¡®Apartheid¡¯ clim¨¢tico
Lagos (Nigeria), con 21 millones de habitantes, es la mayor aglomeraci¨®n urbana del ?frica subsahariana. Cada d¨ªa su poblaci¨®n aumenta en unas 3.000 personas llegadas desde el campo
La bulliciosa industria cinematogr¨¢fica de Nollywood y su enorme n¨²mero de millonarios que pagan en d¨®lares han dado fama a Lagos, centro neur¨¢lgico de Nigeria. Sin embargo, no muchos saben que hay muy pocos lugares tan afectados por la combinaci¨®n de la urbanizaci¨®n acelerada y los efectos del cambio clim¨¢tico. Actualmente, la megaciudad se enfrenta a un dilema: defenderse de los ataques del oc¨¦ano y las lluvias torrenciales o concebir el agua como una parte integral de la ciudad.
Lagos se extiende sobre varias islas peque?as, bancos de arena y manglares, en torno a una laguna de la costa atl¨¢ntica. Unas 3.000 personas llegan a la ciudad cada d¨ªa desde los campos, al tiempo que las fuertes lluvias y un mar en aumento se comen las costas, anegando carreteras y edificios.
En estos momentos, los magnates nigerianos est¨¢n atareados con la construcci¨®n de una pen¨ªnsula artificial que se adentra en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico y que proteger¨¢ a la ¨¦lite cosmopolita de las aguas rebeldes. A pocos kil¨®metros, en el barrio pobre m¨¢s antiguo de Nigeria, Makoko, la gente vive como siempre ha vivido: con el agua.
Makoko, conocida como la Venecia de los suburbios, es una ciudad sobre pilotes, en el coraz¨®n de la cenagosa laguna de Lagos. Gabriel Ayorinde, de 23 a?os, naci¨® aqu¨ª. En vez de jugar al f¨²tbol, desde muy joven aprendi¨® a remar e ir en canoa, el medio de transporte predilecto del lugar, que tambi¨¦n se usa como taxi y como discoteca flotante.
Sentado tranquilamente en la segunda planta del Colegio Flotante de Makoko, Gabriel Ayorinde se prepara para sus ex¨¢menes universitarios, fuera del distrito.
¡°Vengo aqu¨ª para alejarme de los ruidos y las molestias de mi casa¡±.
Cuando Gabriel Ayorinde aparta por un momento sus ojos de los libros, puede contemplar la laguna, con una ciudad laber¨ªntica de chabolas de madera ruinosas, construidas sobre pilotes, despleg¨¢ndose a su alrededor. Aqu¨ª viven unas 100.000 personas. Es un barrio marginal mar¨ªtimo, que la Lagos moderna ha rodeado durante su expansi¨®n. El Tercer Puente Continental, el tercero m¨¢s largo de ?frica, se eleva 10 metros sobre la laguna, atravesando el barrio de Makoko. Sobre la carretera del puente cuelgan cables de alta tensi¨®n que atraviesan la niebla t¨®xica, alimentada por los gases que manan de los innumerables hornos de pescado ahumado de Makoko. El tendido el¨¦ctrico pasa justo sobre ellos, pero la comunidad sigue sin luz.
Aqu¨ª la electricidad escasea, al igual que otras comodidades b¨¢sicas como el agua limpia y la recogida de basura. La laguna hace las veces de dep¨®sito de basura y de letrina: el agua marr¨®n y mugrienta es una amalgama de residuos pl¨¢sticos y una fuente de enfermedades infecciosas como la malaria. En ocasiones, en momentos de descuido, alg¨²n ni?o peque?o cae al agua y se ahoga.
La comunidad representa un obst¨¢culo repleto de g¨¦rmenes para la modernizaci¨®n, situado sobre una zona litoral que podr¨ªa ser rentable, y las autoridades de Lagos han intentado poner en pr¨¢ctica estrategias de desahucio en m¨¢s de una ocasi¨®n. Hace tres a?os lograron desalojar por la fuerza a 3.000 vecinos del distrito; durante el desahucio, la polic¨ªa mat¨® a un jefe local. Sin embargo, desde que un estudio de arquitectura nigeriano-holand¨¦s construy¨® el Colegio Flotante de Makoko, el distrito se ha ganado la simpat¨ªa pol¨ªtica. El colegio es una estructura de madera triangular que se erige sobre las aguas hediondas, un ejemplo de dise?o moderno y resistente, fabricado con materiales baratos y que muestran respeto y deferencia por los cien a?os durante los que esta comunidad se ha adaptado a vivir sobre el agua.
