en el bolso.
Soy cero ¡®sexy¡¯, pero siempre he ejercido como tal. Me divierte m¨¢s dar ca?a que ir de l¨¢nguida¡±
Cuando el equipo de estilismo y belleza de ICON acabe su trabajo, la modelo se tumbar¨¢ sobre una enorme cama con dosel, se pondr¨¢ unos Versace de infarto y unas botas mosqueteras y se har¨¢ pasar por una mujer disoluta que se despierta con la resaca del champ¨¢n, que dir¨ªa Ana Torroja. No podr¨ªa apetecerle m¨¢s. Al fin y al cabo, lo que siempre le piden es que haga ¡°de madre¡± en publicidad.
De eso o de se?ora estupenda que sirve los mejores bombones en sus fiestas. ¡°Soy cero sexy, pero siempre he ejercido de sexy. Me divierte dar ca?a, mucho m¨¢s que ir de l¨¢nguida. Cuando hago una sesi¨®n como Judit Masc¨®-personaje, s¨ª que puede ser aburrido. Entonces siempre es como [y ahora pone deliberadamente voz de p¨¢nfila]: ¡®Ay, al¨ªsame el pelito, ponme un maquillaje suave¡¡±.
Se ha repetido otra escena que le ocurre a menudo: en el equipo de ICON casi todos son m¨¢s j¨®venes que ella, algo a lo que est¨¢ acostumbrada y que le motiva. Al verla, se han dedicado a comentarle los recuerdos que tienen asociados a ella. Que si los cat¨¢logos de biquinis, que si el v¨ªdeo de la canci¨®n Fueron los celos de La Uni¨®n, en el que aparece fumando como una femme fatale. A ella tambi¨¦n le gusta evocarlos en su cuenta de Instagram, donde combina la nostalgia ¨Clo mismo cuelga una vieja portada internacional que una imagen sacada de un cat¨¢logo de lanas¨C con sus fotos familiares de excursiones de monta?a, sus pr¨¢cticas de yoga en el jard¨ªn y recomendaciones gastron¨®micas cero obvias.
Nada de colgar fotos de locales flexitarianos y/o dise?ados por L¨¢zaro Rosa Viol¨¢n: en su lugar, prefiere una imagen del Plata, un m¨ªtico bar del G¨®tico barcelon¨¦s donde jam¨¢s se servir¨¢ un ceviche de corvina, y otra de un local de shawarmas. Se?ala una foto de su cuenta en la que aparece, casi una ni?a, con un ba?ador estampado en patchwork vaquero: ¡°?M¨ªrame aqu¨ª! Parezco mi hija. Me veo y me da ternura¡±, se?ala. Que nadie espere, por cierto, una segunda generaci¨®n de modelos Masc¨®. ¡°Son bastante antimarca y visten con estilo un poco alternativo, propio de su edad¡±, informa su madre.
?Por qu¨¦ me ponen siempre eso de ¡®la modelo catalana¡¯? Nunca veo que escriban, por ejemplo: ¡®Nieves ?lvarez, la modelo madrile?a¡±
A una le gusta el teatro y a la otra la fotograf¨ªa, pero muestran m¨¢s bien poco inter¨¦s por las im¨¢genes que su madre guarda en una caja, hechas por fot¨®grafos como Gilles Bensimon o Hans Feurer, un habitual de Vogue y del calendario Pirelli con el que la modelo colabor¨® intensamente durante tres a?os. ¡°Todos los trabajos que le entraban los hac¨ªa conmigo. Despu¨¦s siempre llega un momento en que te queman, ya te han fotografiado de todas las maneras posibles, y pasan a la siguiente chica. Ahora lo entiendo perfectamente, pero en ese momento me dol¨ªa. Era duro¡±.
En la d¨¦cada de los noventa, Judit Masc¨® era la cara con la que se quer¨ªa ver Espa?a. Ten¨ªa m¨¢s aspecto de haber nacido en Malib¨² que en Les Corts y, por mucha mirada de acero azul que le pidiesen en las campa?as, nunca pod¨ªa dejar de parecer, fundamentalmente, una buena chica. ¡°No es que fuera tonta, que nunca lo he sido, pero s¨ª creo que despertaba instinto de protecci¨®n. Es algo que mucha gente con la que trabaj¨¦ me ha comentado despu¨¦s¡±, reflexiona.
