Juli¨¢n de Zulueta, un cient¨ªfico comprometido
Fue llamado El Se?or de los Mosquitos por su lucha conta la malaria, a la que combati¨® en tres continentes
A Juli¨¢n de Zulueta ¡ªnacido en Madrid el 30 de noviembre de 1918 y fallecido en Ronda el pasado 8 de diciembre¡ª le llamaron Tuan Nyamok (El Se?or de los Mosquitos) los dayak de Borneo cuando vivi¨® entre ellos en 1953 como epidemi¨®logo de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Comenzaba entonces una larga carrera dedicada al estudio de la malaria y a la lucha por su erradicaci¨®n, lo que lo indujo a inocul¨¢rsela a s¨ª mismo, para conocer mejor sus efectos y la manera de combatirlos, y lo llev¨® hasta 1990, tras una estancia inicial en Colombia y dos a?os en Malasia, por tres continentes: primero a Ir¨¢n (1956-1957), Uganda (1959-1961) y M¨¦xico (1962), y desde 1964, a?o en que fue nombrado responsable del proyecto de erradicaci¨®n de la malaria en Oriente Medio (con sede en Beirut), a Siria, Ir¨¢n, Irak, Afganist¨¢n, Jordania y Turqu¨ªa, pa¨ªses donde pas¨® largas temporadas de trabajo de campo. Zulueta se jubil¨® en 1977, pero sigui¨® asesorando a la OMS y todav¨ªa viaj¨® en diversas ocasiones a Turqu¨ªa, Ir¨¢n y Pakist¨¢n para ocuparse de los refugiados afganos.
En la mayor¨ªa de estas expediciones le acompa?aba su mujer, Gillian, una extraordinaria angloitaliana a la que hab¨ªa conocido en la Universidad de Cambridge, donde Juli¨¢n estudi¨® su posgrado en Trinity Hall y donde se casaron en 1946. Junto a ellos viajaban tambi¨¦n sus hijas, Felicity, Tana y Paquita, hoy reconocidas profesionales, que crecieron y se formaron en los lugares m¨¢s remotos y en las condiciones m¨¢s peculiares, gracias a la inteligencia y los cuidados de Gillian.
Una vez jubilado, Zulueta se afinc¨® en la ciudad de Ronda, de la que fue alcalde por el Partido Socialista entre 1983 y 1987. A partir de entonces, una parte considerable de su actividad se orient¨® a la defensa y protecci¨®n del medio. Fue presidente del parque natural de la ronde?a sierra de las Nieves, en el que desarroll¨® una importante tarea, especialmente en la protecci¨®n de los bosques de pinsapos. En los veranos, la familia se instalaba en su casa de Somiedo. All¨ª tienen una caba?a de teito en los prados altos de la bra?a, donde a Juli¨¢n le gustaba pernoctar y donde alguna vez se encontr¨® con el oso pardo, a cuya conservaci¨®n dedic¨® muchos afanes como miembro del patronato del parque natural de esa comarca asturiana. Toda esta labor fue reconocida en 2010 por el Gobierno con el Premio Nacional Extraordinario de Medio Ambiente.
En estas empresas (reunidas en un libro fascinante, publicado por la Residencia de Estudiantes en 2011) se mantuvo fiel a la tradici¨®n en la que se hab¨ªa formado. Hijo de un disc¨ªpulo de Giner de los R¨ªos, Luis de Zulueta y Escolano, y de Amparo Cebri¨¢n ¡ªuna destacada pedagoga, becaria de la Junta para Ampliaci¨®n de Estudios en Francia y los Pa¨ªses Bajos y profesora del Instituto-Escuela y las colonias de vacaciones de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza (ILE)¡ª, Juli¨¢n fue alumno de la ILE entre 1923 y 1927, y del Instituto-Escuela desde el a?o siguiente hasta 1934, aunque en 1933 estudi¨® en Berl¨ªn, donde su padre era embajador de la Rep¨²blica. Conoci¨® y trat¨® desde muy ni?o al principal disc¨ªpulo y sucesor de Giner, Manuel B. Coss¨ªo. Tambi¨¦n tuvo una estrecha relaci¨®n con otros disc¨ªpulos de Giner, como Juli¨¢n Besteiro (casado con una hermana de su madre), con quien convivi¨® asiduamente en su infancia y juventud. Juli¨¢n recordaba con especial cari?o ¡°el buen o¨ªdo y el buen gusto¡± de Fernando de los R¨ªos cantando flamenco durante sus paseos nocturnos por Bogot¨¢, donde los Zulueta se exiliaron. Y con Jos¨¦ Castillejo, uno de los ¨²ltimos disc¨ªpulos de Giner, comparti¨® un espacio radiof¨®nico en la BBC dedicado a los espa?oles del exilio.
Esa tradici¨®n institucionista es la que se afan¨® por preservar y transmitir desde que fuera elegido patrono de la Fundaci¨®n Francisco Giner de los R¨ªos en 1984 y presidente en 1990. A?os despu¨¦s solicit¨® mi colaboraci¨®n en esa labor, que supuso para ¨¦l la culminaci¨®n de una vida plena. Su car¨¢cter indomable y su independencia de juicio, que pod¨ªan tentarle a desde?ar ¡ªcomo su admirado Besteiro¡ª la correcci¨®n pol¨ªtica, se templaban por unas excelentes dotes diplom¨¢ticas, acompa?adas de una obstinaci¨®n a la que, sin embargo, pod¨ªa renunciar cuando era conveniente.
La hermosa construcci¨®n del remodelado edificio de la ILE en Mart¨ªnez Campos, 14 (Madrid), que ¨¦l se empe?¨® en encargar a unos j¨®venes arquitectos, es el mejor ejemplo del principal regalo que nos han hecho Zulueta y sus compa?eros de la Instituci¨®n: la continuidad de una tradici¨®n modernizadora que debemos proyectar hacia el futuro.
Jos¨¦ Garc¨ªa-Velasco es secretario de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza.
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