En los ¨²ltimos a?os, las autoridades de Lagos han empezado a reforzar la conservaci¨®n en lugar de los desahucios, quiz¨¢ porque el Colegio Flotante de Makoko ha obtenido reconocimiento internacional en exposiciones de todo el mundo. Aunque a¨²n no se usa, el colegio ofrece un refugio acogedor para que Gabriel Ayorinde haga sus deberes. Hoy, con toda la planta a su disposici¨®n, se siente feliz de la vida en el barrio a pesar de su reputaci¨®n empa?ada. Sobre todo porque Makoko ha logrado evitar las inundaciones y la subida del nivel del mar agravadas por el cambio clim¨¢tico, que afectan continuamente al resto de Lagos.
¡°Solo los residentes de la ciudad sufren las inundaciones¡±, explica Gabriel Ayorinde, se?alando los edificios altos que dominan el centro de Lagos. Aunque est¨¢ asolado por la pobreza y la enfermedad, el intricado mundo acu¨¢tico de Makoko es capaz de inspirar a las megaciudades de todo el mundo como ejemplo de resistencia urbana, en opini¨®n de la arquitecta suiza Fabienne Hoelzel, que coopera con los habitantes de Makoko para construir en la zona una central el¨¦ctrica alimentada con residuos.
¡°Durante a?os, las autoridades han debatido sobre estrategias para proteger las ciudades del agua, pero ahora la gente est¨¢ empezando a abordar la manera de apa?¨¢rselas con el agua. Los residentes de Makoko han vivido con el agua durante muchos a?os, y creo firmemente que se puede aprender mucho de su experiencia a la hora de adaptarse a los efectos del cambio clim¨¢tico¡±, remacha Fabienne Hoelzel.
Aunque para algunos es un ejemplo de resistencia, Makoko solo representa una franja diminuta de Lagos, una megaciudad al borde de un oc¨¦ano Atl¨¢ntico en auge y cada vez m¨¢s agresivo, que est¨¢ provocando erosi¨®n e inundaciones a lo largo de la costa. Las amenazas de los cambios de marea han llevado a los inversores a abordar un plan audaz: la construcci¨®n de una nueva pen¨ªnsula, Eko Atlantic City, que emerge del oc¨¦ano Atl¨¢ntico como una Atl¨¢ntida a la inversa. Es el proyecto de construcci¨®n m¨¢s grande de ?frica, y est¨¢ dise?ada como una ciudad exclusiva y un centro neur¨¢lgico financiero al servicio de la ¨¦lite local e internacional.
En 2008, los inversores empezaron a construir la pen¨ªnsula con millones de toneladas de arena extra¨ªda del lecho marino atl¨¢ntico. Un a?o despu¨¦s se comenz¨® a erigir la Gran Muralla Marina de Lagos: un rompeolas de ocho kil¨®metros de longitud que protege del oc¨¦ano rugiente Eko Atlantic City y el acaudalado distrito de Victoria Island. Actualmente, los atareados obreros ponen los cimientos de los rascacielos que abarrotar¨¢n la pen¨ªnsula en los a?os venideros.
Sin embargo, la construcci¨®n de esta ciudad resistente al clima podr¨ªa tener consecuencias nefastas para sus vecinos. A unos pocos kil¨®metros de las obras, la peque?a localidad costera de Alpha Beach se ha adaptado a la vida con la erosi¨®n y las inundaciones anuales. Sin embargo, nunca ha tenido que enfrentarse a unos problemas de tanta magnitud como los ocurridos tras la construcci¨®n de la Gran Muralla Marina de Lagos. Seg¨²n los residentes de la zona y los activistas medioambientales, la construcci¨®n ha agravado las embestidas de las olas, y varias partes de la localidad han sido engullidas, poco a poco, por el mar.
¡°Eko Atlantic City ofrece seguridad a quienes pueden permit¨ªrsela, pero no acaba con el problema de la erosi¨®n. Al contrario, lo que hace es pasar el problema a las otras localidades costeras como Alpha Beach, cuyas casas y edificios quedan anegados por el mar. Una cat¨¢strofe¡±, afirma Nnimmo Bassey, famoso activista medioambiental, autor y director de la Fundaci¨®n por la Salud de la Madre Tierra.
