Casualidad
El resultado de la votaci¨®n de la CUP s¨®lo puede producirse si todos los planetas se alinean y las ranas echan pelo
Tengo un amigo que niega la casualidad como otros niegan el cambio clim¨¢tico o el holocausto de los jud¨ªos. Lo peor es que los hechos le van dando la raz¨®n, con lo que los que nos burl¨¢bamos de su heterodoxia hemos tenido que ir rindi¨¦ndonos a la evidencia.
Mi amigo se refiere especialmente a la pol¨ªtica y a la econom¨ªa cuando niega la casualidad como ingrediente fundamental de sus avatares, pero dentro de la pol¨ªtica y de la econom¨ªa incluye pr¨¢cticamente todo, pues en todo o en casi todo influyen ambas actividades humanas, ya sean desarrolladas de manera individual o colectiva. Por poner un ejemplo: para mi amigo el f¨²tbol, a priori tan azaroso, sujeto a que un jugador le d¨¦ al bal¨®n mejor o peor con el pie en una jugada concreta para cambiar el resultado de un campeonato, no es tan casual como pretenden hacernos ver y como creen en su fervor los aficionados. La explicaci¨®n de mi amigo es irreprochable: ?Alguien se puede creer que un espect¨¢culo que mueve tanto dinero como el narcotr¨¢fico y casi tanto como el contrabando de armas, los dos negocios m¨¢s lucrativos a nivel mundial, lo van a dejar en manos del azar quienes lo dirigen, la mayor¨ªa de ellos avezados hombres de negocios precisamente y al mismo tiempo? Y como con el f¨²tbol, todo.
Viene esto a cuento del resultado de la votaci¨®n de la CUP (Candidatura d¡¯Unitat Popular) en la que se decid¨ªa asambleariamente si apoyar o no a Artur Mas para presidente de la Generalitat catalana y convertirlo en el gran timonel de la independencia de Catalu?a y que arroj¨® un resultado que, consultados los matem¨¢ticos m¨¢s expertos, s¨®lo puede producirse si todos los planetas se alinean, Jesucristo vuelve a resucitar y las ranas echan pelo. Al 0,33 por mil llevan los matem¨¢ticos la posibilidad de que 3.030 personas coincidan en votar libre y espont¨¢neamente a partes iguales, la mitad (1.515) a favor y la otra mitad (las otras 1.515) en contra de una propuesta, incluso aunque esas personas sean catalanas. Es m¨¢s, con todos mis respetos para ellas, ese fabuloso empate es una prueba m¨¢s de que son tan espa?olas como yo, pues s¨®lo un pueblo capaz de engendrar autores como Valle-Incl¨¢n, los de la picaresca del Siglo de Oro o Berlanga puede ingeniar una cosa as¨ª y pretender que los dem¨¢s la crean posible. Yo la creo, por supuesto, por m¨¢s que diga mi amigo el negacionista de la casualidad y por mucho que me recuerde a la frase de aquel gallego que le dec¨ªa a otro de madrugada en un bar: ¡°Si te dijera la verdad, te mentir¨ªa¡±. Hay casualidades que s¨®lo en Espa?a se producen, y ¨²ltimamente cada vez se producen con m¨¢s frecuencia.
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