Gu¨ªa pr¨¢ctica para hacer que las rebajas duren todo el a?o
Hacer cola en las rebajas, en el mundo f¨ªsico o en el virtual, es un atraso. Te desvelamos los secretos para ser un aut¨¦ntico 'marichollos'
Las rebajas son mainstream. Y un poquito fraude. Todos sabemos que las primeras semanas de descuentos, Zara solo reduce sus precios 2 o, como mucho, 5 euros. O que las grandes cadenas aprovechan la histeria colectiva para mete?rnosla doblada y sacar trapos de otras temporadas hacie?ndolos pasar por mercanci?a novedosa. Entonces, ?por que? cada 7 de enero a las doce de la noche se colapsan las webs de Inditex y las sen?oras madrugan para apostarse en la puerta de los comercios? ?Por que? rebuscamos ente montan?as de ropa y nos pegamos por ahorrarnos 0,99 en una camiseta de tirantes? Sociolo?gicamente, las rebajas son una mina. Econo?micamente, una ruina.
Todo buen consumista de tendencias que se precie hace tiempo que pasa de probadores y se quita la abstinencia vi?a Internet. Ya lo devolvera? si hace falta, el caso es comprar y, si puede ser, comprar lejos de los emporios textiles. Ya esta?n las newsletters de las megatiendas digitales como Asos o Zalando para hacer las veces de escaparates. Pero, por encima del consumista, esta? esa especie superior, la del derrochador experto, o marichollos para los amigos. Un individuo que, con los an?os, ha aprendido a distinguir la estafa de la inversio?n, que conoce cua?nto deberi?an valer los modelitos y que se ha pasado an?os investigando do?nde encontrar las tres B (bueno, bonito y barato). Para el marichollos, no existen los periodos de rebajas, porque sabe que existen todo el an?o. No concibe los caprichos superfluos, porque conoce a la perfeccio?n que?, cua?ndo y co?mo derrochar; tanto que, para e?l, comprar ropa no es un divertimento o una terapia para la autoestima, es todo un ritual en el que poner a punto sus capacidades de sabueso, una competicio?n con otros colegas marichollos por ver quie?n compra el vestido ma?s caro al precio ma?s barato. Un marichollos no es un pijo o un fantasma. No alardeara? fuera de su ci?rculo de sus adquisiciones, pero esta? deseando que le halaguen su estilismo para contestar, con falsa humildad: ¡°Gracias, pues ya ves, es un Margiela que me costo? 50 euros¡±.
La primera regla del marichollos es asumir que las rebajas no son un evento puntual, sino un estilo de vida permanente. Comprar algo a precio completo es un sacrilegio, y comprarlo solo en determinados periodos del an?o, una catetada. El buen marichollos sabe que Asos siempre tiene una ingente seccio?n de gangas que repone cada di?a, que en Opening Ceremony siempre quedan descuentos de otras temporadas, y que Urban Outfitters calma nuestras ansias de gangas con esos accesorios tan horteras como inu?tiles (y, por lo tanto, necesarios) que relega a la pestan?a de sales. Si?, sujetadores de ganchillo y fundas de mo?vil con pedreri?a. Pero mira que? baratas.
Por supuesto, el experto cazador de oportunidades nunca navega a lo loco. Entra por todo lo alto: abriendo el desplegable de las tiendas online arriba a la derecha y pulsando la opcio?n ¡°price low to high¡±. Es decir, filtrando de menos a ma?s, sorteando calcetines y llaveros en las primeras pa?ginas y buceando entre descuentos apetecibles. Porque, al marichollos real no le importa el presupuesto, sino la caza. No siempre compra lo barato, compra lo que tiene un mayor descuento.
En rebajas, mientras el resto de los mortales se pelean en la cola de las cajas, el marichollos se abre una botella de vino, se tumba en el sofa?, y se mete en outlets como Yoox o The Outnet (hermano barato de Net-a?-Porter), esos templos del consumo que albergan vestidos de McQueen, bolsos de Burberry o sudaderas de Carven de otras temporadas y doblemente rebajados (porque, aparte de ser lugares de rebajas, esta?n en periodo de i?dem). Probablemente, para el marichollos este sea el mejor momento del an?o, ese en el que puede comprarse un vestido de fiesta igualito al que llevo? Rihanna hace unos an?os por menos de 300 euros. No tiene bodas ni eventos a la vista, y que?, eso es lo de menos.
Pero hay un universo paralelo ma?s alla? de las rebajas permanentes o los outlets especializados, un microcosmos para marichollos expertos y gobernado por las reglas de la ganga: el re-commerce. Es decir, tiendas en las que, bajo registro (o previa invitacio?n), cualquiera puede vender los modelitos que no use y, a cambio, hacerse con los del pro?jimo. Solo hay dos condiciones: que sean de marca (pero marca, marca; nada de marquitas) y que no tengan desperfectos. Los reyes del re-commerce son, como no podi?a ser de otra forma, dos webs francesas: Vide Dressing y Vestiaire Collective. Para que se hagan una idea, mientras escribo entro en la primera y veo vestidos de Miu Miu a 80 euros y faldas de cuero de Armani a 90; en la segunda, mochilas de Gucci a 200 y un bolso de Ce?line (que pienso?comprarme ahora mismo) por 300. Y, ya que estamos confesando lo inconfesable, un u?ltimo consejo: acudan a una pa?gina llamada Racked y dense de alta en el apartado sample sales. Recibira?n en su correo un calendario de ventas especiales, eventos de un di?a que en su mayor parte se celebran en locales fi?sicos de Nueva York, pero que a veces suceden vi?a Internet (eso si?, bajo suscripcio?n). Cuando vean a que? precio se quedan los Yamamotos y los Margielas, ni volvera? a pisar las rebajas ni a comprar nada sin descontar. Palabra de marichollo.
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