Eko Atlantic City rechaza la acusaci¨®n de que este ins¨®lito proyecto emprendedor haya amentado la erosi¨®n y las inundaciones en las localidades vecinas. El grupo de inversores explica que el proyecto se ha sometido a una serie de estudios medioambientales legales y ha sido aprobado por el Ministerio de Medio Ambiente nigeriano.
En la actualidad, los 10 kil¨®metros cuadrados de la pen¨ªnsula artificial bullen con una actividad fren¨¦tica, durante la primera fase de la construcci¨®n de la nueva ciudad. Frente a las gr¨²as ruidosas y las m¨¢quinas excavadoras vemos a Ibiene Ogolo, desarrolladora del nuevo puerto deportivo de Eko Atlantic City.
La construcci¨®n de Eko Atlantic City se realiza siguiendo las t¨¦cnicas internacionales punteras, y la ciudad cuenta con su propio sistema de alcantarillado y suministro de energ¨ªa, seg¨²n explica Ogolo. Un importante argumento comercial es que la ciudad proteger¨¢ a sus residentes de los ataques del oc¨¦ano, que seg¨²n los c¨¢lculos aumentar¨¢n como consecuencia del cambio clim¨¢tico. El largo rompeolas resistir¨¢, presumiblemente, incluso a las olas m¨¢s grandes, y los desag¨¹es enormes drenar¨¢n el agua pluvial. El objetivo final es crear una ciudad ¡°hecha para el siglo XXI¡±, donde los miembros de la jet set cosmopolita puedan ¡°trabajar, divertirse, vivir e invertir¡±.
¡°Algunos comparan Eko Atlantic City con Dub¨¢i por nuestro puerto deportivo. Otros nos comparan con los Campos El¨ªseos de Par¨ªs debido a nuestros anchos bulevares. Tambi¨¦n hay quien nos compara con Manhattan o el centro de Los ?ngeles, gracias a nuestros distritos financieros¡±, explica Ibiene Ogolo.
Los defensores de la nueva ciudad se?alan que tiene potencial para convertirse en un centro neur¨¢lgico del crecimiento y crear numerosos y necesarios puestos de trabajo e ingresos, lo que beneficiar¨ªa a Lagos en su conjunto. Sin embargo, en una ciudad donde siete de cada diez personas viven en barrios pobres, es inevitable que Eko Atlantic genere controversia. Como la ciudad se est¨¢ construyendo b¨¢sicamente para proteger a una peque?a ¨¦lite ante el cambio clim¨¢tico venidero, algunos cr¨ªticos han acu?ado el t¨¦rmino ¡°apartheid clim¨¢tico¡± para describirla.
¡°Eko Atlantic City ni siquiera ser¨¢ para los ricos normales, sino para los s¨²per-ricos. Va a ser una comunidad cerrada que los pobres solo podr¨¢n pisar como trabajadores o limpiadoras. Desde un punto de vista social se trata, a todas luces, de un apartheid clim¨¢tico¡±, sostiene Nnimmo Bassey.
En una ¨¦poca en que no solo el ?frica subsahariana, sino tambi¨¦n las ciudades costeras del resto del mundo, experimentan una enorme expansi¨®n demogr¨¢fica, Lagos presenta dos posibilidades sorprendentemente opuestas: Nnimmo Bassey conf¨ªa en que los l¨ªderes del mundo encuentren la soluci¨®n al desaf¨ªo futuro de construir ciudades que resistan al clima, pero no en la exclusiva Eko Atlantic City, sino en los intricados sistemas de canales de Makoko.
¡°El Colegio Flotante de Makoko es el ejemplo perfecto de c¨®mo las ciudades costeras pueden responder al calentamiento global. Demuestra que las ciudades son capaces de desarrollarse en direcciones diferentes. No est¨¢n atrapadas en una camisa de fuerza donde la ¨²nica soluci¨®n es el hormig¨®n, m¨¢s hormig¨®n y m¨¢s cemento¡±.
Megaciudades acosadas por el mar es un documental digital realizado por Lasse Wamsler, Sune Gudmundsson y Sven Johannesen, y desarrollado con el apoyo del programa Beca para la innovaci¨®n en reportajes sobre el desarrollo del Centro de Periodismo Europeo (EJC por sus siglas en ingl¨¦s), financiado por la Fundaci¨®n de Bill y Melinda Gates. Fotograf¨ªa: Daniel Hayduk (Dar Es Salaam) y Tom Saater (Lagos). Edici¨®n de v¨ªdeo: Journalistbureauet TANK. Im¨¢genes del dron: Chris Morgan. M¨²sica: Esben ¡®Es¡¯ Thornhal.
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