Qu¨¦ bello es
Este pa¨ªs asiste a un relevo generacional m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas
Vivir. En estos d¨ªas de fin de a?o hay que brindar por la haza?a de seguir vivos, toda una agradable sorpresa, tal como vienen los telediarios. Pese a todo, la vida sigue siendo una fiesta y en medio del baile a uno le importa mucho m¨¢s que le sean favorables los an¨¢lisis cl¨ªnicos, las transaminasas, el colesterol y los marcadores tumorales que los an¨¢lisis y debates pol¨ªticos. Uno solo tiene que pactar con el diablo para que el placer siga fluyendo sin necesidad de venderle el alma. Basta con saber que la vida propiamente dicha es de izquierdas, que la historia es siempre progresista si se la deja discurrir sola sin ponerle trabas y hay que ba?arse todos los d¨ªas en esa corriente para estar a la altura de los tiempos. Por lo dem¨¢s en estas elecciones generales ha sucedido que el pueblo, como un gamberro de bar, se ha acercado a la partida de parch¨ªs que se estaba jugando a dos desde la Transici¨®n, ha levantado el tablero para ver si ten¨ªa oca y se han esparcido por el suelo todas las fichas, las azules, rojas, anaranjadas y moradas. Puestas de nuevo en las casillas de salida los pol¨ªticos agitan ahora los dados en el cubilete para devorarse entre ellos. M¨¢s all¨¢ de la contienda entre partidos a cara de perro hay un hecho esencial. Este pa¨ªs asiste a un relevo generacional m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas, semejante al que sucedi¨® en 1982 cuando los socialistas llegaron al Gobierno. La juventud trata de imponer sus ritos y sus mitos, las formas de vivir en el mundo frente a la vieja pol¨ªtica. El sol muere y renace. Ser¨¢ un espect¨¢culo comprobar si las alfombras, las cornucopias, las caobas, el cuero de los esca?os y los espacios insonorizados del poder acabar¨¢n por meterles el miedo esc¨¦nico en el cuerpo a esos j¨®venes airados que acaban de emerger a la superficie de la sociedad y de la pol¨ªtica a galope y sin bocado.
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