Un puente sobre el Ebro
El mundo, nuestra vida cotidiana, est¨¢ hecha de s¨ªmbolos que ayudan a sumar nuestras identidades
Los puentes se construyen, se destruyen y, con suerte, otros se conservan. El que levant¨® el arquitecto otomano Mimar Sinan, a fines del siglo XVI, por encargo del gran visir Mehmed Pash¨¢ Sokolovic, no solo est¨¢ en pie sino que dio motivo a una de las m¨¢s grandes novelas del siglo XX, Un puente sobre el Drina, del premio Nobel de Literatura serbio Ivo Andric. Un largo puente de piedra sobre 11 ojos, entre Oriente y Occidente. Andric relat¨® magistralmente este cruce de culturas, lenguas y civilizaciones a trav¨¦s de multitud de historias personales, muchas de las cuales ¨¦l mismo escuch¨® de ni?o al atravesar el puente. Un espacio geogr¨¢fico que aparece repetidamente en las pel¨ªculas de Emir Kusturica. Una de sus m¨¢s famosas lleva por t¨ªtulo La vida es un milagro. Est¨¢ sacado de esta frase de Andric: ¡°La vida es un milagro incomprensible. Se va gastando, pero se mantiene firme como el puente sobre el Drina¡±.
Otros textos del autor
Sabemos que la situaci¨®n en Catalu?a se ha vuelto cada vez m¨¢s complicada y que muchos, en ambas orillas, se han dedicado permanentemente a dinamitar los puentes del di¨¢logo. Y sin di¨¢logo anochece el d¨ªa y amanece la barbarie. Barbarie en el sentido de sentirse unos y otros extranjeros, desconocidos. Por tanto, la desconfianza y el temor crecen. Situaci¨®n tan compleja no deber¨ªa ¨²nicamente quedar en manos de los pol¨ªticos, sino que, por el contrario, tambi¨¦n deber¨ªa tener una voz importante el mundo de la cultura a trav¨¦s del cual tambi¨¦n se expresa la sociedad.
Desde las ¨²ltimas d¨¦cadas, desde la instauraci¨®n de la democracia a¨²n imperfecta, nuestra cultura y nuestras lenguas est¨¢n viviendo un momento de esplendor como jam¨¢s antes hab¨ªa sucedido. Por lo tanto, esta manifestaci¨®n libre, individual y colectiva de expresi¨®n creativa y reflexi¨®n no deber¨ªa ser utilizada como arma arrojadiza sino, por el contrario, como puente inmejorable de convivencia. Nunca falt¨® esa relaci¨®n intelectual entre los catalanes y el resto de Espa?a, desde el romanticismo hasta nuestros d¨ªas, pasando por el desventurado 98 o las dos rep¨²blicas. La etapa de los movimientos de vanguardia de entreguerras fue un momento interesant¨ªsimo de creaci¨®n y colaboraci¨®n entre artistas y literatos como Manuel Antonio en Galicia, Junoy o Salvat Papasseit en Catalu?a, Sureda en Baleares, Quesada en Canarias o Guillermo de Torre en Madrid. Sin hacer otras referencias peninsulares como, por ejemplo, Pascoais-Pessoa-Unamuno-Adriano del Valle, con Portugal. Siempre hubo comprensi¨®n, entendimiento, debate y salvables discrepancias pero, sobre todo, nunca falt¨® la buena voluntad que hoy parece haberse evaporado. En numerosas ocasiones grupos de intelectuales, escritores y artistas viajaron a Catalu?a para manifestar su adhesi¨®n hacia su lengua y cultura (La Gaceta literaria) y, desde hace ya tiempo, todos compartimos un espacio com¨²n peninsular e iberoamericano todav¨ªa muy mejorable.
Los autores en las otras tres lenguas oficiales deber¨ªan tener acceso al Cervantes?
Hace a?os, una compa?era de Gobierno me sugiri¨® que deber¨ªa crearse otro premio, como el Cervantes, para d¨¢rselo solo a las mujeres, muy poco representadas en el mismo. Me pareci¨® interesante su sugerencia, pero creo que hubiera sido una discriminaci¨®n para la mujer. Sin embargo, s¨ª es cierto que no hay un premio como el Cervantes que se otorgue a un autor que haya escrito en cualquiera de las otras tres lenguas oficiales. Deber¨ªamos repensarnos este hecho. El Rey, en otro lugar tan simb¨®lico como el de Alcal¨¢ entregando un premio tan relevante y haci¨¦ndolo en la lengua del autor ser¨ªa un buen mensaje de concordia.
El mundo, nuestra vida cotidiana, est¨¢ hecha de s¨ªmbolos que ayudan a sumar nuestras identidades. Evidentemente esto no arregla las ra¨ªces del conflicto, pero estoy seguro de que ayudar¨ªa en el siempre dif¨ªcil y complejo mundo de los afectos, de los amores y desamores, que tantos bienes y males han tra¨ªdo a la humanidad. S¨ªmbolos, pero tambi¨¦n mucho trabajo, muchas tareas en com¨²n, muchos proyectos.
A¨²n estamos a tiempo de conservar este puente sobre el Ebro y levantar otros nuevos para una renovada y mejor comunicaci¨®n de las ideas. Dec¨ªa Andric que cuando estaba a una orilla del r¨ªo siempre cre¨ªa que la esperanza se encontraba al otro lado del puente. Atraves¨¦moslo, unos y otros, permanentemente, y sigamos compartiendo esa esperanza doble, as¨ª tendremos m¨¢s posibilidades de sobrevivir a las clepsidras que son los r¨ªos convertidos en caudalosas masas que recelan y desconf¨ªan del otro: del de la otra orilla.
C¨¦sar Antonio Molina es director de La Casa del Lector y fue ministro de Cultura.
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