La Guajira no quiere tener m¨¢s sed
Los ind¨ªgenas Way¨²u reclaman soberan¨ªa para poder gestionar sus graves problemas en medio de la sequ¨ªa y mantener sus tradiciones
En plena frontera entre Colombia y Venezuela, la zona m¨¢s septentrional de Am¨¦rica del Sur, hay sed. Porque el cambio clim¨¢tico se traduce en que hace dos a?os que no llueve y porque una mina de carb¨®n, la Cerrej¨®n, cambi¨® una gran r¨ªo de lugar varias veces, hasta que este desapareci¨®. Y la corrupci¨®n est¨¢ instalada en los gobiernos locales. Pero tambi¨¦n viven all¨ª m¨¢s de 100.000 ciudadanos de etnia Way¨²u que han conseguido sobrevivir y conservar sus costumbres, a pesar de los retos. Y que est¨¢n dispuestos a seguir haci¨¦ndolo.
Se trata de La Guajira, un terreno dividido entre desierto y sabana, pero donde tambi¨¦n se erigen diversos parques verdes cuyas aguas podr¨ªan ayudar a paliar esa sed perpetua de ni?os y mayores, la cual se cree que, junto a la desnutrici¨®n, podr¨ªa haber sido la causa de muerte de 5.000 menores en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n han denunciado organizaciones locales (la cifra exacta es muy dif¨ªcil de saber, puesto que muchos habitantes de la regi¨®n no tienen documentos de ciudadan¨ªa o viven muy aislados de las localidades principales).
Varios son los retos a los que se enfrentan los ciudadanos Way¨²u. Pero un amplio grupo de hombres y mujeres de diversas organizaciones locales lleva a?os trabajando en la creaci¨®n de un plan que ha comenzado a concretarse. Una idea que impera es la de ganar una pizca de soberan¨ªa, es decir, recibir el apoyo de los gobiernos de Venezuela y Colombia para conseguir que les permitan gestionarse de acuerdo a los ideales de su cultura. Por ahora, est¨¢n orgullosos de decir que, al menos, ambos gobiernos han comenzado a escuchar. ¡°Hay una sensibilizaci¨®n sobre el asunto¡±, comenta uno de los portavoces del proyecto. Concretamente, hay 28 asociaciones y m¨¢s de 700 jefes regionales apoyando estas ideas.
En plan abarca diversos ¨¢mbitos: educaci¨®n, sistema de salud, gesti¨®n de las aguas o la concesi¨®n de cierto poder a los l¨ªderes ind¨ªgenas, para ser ellos quienes se relacionen con las autoridades del Gobierno central.
Si los Way¨²u consiguieron mantenerse en pie durante la colonizaci¨®n espa?ola fue, precisamente, por su manera de organizarse. En esta etnia guajira no hay un jefe m¨¢ximo que mande sobre todos sino que, en cada familia, el t¨ªo materno es el encargado de representar a su clan y de tomar las decisiones. Explica Gustavo Valbuena, directivo de la Asociaci¨®n de Jefes Familiares de la Zona Norte de la Alta Guajira Way¨²u Araurayu que, mientras que en otras etnias, cuando los colonos mataban al jefe, dejaban a los nativos ¡°descabezados¡± y estos pasaban a ser s¨²bditos de la Corona, en la Guajira la situaci¨®n no era tan simple. Matar a un jefe s¨®lo supon¨ªa dejar a una familia sin l¨ªder.
Las relaciones con la Corona fueron cordiales. Pero el colonialismo para muchos ind¨ªgenas de Am¨¦rica Latina no acab¨® con la independencia de las rep¨²blicas. Gustavo Valbuena ha estudiado durante los ¨²ltimos a?os Derecho e Historia para sentar una base de defensa hacia el pueblo Way¨²u, y explica que hasta 1810 (a?o en que comenz¨® el proceso de independencia de la Rep¨²blica de Colombia) las leyes para los nativos eran m¨¢s favorables para los ind¨ªgenas en Colombia que las que se expidieron entre 1810 y 1991. "los criollos fueron implacables con los derechos de los ind¨ªgenas", a?ade.
