Jubilen a Mas
La CUP humilla a Converg¨¨ncia, que deber¨ªa reaccionar soltando su lastre
La antisistema Candidatura de Unidad Popular (CUP) se mostr¨® ayer incapaz, juntamente con sus asociados, de reentronizar o descabalgar al presidente en funciones de la Generalitat, el conservador Artur Mas, de su carrera a encabezar de nuevo y por tercera vez la instituci¨®n del autogobierno catal¨¢n. Partidarios y detractores empataron en una votaci¨®n de infarto.
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Lo hicieron de manera muy significativa: en una largu¨ªsima asamblea con aproximadamente 3.000 asistentes (la asistencia fue variando); en la jornada en que se cumpl¨ªan tres meses desde las elecciones auton¨®micas del 27-S; y cosechando un resultado imposible.
La decisi¨®n fue triplemente simb¨®lica. Primero, por el inusual m¨¦todo asambleario empleado, que visualizaba la dependencia del aspirante ¡ªpor propia voluntad expresada en una detallada oferta program¨¢tica¡ª no tanto de unas elecciones representativas con millones de votantes cuanto de la opci¨®n de varios centenares de personas. Al cabo, la votaci¨®n constituy¨® una inapelable met¨¢fora de la ineficacia del asamble¨ªsmo frente a la democracia representativa.
Segundo, por el transcurso de un tiempo r¨¦cord de falta de gobierno en Catalu?a, aunque en este caso su incomparecencia ante los problemas urgentes apenas a?adi¨® sino gravedad a la ineficacia del Gobierno precedente, y en funciones.
Y tercero, porque el cuasi empate de la votaci¨®n demuestra que bajo el mandato de Artur Mas la regla de la divisi¨®n, la fractura, la fragmentaci¨®n y el encono practicadas por el presidente y su equipo han conseguido difundirse hasta imponerse en pr¨¢cticamente todos los partidos e instituciones.
El tragic¨®mico espect¨¢culo que representa un pol¨ªtico del ¨¢rea liberal-conservadora someti¨¦ndose de forma genuflexa, incoherente y atrabiliaria a los deseos (e imposiciones program¨¢ticas) de una formaci¨®n radical anticapitalista dice muy poco de aqu¨¦l, bastante de la habilidad t¨¢ctica de ¨¦sta y todo de la inanidad en sus procedimientos de toma de decisiones: la decisi¨®n final la tomar¨¢n ahora unos cuantos dirigentes de la CUP en un Consejo Pol¨ªtico escasamente regulado y de funcionamiento tan convencional como los de la pol¨ªtica cl¨¢sica.
De momento se han dilapidado tres meses y el juego ha quedado suspendido unos d¨ªas por un resultado sorprendente y mordaz. Pero ya casi nada deber¨ªa sorprender de lo que venga relacionado con el personaje de trayectoria m¨¢s nimia, irresponsable y fr¨ªvola de cuantos se han producido en Catalu?a desde al menos la Transici¨®n. Para sacarla del embrollo, la par¨¢lisis y el creciente desprestigio acumulados en su etapa se necesitar¨¢n nuevas elecciones. En realidad, casi es indiferente que se produzcan en marzo, si la CUP acaba rechazando a Mas, como unos meses despu¨¦s, cuando se revele imposible un Gobierno ¡ªde los suyos con los antisistema¡ª que ser¨ªa incapaz incluso de redactar un presupuesto.
A los ciudadanos quiz¨¢ no les perjudique ninguna de ambas salidas. A quien acabar¨¢ arruinando cualquier pr¨®rroga es al futuro del nacionalismo antes moderado. Ser¨ªa coherente que fuese este quien cuanto antes jubilase a Mas.
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