?Das m¨¢s que recibes?
Entregados y ego¨ªstas; altruistas y cicateros; cada uno tenemos un papel a la hora de dar y de recibir. Conocerlo bien es clave para el ¨¦xito
Aunque dar y recibir son dos aspectos de la interacci¨®n humana que deber¨ªan estar en armon¨ªa, lo cierto es que hay personas m¨¢s propensas a dar a los dem¨¢s y otras que reciben mucho m¨¢s de lo que ofrecen. Sin embargo, no siempre somos conscientes del rol que desempe?amos, ni sabemos identificar cu¨¢l es la t¨®nica de los dem¨¢s.
En su libro Dar y recibir, Adam Grant, profesor de la escuela de negocios Wharton School, en Estados Unidos, estudia este aspecto fundamental del intercambio entre seres humanos y revela unos resultados sorprendentes.
Grant, que adem¨¢s de docente es psic¨®logo, clasifica a las personas en funci¨®n de c¨®mo se relacionan con su entorno.
Donantes. Son aquellos que dan por sistema a los dem¨¢s, en muchos casos para obtener su cari?o y aprecio. Este grupo se divide a su vez en dos subgrupos que se analizar¨¢n m¨¢s adelante.
Receptores. Son los que reciben los favores del resto, ya se trate de dinero o de tiempo, y lo hacen en una cantidad notablemente superior a lo que devuelven.
Equilibradores. Buscan una armon¨ªa entre lo que aportan y lo que obtienen, y est¨¢n atentos a las interacciones seg¨²n este criterio. No es la tipolog¨ªa m¨¢s com¨²n.
Falsos donantes. Bajo una m¨¢scara de generosidad, su estrategia es dar uno y quitar diez. Suponen una amenaza mayor que los donantes porque act¨²an de manera encubierta.
Un primer paso para darse cuenta de c¨®mo son nuestras relaciones con los otros ser¨ªa identificar nuestro papel entre estos cuatro grupos y, acto seguido, tomar conciencia de qu¨¦ tipo de personas nos rodean.
Dos adictos que se necesitan
Henry Miller, novelista norteamericano que vivi¨® de forma bohemia en la Europa en los a?os treinta, logr¨® llevar adelante su sue?o de escritor durmiendo en casas de amigos y subsistiendo a base de pr¨¦stamos que no devolv¨ªa. El autor de Tr¨®pico de C¨¢ncer, entre otras obras de inspiraci¨®n biogr¨¢fica, dec¨ªa que para que se pueda establecer una relaci¨®n asim¨¦trica de este tipo "se necesitan dos enfermos: el adicto a pedir y el adicto a dar". Sin uno no puede existir el otro, ya que ambos alimentan as¨ª sus carencias.
Sin duda, cualquiera ha ejercido alguna vez el papel de donante y ha ayudado a receptores que a menudo no dan ni las gracias. En su best seller, Grant les define a estos ¨²ltimos de la siguiente forma:
¡°Los receptores tienen un rasgo caracter¨ªstico: les gusta obtener m¨¢s de lo que reciben. Inclinan la reciprocidad a su favor y ponen sus intereses por delante de las necesidades de los dem¨¢s. Creen que el mundo es un lugar competitivo, una aut¨¦ntica jungla donde los unos devoran a los otros. Piensan que para alcanzar el ¨¦xito tienen que ser mejores que el resto. Para demostrar su val¨ªa, se promocionan a si? mismos y procuran que sus esfuerzos reciban los elogios que se merecen. No son crueles ni despiadados; son simplemente cautos y poseen un gran instinto de autoprotecci¨®n. ¡°Si no pienso en mi? y me pongo por encima de todo lo dem¨¢s¡±, piensan, ¡°nadie lo har¨¢ por mi?¡±.
Curiosamente, los receptores no siempre llegan a los puestos m¨¢s altos de sus estructuras, como menciona Grant en un estudio estad¨ªstico realizado por expertos en ciencias sociales. La primera conclusi¨®n de esta investigaci¨®n es que los donantes suelen ocupar la parte m¨¢s baja del escalaf¨®n en todas las profesiones. Quien se ocupa de darlo todo es, l¨®gicamente, quien menos dinero tiene y raramente alcanza puestos de responsabilidad. En la punta de la pir¨¢mide del ¨¦xito, sin embargo, no est¨¢n ni receptores ni equilibradores.
As¨ª como los donantes est¨¢n instalados en la parte baja de la pir¨¢mide, los otros dos grupos ocupar¨ªan un lugar intermedio. Entonces, ?qui¨¦n reside en la c¨²spide?
Nuevamente los donantes.