Ahora, en pleno Siglo XXI, la idea de los guajiros es continuar sobreviviendo gracias, de nuevo, a su propia gesti¨®n. No piden independencia. Respetan la soberan¨ªa de Colombia y Venezuela sobre la regi¨®n, dividida por una l¨ªnea casi recta, que fue delimitada por elecci¨®n del Reino de Espa?a.
Simplemente, los nativos del norte de Sudam¨¦rica, piden cierta autogesti¨®n sobre el territorio de la Alta Guajira, donde el 100% de la poblaci¨®n es ind¨ªgena ¡ªtambi¨¦n la m¨¢s afectada por la sequ¨ªa¡ª, la cual les permitir¨ªa administrar sus recursos, organizarse en el modo en que hist¨®ricamente lo han hecho, ofrecer a los ni?os una educaci¨®n adaptada a las ideas de sus ancestros o crear un sistema de salud que permita el uso de medicinas tradicionales.
El capitalismo ha irrumpido en unas regiones donde tradicionalmente se ha vivido de la ganader¨ªa y agricultura, sin que se haya integrado a estas comunidades. En La Guajira rural, tener un empleo remunerado es imposible. Pero el agua o la comida son bienes b¨¢sicos que ahora cuestan dinero.
Otro problema grave es la corrupci¨®n. Hay que recordar que el sistema pol¨ªtico que rige tanto en Colombia como en Venezuela difiere del Way¨²u, pues ellos se organizan por familias. Por ello, la gran mayor¨ªa de los dirigentes de los municipios no son ind¨ªgenas, sino mestizos, los cuales suponen algo m¨¢s del 40% de todos los habitantes de la Guajira, y viven principalmente en las ciudades. Muchas comunidades aisladas no reciben ning¨²n tipo de atenci¨®n de estos gestores. Y las organizaciones ind¨ªgenas se quejan de que entre la clase gobernante hay una gran corrupci¨®n que funciona con total impunidad. Explica Armando Valbuena, miembro de la Comisi¨®n Pol¨ªtica de la ONIC (Organizaci¨®n Nacional de Ind¨ªgenas de Colombia), que hay un subsidio de alimentaci¨®n que env¨ªa el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para ¡°suministrar nutrientes complementarios¡± a los receptores, pero que, en su mayor¨ªa, ¡°este no llega a su destino¡±.
"No rechazamos la influencia occidental"
Desde la Guajira de Venezuela, situada en el departamento de Zulia, el sentimiento es similar. Wolfgang Fern¨¢ndez, gestor cultural en Paraguaipoa, asegura que es necesario que ambos Estados creen pol¨ªticas que vayan acordes a la forma de vida de los pueblos de la regi¨®n. Seg¨²n Fern¨¢ndez, necesitan contar con sus autoridades leg¨ªtimas. "Hay una deuda hist¨®rica con los ind¨ªgenas y solo pedimos que se respeten nuestros derechos como, por ley, se escribi¨® que se har¨ªa¡±, a?ade
Nada tiene que ver con renegar de la globalizaci¨®n tal y como explica el periodista y educador Mermis Fern¨¢ndez: ¡°hay que conocer lo que nos rodea, integrar lo que es bueno para el desarrollo, pero manteniendo las m¨¢s importantes tradiciones Way¨²u. No rechazamos la cultura occidental¡±. Mermis Fern¨¢ndez dirige la radio Fe y Alegr¨ªa en la Guajira venezolana, en Paraguaipoa donde, junto con un grupo de expertos periodistas, todos ellos Way¨²u, buscan preservar la lengua wayuunaiki, la historia, la cosmovisi¨®n de este grupo ind¨ªgena y su tradici¨®n oral.
