¡®Tu quoque¡¯
Desde mi casa, muy alejada de Ferraz, se escucha caer pesadamente la bola de hierro sobre las vigas maestras del partido
La demolici¨®n del PSOE comenz¨® cuando Rodr¨ªguez Zapatero traicion¨® a los espa?oles al ciscarse en aquella promesa solemne de ¡°no os decepcionar¨¦¡± con la que inici¨® su primera legislatura. Es verdad que si a usted o a m¨ª nos llaman en el trascurso de unas horas Obama, Merkel y Sarkozy para pedirnos que nos cortemos las venas, que es lo que le ocurri¨® a ¨¦l, probablemente lo hagamos. Pero a usted y a m¨ª nos acojona cualquiera. Un l¨ªder, en cambio, es un l¨ªder. Adem¨¢s que, en vez de cortarse las venas ¨¦l, nos las cort¨® a nosotros y llam¨® a eso ejercicio de responsabilidad. Lo raro es que el PSOE, que es de izquierdas y blablabl¨¢, lejos de reprocharle que nos clavara el cuchillo por la espalda, le agradeci¨® los servicios prestados y hasta lo sacaron en procesi¨®n durante la campa?a, como si no hubiera perpetrado una felon¨ªa. ?Han perdido completamente el olfato? No. Saben colocarse cuando abandonan la pol¨ªtica (o son abandonados por ella), y tuvieron el buen juicio de ocultar en los m¨ªtines a Irene Lozano, el fichaje estrella con el que apu?alaron al compa?ero Madina. Tu quoque, Petrus.
En plena demolici¨®n est¨¢n, dec¨ªamos, con la credibilidad por los suelos. Desde mi casa, muy alejada de Ferraz, se escucha caer pesadamente la bola de hierro sobre las vigas maestras del partido, que crujen antes de partirse en dos y provocar una nube de polvo. Por nube de polvo nos referimos mayormente a la acumulaci¨®n de discursos fant¨¢sticos con los que nos castigan en los telediarios, cuando tan necesitados estamos de palabras verdaderas, capaces de empujar la realidad en la direcci¨®n que nos conviene. Ha empezado el fr¨ªo y todav¨ªa hay gente en la calle y familias que no pueden encender la calefacci¨®n ni lavarse con agua templada.
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