?Pero c¨®mo es posible? ?No hab¨ªamos quedado en que los que ceden ocupan la parte inferior de la tabla? La respuesta es: s¨ª, pero se trata de cierto tipo de donantes cuya generosidad les ayuda a alcanzar el ¨¦xito.
Para entender por qu¨¦ hay una clase de donantes en el escalaf¨®n m¨¢s bajo y otra distinta en lo m¨¢s alto de la pir¨¢mide, hay que analizar c¨®mo funciona cada subespecie.
Donantes estrella. Son aquellas personas con criterio para gestionar su generosidad de forma inteligente. Saben cu¨¢ndo dar, con qui¨¦n, c¨®mo y a cambio de qu¨¦. Pertenecen a esta categor¨ªa los inversores que apuestan por una start-up y ven multiplicados sus ingresos, los que cultivan relaciones que les reportan contactos beneficiosos, o los que realizan donaciones a cambio de prestigio social para ellos o para su marca.
Felpudos. Este t¨¦rmino acu?ado por Grant define a los que dan indiscriminadamente, de manera que su actitud se toma como una enfermedad, algo que necesitan hacer para sentirse bien. Su entorno se acostumbra a la generosidad permanente hasta el punto de que sus donaciones dejan de ser valoradas. Al contrario, si un d¨ªa no dan algo, entonces son se?alados como seres crueles e injustos. El apelativo ¡°felpudo¡± encaja bien en este perfil, ya que al final todo el mundo les pisa.
La diferencia b¨¢sica entre ambas clases es que los felpudos establecen relaciones asim¨¦tricas, mientras que los donantes estrella obtienen beneficios, aunque sea a medio o largo plazo, de su generosidad. En palabras del escritor de libros de autoayuda Stephen Covey, estos ¨²ltimos operan desde el win-win, es decir, son capaces de establecer relaciones en las que todos ganan.
Para saber m¨¢s
Libros
Dar y recibir
Adam Grant (Gesti¨®n 2000)
Esta obra que ha estado en las listas de The Financial Times y de The Wall Street Journal es un ensayo que, adem¨¢s de clarificar los tipos de relaciones que promovemos, aporta una visi¨®n optimista para transformar la generosidad enfermiza en v¨ªnculos enriquecedores que impulsen el bien de todos.
Para tener una relaci¨®n saludable con el mundo no hay que se?alar culpables. Ni siquiera se puede hablar de buenos y malos, dado que la mayor¨ªa de personas no son conscientes de qu¨¦ rol ejercen, sino de las decisiones acertadas o equivocadas que parten de uno mismo.
Como dice la sabidur¨ªa popular, cada uno es ¡°responsable de lo que le sucede¡±, ya que cada actitud tendr¨¢ un impacto en el comportamiento del otro. Por tanto, el primer paso para sanar la adicci¨®n a dar es asumir que se est¨¢ desempe?ando ese papel sin ver compensaci¨®n alguna, como ser¨ªa el caso del donante estrella. Hay una serie de medidas que se pueden tomar para lograr unas relaciones m¨¢s justas y saludables.
Saber qu¨¦ nos impulsa a ceder. ?Por qu¨¦ entregamos lo mejor que tenemos a todo el mundo constantemente? En palabras de Antoni Bolinches, ¡°el origen suele estar en una falta de amor en la infancia. Las personas que han recibido poca atenci¨®n de su padre o de su madre cuando eran ni?os, de adultos buscar¨¢n el amor en todo el mundo e intentar¨¢n comprarlo a trav¨¦s de una entrega enfermiza¡±.
Detectar a los vampiros. Si hay receptores en el entorno que no paran de exigir, hay que saber apartarse de ellos a tiempo y frecuentar otro tipo de compa?¨ªas.
Esperar la ayuda. Aunque sorprenda, la inmensa mayor¨ªa de las donaciones se llevan a cabo a propuesta del donante, que ofrece su dinero, su tiempo o sus contactos para ser ¨²til. Si ayudamos solo a quien lo pide expresamente, habremos eliminado ya hasta un 90% de las donaciones.
Dar a quien lo merece y necesita. El ?¨²ltimo paso en este proceso curativo ser¨ªa elegir bien a qui¨¦n damos. La primera pregunta que debemos plantearnos es si nuestra relaci¨®n con el receptor justifica la donaci¨®n. En segundo lugar, plantearnos si nuestra ayuda es realmente necesaria, o bien la persona puede procurarse lo que reclama por sus propios medios.
De lo que se trata, al final, es de establecer relaciones justas con los dem¨¢s y con uno mismo, y de que cada persona asuma sus responsabilidades. Llegados a este punto, ya no hablaremos de dar y recibir, sino de compartir la vida con toda su riqueza.
elpaissemanal@elpais.es
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