Propuestas para una autogesti¨®n
Las diversas organizaciones tocan varios de los retos pendientes de La Guajira en su plan de autogesti¨®n. Una de las ideas primordiales es la necesidad de contar con gente preparada y formada en diversos ¨¢mbitos como sanidad, educaci¨®n, ciencia, demograf¨ªa, legislaci¨®n o comunicaci¨®n.
- Intregrar a los profesionales: Dice Gustavo Valbuena que, en los ¨²ltimos a?os, los encargados de este proyecto se fueron preocupando de localizar personas Way¨²u con formaci¨®n superior y varios ya se han unido a la demarcaci¨®n del proyecto. ¡°Sabemos que necesitamos gente formada para tener credibilidad¡±.
- Demograf¨ªa y nutrici¨®n: Las asociaciones ind¨ªgenas y los l¨ªderes territoriales creen que uno de los primeros pasos es hacer un estudio demogr¨¢fico para conocer exactamente cu¨¢ntos ciudadanos habitan en la Alta Guajira, esa zona des¨¦rtica donde kil¨®metros de arena y tierra separan unas familias de otras, y conocer el movimiento existente entre Colombia y Venezuela, para poder crear un perfil de los ciudadanos y sus necesidades.
- Atajar la sequ¨ªa: Explica Gustavo Valbuena que se propone que los l¨ªderes comunitarios Way¨²u tengan potestad para gestionar el agua del Parque Natural la Macuira, situado en la Alta Guajira. Otra iniciativa ser¨ªa aprovechar las aguas subterr¨¢neas. Tradicionalmente, los ind¨ªgenas obten¨ªan sus aguas de pozas, llamadas jag¨¹eyes, que se creaban tras analizar las corrientes las aguas subterr¨¢neas. Ahora esa tarea es m¨¢s complicada puesto que la mina Cerrej¨®n y el calentamiento global han trastocado el ecosistema, tal y como critican los ciudadanos de la regi¨®n. Finalmente la tercera opci¨®n planteada, que es la m¨¢s costosa y complicada, ¡°casi imposible¡±, seg¨²n Valbuena, ser¨ªa la de desalinizar el agua del mar.
- Educaci¨®n adaptada a la cultura ind¨ªgena: Mientras la educaci¨®n que llega del plan de estudios nacional anima al crecimiento econ¨®mico como la gran f¨®rmula del ¨¦xito, los Way¨²u quieren que en las escuelas, al igual que lo hacen en sus hogares, los ni?os puedan aprender a conocer y respetar a la naturaleza, por encima de los intereses econ¨®micos. Ahora mismo, explica Gustavo Valbuena, los encargados de este proyecto tendr¨ªan ¡°capacidad para ofrecer educaci¨®n a los casi 8.000 ni?os contabilizados en la regi¨®n de la Alta Guajira¡±.
- Medicina tradicional: Sin rechazar los avances cient¨ªficos en cuanto a medicina, las organizaciones proponen que los doctores puedan tambi¨¦n aplicar o recomendar a sus pacientes remedios naturales. Para ello se requieren doctores graduados que sean conocedores de la medicina tradicional.
- Conservaci¨®n de la historia: Las asociaciones guajiras querr¨ªan ser ellos mismos quienes conserven los documentos hist¨®ricos de sus ancestros Way¨²u, que ahora se encuentran dispersos en varios museos, casi todos en Europa. Entre otros asuntos, quieren que las c¨¦dulas reales correspondientes a sus derechos hist¨®ricos, promulgadas en la etapa del colonialismo, vuelvan a su territorio.
Ahora bien, ?hay esperanza de que los Gobiernos de Venezuela y Colombia lleguen a aceptar las peticiones de las asociaciones Way¨²u y sus l¨ªderes? Responde Valbuena, sereno, con los papeles que a diario le rodean, y con los que se ha concretado un ambicioso plan: ¡°Cuando se tiene la raz¨®n, entonces s¨ª que hay esperanza¡±.
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