Quiz¨¢ por eso, Masc¨® no lleg¨® a pisar ninguno de aquellos famosos pisos de modelos en los que las agencias colocan a ¡°las chicas¡± de cinco en cinco o de seis en seis y que aparecen siempre en los relatos como antros de vicio y perdici¨®n o como lugares de infinita tristeza. ¡°Yo estuve viviendo en la casa de la directora de mi agencia en Par¨ªs, con su familia. Despu¨¦s, en Nueva York, igual, con Katie Ford, la hija de Eileen Ford. Creo que me ve¨ªan muy verde y pensaban: ¡®A esta pobre le va a pasar algo¡±. Mirando atr¨¢s, piensa que quiz¨¢ podr¨ªa haberse soltado un poco la melena: ¡°?Es que era asquerosamente responsable! Si ten¨ªa que trabajar pronto por la ma?ana, me quedaba la noche antes en el hotel, leyendo y haci¨¦ndome las u?as¡±.
Su hoy famosa portada de Sports illustrated en 1990 se report¨® por aqu¨ª como una victoria nacional cuando hab¨ªa pocas, como un Tour de Indurain, con la diferencia de que nadie jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo hablar de la revista ni de su n¨²mero de ba?adores. Ni siquiera su propia agencia de Barcelona. ¡°Fuimos descubriendo la importancia que ten¨ªa aquello sobre la marcha. Y casi mejor as¨ª, porque no se me fue la cabeza¡±, asegura. Cuando lleg¨® a Los ?ngeles para hacer la promoci¨®n, se encontr¨® con una manifestaci¨®n feminista a las puertas de su hotel. Hoy lo entiende. ¡°Y eso que las fotos de entonces no eran como las de ahora, que rozan el mal gusto. Ahora hay muchos pechos operados y una est¨¦tica m¨¢s agresiva¡±, opina.
Despu¨¦s de aquello, subi¨® su cotizaci¨®n. ¡°De repente, la gente que no hab¨ªa querido trabajar conmigo me llamaba y me dec¨ªa que era la m¨¢s guapa y la mejor. Yo no me cre¨ªa nada. Pensaba que, como mucho, era fotog¨¦nica, ten¨ªa suerte y trabajaba mucho. Pero s¨ª que intent¨¦ aprovechar el momento¡±.
Se encontr¨® tambi¨¦n con una novedad: le ped¨ªan su opini¨®n en las sesiones de fotograf¨ªa y en los desfiles. ¡°Me parec¨ªa alucinante que me preguntasen si me apetec¨ªa esto o aquello. Como modelo, tardas mucho en poder hablar y tratar de t¨² a t¨² a los fot¨®grafos, por ejemplo. Al principio est¨¢s calladita y haces lo que te dicen. Si llegas a hablar es porque antes lo has pasado mal¡±. En aquella ¨¦poca sus agentes no entend¨ªan que se perdiese algunas oportunidades de trabajo por volver a casa y celebrar el cumplea?os de su madre. ¡°Las estadounidenses y las canadienses no lo hac¨ªan. Iban m¨¢s a por el business, pero las del Mediterr¨¢neo, s¨ª. Recuerdo a Monica Bellucci, que entonces empezaba como modelo, y era como yo¡±, dice.
Con 46 a?os y sin haber parado de trabajar nunca, se alegra de no tener que responder al inc¨®modo "?qu¨¦ har¨¢ despu¨¦s?", la pregunta que m¨¢s sol¨ªa temer. ¡°Yo creo que ahora ya me quedo as¨ª. Este es mi trabajo y me lo he currado. Adem¨¢s, tengo suerte porque me encanta¡±. Si los de 30 y 40 le hablan de algunas de sus campa?as, los de 20 a veces le citan alguno de los pasajes m¨¢s memorables de Supermodelo, el programa televisivo que con los a?os se ha hecho de culto.
Masc¨®, que acababa de tener a su cuarta hija, sal¨ªa cada semana con un collar pegado al cuello y un mo?o tan tirante que parec¨ªa un lifting instant¨¢neo para proponer a las j¨®venes aspirantes pruebas dignas de los programas de Jes¨²s Calleja. ¡°Yo les dec¨ªa a los productores que ser modelo no se parece mucho a eso, pero me dec¨ªan que hab¨ªa que dar espect¨¢culo y estirar el chicle. Y, oye, qui¨¦n sabe, igual te encuentras con que tienes que desfilar en tacones a lado de una piscina y con el suelo mojado¡±, r¨ªe.
Lo present¨® durante dos temporadas. Eran los inicios de Cuatro y all¨ª por primera vez le pidieron que por favor no pareciera tan maja. En Madrid, sin embargo, ten¨ªa fama de estricta, ¡°muy catalana¡±. Eso, por cierto, tambi¨¦n le intriga. ¡°?Por qu¨¦ me ponen siempre eso de ¡®la modelo catalana¡¯? Nunca veo que escriban, por ejemplo: ¡®Nieves ?lvarez, la modelo madrile?a¡±. Y hasta aqu¨ª, todo lo que tiene que decir sobre la cuesti¨®n catalana¡ y sobre el resto de asuntos. Ha sido un placer, Judit.
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